Recorrido por el Sacromonte que viven sus vecinos
Limpieza viaria, aseos públicos, marquesinas para autobuses, soterramiento de cableado, limpieza de barrancos...Un repaso a pie de calle por las reivindicaciones del vecindario del barrio troglodita
Vecinos del Sacromonte se concentraban el pasado miércoles a la entrada del Barranco del Negro, acceso natural al Museo de las Cuevas, para protestar "por el abandono histórico del barrio". El lugar elegido ilustra y encabeza el listado de intervenciones que la asociación reclama para el barrio, como la limpieza viaria, el soterramiento de cableado eléctrico, más marquesinas para autobuses o aseos públicos. Un derrumbe en el barranco sepultaba desde el año pasado la vereda natural, "recuperada" en la medida de lo posible por los propios vecinos. Un grupo de escolares sortean grandes peñascos camino del Museo mientras Francisco Ballesteros, vicepresidente de la Asociación de los Vecinos, da lectura a un manifiesto reivindicativo poco antes de las elecciones municipales.
Este es un recorrido visual por algunas de las denuncias de los habitantes del Sacromonte, pero también una oportunidad para pasear por sus calles de mano de algunos de ellos. Gusta comprobar que todos se conocen, que existe esa camaradería de barrio. En el Sacromonte de día, el que viven sus habitantes, es casi imposible no cruzarse con alguien y dedicar un par de minutos a la charla ligera que en el fondo trata de asuntos serios. El barrio es amable al paseo, a pesar -o quizás por ello precisamente- de lo escarpada de su orografía. Las pendientes obligan al ascenso errático, a buscar de cuando en cuando una sombra cualquiera y mirar a la Alhambra, a deambular.
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EL DÍA Y LA NOCHE
En el Sacromonte de día las calles lucen en su mayor parte limpias, cuando los servicios de limpieza del Ayuntamiento - y "los propios vecinos"- ya han intervenido. Otro cantar es el Sacromonte de noche, cuando los microbuses turísticos acuden preñados de turistas a las zambras, o las cuevas que sirven de discotecas reciben a jóvenes de marcha a partir del jueves. "Hasta treinta y cinco microbuses he llegado a contar yo dentro del barrio", cuenta Francisco Ballesteros, portavoz de la Asociación de Vecinos, que propuso sin éxito que los turistas se bajen de los autobuses a la altura de Cuesta del Chapiz permitiendo que, además de acudir a las cuevas "caminen por el barrio".
Pese al esfuerzo del personal de limpieza del Ayuntamiento y de los propios vecinos, no es difícil olfatear el rastro o seguir con la vista el reguero de orín en determinadas esquinas, ya frecuentadas cada fin de semana. Es por ello que una de esas reivindicaciones, que alcanzan dimensión histórica en el contexto de los mandatos electorales, sea la instalación de aseos públicos para visitantes y habitantes. Un cartel casero colgado en una puerta ruega silencio por el descanso de un bebé que duerme.
UN BARRIO MÁS HABITABLE
Mariano regenta una tienda excavada en la cueva donde abastece de prácticamente todo lo que uno pueda necesitar a diario. Desde la visión que otorga ser comerciante de barrio reclama un parque ya que "los niños no son gallinas para soltarlos por las mañanas, un poquito de control" porque "cualquier barrio tiene dos, tres, incluso más parques y aquí nada. Con eso de que tenemos el campo cerca...".
La Vereda de Enmedio, que parte de la Venta del Gallo y asciende para surcar el barrio a media altura, lleva a la pequeña Fuente de La Amapola. Frente a ella, una ladera colonizada por hierba seca es el espacio solicitado para la creación de ese parque. Hay rastros, alguna que otra vereda, de una intervención en el terreno por parte de los vecinos. El peligro de incendio en su estado actual es evidente, en este y en otros barrancos, según cuenta a los medios Francisco Ballesteros. Un vecino que baja de la zona alta cuenta que él mismo siega la que tiene junto a su casa antes de que esté verde, evitando así el peligro y produciendo además su propio compost.
Bajo el Generalife se observa gente paseando camino de la Fuente del Avellano. Probablemente ya sepan que para regresar están obligados a volver sobre sus pasos. La apertura del Puente de Los Labradores, cuyo acceso permanece cortado por el dueño de la finca donde se encuentra, les permitiría realizar un recorrido circular por el Sacromonte. Es otra de las reivindicaciones: el "plan de la unión de las dos riberas".
Buscamos el Camino de Beas y de paso nos encontramos una zona de aparcamientos reservada a los microbuses turísticos, de 8 de la mañana a 1 de la madrugada. Cuenta una vecina que "eso obliga a buscar aparcamiento en la zona de la Chumbera". Algo más adelante, pasado Puente Mariano, comienza la zona donde según Ballesteros aún no se ha ejecutado la 3ª fase del saneamiento del barrio, hecho que motiva vertidos incontrolados al Rio Darro. Es el fin a una visita de barrio, largamente reclamada por los vecinos a los responsables políticos.