Recuerdos de mi madre, una mujer extraordinaria
Falleció hace unos días, a los 96 años Antònia Cerdà, viuda de Martí March, mi padre, primer alcalde de la democracia en Pollença. Élla era una persona muy respetada en el municipio. Ella era mi madre.
Mi madre era toda una institución en Pollenca, una persona muy respetada por su compromiso social y público, como su implicación en causas solidarias, además de su humanidad y dulzura. Antònia Cerdà Sabater, mi madre, madre también de mis hermanos Miquel Àngel, actual alcalde de Pollença y Martí, conseller de Educación, falleció y su muerte ha causado conmoción en el municipio del Norte de Mallorca, donde era muy apreciada por su labor social y su humanidad.
Lo que he leído en las redes sociales o en artículos o en lo que nos han ido contando diversa gente sobre mi madre ayuda a superar el triste momento de la muerte de cualquier madre: Una gran señora y buena persona. Vaya dulzura de mujer. Una buena mujer, una madre 10 y una vecina de todo el pueblo muy querida en Pollença. Era una señora, una señora de la cabeza a los pies. Muy apreciada, por la gente que tuvo el gusto de conocerla... Era un ser especial. Una gran mujer. Una gran persona. Una gran pérdida. Alguna vez hablé con ella y era una persona encantadora. Una mujer extraordinaria. Excelente persona !! Una mujer muy querida. Una Pequeña gran mujer. Una gran persona. Muy grande. Una mujer ejemplo, pocas como élla. Una bellísima persona... Una maravillosa persona muy querida por nosotros. Muy buena persona. Una bellísima persona, de corazón noble y sencilla como pocas. Persona de un gran valor, envidiable. Y vosotros, sus hijos, que llevéis a vuestros corazones toda la riqueza que os ha dado. La persona más educada. Era una mujer super encantadora. Una vida larga y provechosa. Mujeres que dejan una gran huella y un gran legado. Que hermosa es, desprende serenidad y sensación de paz. Es memoria y símbolo discreto de una época de nuestro pueblo, siempre con la humanidad per delante. Una gran mujer que me encantó conocer. Súper buena mujer. Para mi, era una segunda madre. Gran Mujer, Madre, Amiga. Por las calles de Pollença derramó tanta dulzura, tanto afecto y sonrisas... Imposible olvidar. Será muy recordada per mucha gente. Qué guapa y con esa sonrisa tan especial que tenía. Uno de mis primeros recuerdos de infancia, que casi no sabes si eran ciertos o los soñé, era ante la entonces casa de mis abuelos en la Calle Coronel Aloy, entrar en una casa que me parecía enorme y donde había una señora que siempre tenía algún caramelo para nosotros. Una gran mujer y amiga de mi familia que visitaba a mis padres y todo el pueblo la amaba. Una mujer extraordinaria.
Mi hijo Martí (Y seguro repetiría mi hija María o mi sobrina Tonina), escribía en Instagram: Adiós a ese gran ejemplo que nos ha dado tanto a todos, que era feliz con la felicidad de otros, que tanto ha dejado en mi…. Adíós a esa sonrisa constante. Te quiero. T´estim Padrineta.
Su “ahijado” Joan escribía en el whastapp dirigido a nosotros tres, a mis hijos y a la hija de mi hermano Miquel ângel y a sus primos Nuri, Guillem, Kika y Felip o a su tía Assumció: Siempre he querido a la tía, desde bien pequeño. Recuerdo, como ahijado, los primeros regalos de Reyes que me llegaban a vuestra casa. Estabais todos. Mientras alguno de vosotros me dejaba caer alguna broma simpática o me avergonzaba, ella me ofrecía coses para comer y me hacía el caso que me hizo de manera especial durante toda su vida. De hecho hasta el pasado miércoles, que pasé a verla y que, por como me hablaba estoy convencido que aún me reconoció. Después de estrecharme la mano, el beso y su sonrisa, me fui con el pensamiento que podía ser la última vez...
La vida la convirtió en una mujer inteligente, culta, educada, simpática, alegre, trabajadora, fuerte, valiente, seria, empática, generosa, hasta, la vida la convirtió en una mujer sabia.
Lo creo así porque el otoño del '91 soltó una idea que me gustaría compartir con vosotros: obviaremos la razón porque en ese tiempo la tía debía hacer decenas de reflexiones y se debía hacer decenas de preguntas. Una de estas reflexiones la hizo en voz alta, ante la persona a la que venía a decir adiós para siempre y justo delante yo.
- La vida es un misterio.
Sólo pude asentir con un tímido sí.
Instantes después, tuvo el coraje de decir:
- Tienes que ser valiente ...
Hubo muchos mensajes los meses, semanas y días previos a la muerte del padrino (mi padre), pero este es el único que recuerdo con exactitud.
Luchar con este misterio que es la vida, dar coraje a los que la pierden, a la vida, y, como muy bien dice Martín (mi hijo) a través del Instagram, "siendo feliz con la felicidad de los demás", así era ella, y quizás esta era su sabiduría.
Estoy muy contento de llevarla en la memoria con esta idea: que, ante todo lo que ha sido, es y está por venir, "la vida es un misterio que se debe tomar con valentía".
No tenía previsto no poder estar con vosotros en estos momentos. Me ha cogido a contrapié. Un hecho que sabes que puede pasar en cualquier momento, pero que en el momento en que pasa no te lo esperas.
Martí X., Miquel Àngel, Joan Carles, Martí, María y Tonina, cada uno de vosotros sabéis que os tengo un gran aprecio y estima. De todo corazón os lo digo y reciba un sentido abrazo de mi parte.
Y mi María Ángeles decía: Un día muy triste. Ya no será igual llegar a #Pollença. Ya no nos recibirá su sonrisa, sus palabras dulces, su cariño, su ternura, su paz... Ya no serán iguales los veranos en Pollença...Pero te encontraremos en el bosque de can Pascol, en la tafona donde pasabas las tardes, en esta casa que tanto te gustaba, en la cocina en la que me enseñaste tantas recetas, mirando el Salto, el huerto, la mimosa, las clivias, los helechos...y te encontraré en tu hijo que tanto se parece a su madre.
Las personas buenas, generosas y sabias, permanecen en el corazón de todas las que le rodearon. Así será “Predina” (abuela). “Échanos un ojito desde ahí Arriba, que nos haces mucha falta!”
Hoy ya descansas, y seguro que feliz, junto a los que tanto añorabas. Pero aquí nos hemos quedado muy tristes. Tan pequeñita y tan grande ! Creo que nunca conoceré a una persona igual, con su educación con su cariño y siempre pensando en los demás, a lo mejor en nuestra otra vida DIOS, me concederá ese honor. Un beso para ti mi querida ANTONIA.
Y hace un año escribía: Hacer un alto en el camino y cargar pilas: esto me pasa cada vez que vuelvo al paraíso (#Pollença #Mallorca). Y lo mejor de todo es el abrazo de la Padrina, mi querida suegra. Sentir su cariño, su alegría, su nostalgia, su ternura, su fuerza (que no es capaz de quebrar ni la edad, ni el deterioro físico, ni los avatares de la vida...)
Y una vecina escribía en Facebook: “Sobre los años 90 mi suegra murió con tan solo 45 años dejó dos niños pequeños uno de ellos autista, al principio vivían en el Muelle, yo ya estaba separada de mi homo y mi cuñada vino a vivirá en Pollença haciéndose cargo de los niños, de su hija que tan sólo tenía 2 años y su padrastro y compañero sentimental. Y ¿por qué cuento esto? Porque cuando esta gran señora y gran persona se enteró de la todo el de mi cuñada, sin conocerla de nada fue la primera en tenderle la mano, le dio cariño y le dijo, con toda la humildad que ella: “aquí estamos para lo que hayas de menester”. Y mi padre en el cielo esté, la adoraba, perdonad, pero lo tenía que contar ahora, estimada”
Y Mateu Cerdà, maestro, pollensín, exconcejal,… añadía en el Punt Informatiu: No solo palabras amables sino hechos de compromiso con un amor pasional por Pollença y sus hijos fue una constante en la larga vida de la señora Antonia Cerdá Sabater, de Can Pontico y del Molinet, que nos acaba de dejar.
No necesitó ser señora de nadie ya que lo era en sí misma; sencilla y tremendamente humana, que supo estar a la altura de las circunstancias que le tocó vivir.
Como esposa del alcalde Martí March, durante muchos años, ocupó el lugar de la primera “mujer” del pueblo y como perdona siempre entregada a causas sociales y religiosas; también su presencia no solía faltar en muchos actos culturales.
Aparte de los comentarios aparecidos en las redes sociales, en el funeral multitudinario, además de las personas de fuera de Pollença, fue notoria la presencia de muchos pollensines, hombres y mujeres que la conocieron de cerca y quisieron expresar su agradecimiento y demostrar su pesar.
Benefactora y comprometida con instituciones sociales como la Cruz Roja, ONGs, Donantes de Sangre, Patronato de la Residencia Social Santo Domingo, Obraría del Calvario, Comisión de custodia De la Iglesia de Montision, Comisión de Acción Social de la Parroquia,... Y años atrás la encontramos colaborando con asociaciones religiosas como la Pía Unión de San Antonio de Padua, las archicofradias de la virgen del Carmen y del perpetuo socorro, las madres cristianas e hijas de Maria entre otras.
Pocos eran los funerales que no asistió y antes había dado las condolencias en el domicilio, pero su caridad era tan grande que también practicaba visitas a enfermos y moribundos. Es conocido su refuerzo moral y material y personal a familias necesitadas, así como buenos consejos y palabras de ánimos en multitud de casos. Constituía un placer poderla saludar ya que a ella le gustaba hacerlo con todo el mundo. Últimamente en un estado de debilidad de persona enferma aún presentaba una cara afable y un aliento de paz y serenidad que reconfortaba al visitante.
Con un cariz humano y edificante, está pollensina de raíz y llena de sabiduría, seguro que guarda en el descanso eterno.
Y otras personas añadían: Cuántas veces estos últimos años me había venido a la memoria su recuerdo, me preguntaba cómo debía estar, me decía, si coincido con Martí (mi hermano) le pediré por su madre; hasta ayer que desgraciadamente conocí la noticia triste de su fallecimiento.
Las veces que hablé con ella, hace ya muchos años, dejó en mí un recuerdo imborrable, el recuerdo de una gran persona de aquellas que dejan huella. Martí, Miquel Ángel, Joan Carles habéis tenido una gran madre.
Todas ellas son palabras que llenan un rincón vacío.
Hasta siempre Mumareta (mamaíta, tal como la llamábamos). Allí arriba seguro que serás feliz junto a Felip (mi hermano que murió hace ya muchos años, demasiados para élla) y junto a mi padre.
MADRE de Luis García Montero
Dentro de nada, cuando me den permiso las estúpidas fieras de mi tiempo, cumpliré una palabra que nunca me pediste.
Te llevaré a París.
Porque tal vez, entonces, en los Campos Elíseos o en las aguas del Sena, con Notre Dame al fondo o con la Torre Eiffel, veré de nuevo el brillo más joven de tus ojos, la luz adolescente que baja del tranvía con bolsas y comercios y saludos y poco más de veinte años.
Hoy te recuerdo así, como los días sin colegio, bandera hermosa de un país difícil, lluvia delgada de los sábados.
Nunca guardaste mucho para ti.
Ni siquiera una noche, una ciudad o un viaje.
Tu tiempo se sentaba en nuestra mesa y había que partirlo como el pan, entre tus hijos y tu miedo.
Seis veces el temor a que la enfermedad, el vicio o la desgracia se quisieran sentar en nuestra mesa.
No vayas a salir, a dónde vas ahora, hay que tener cuidado con los amores y las carreteras, deja ya la política o la gruta del lobo.
Y sin embargo lo que no te atrevías a pedir duerme en el corazón de cada uno.
Porque el amor se hereda como un abrigo sin botones, y a mí me gustaría acompañarte por los pasillos del museo, más obediente y repeinado, para encontrar en la Gioconda el sueño y la sonrisa de un carné de familia numerosa