Registro de Voluntades Vitales: actuaciones médicas antes de la muerte
La mayoría de las personas que acceden a este servicio piden "morir sin dolor ni sufrimiento"
A la entrada del Hospital Clínico San Cecilio de Granada hay un despacho. En su puerta un letrero: 'Registro de Voluntades Vitales'. Detrás de esa puerta se encuentra Lucía Martínez, coordinadora del Área de Participación Ciudadana del Hospital San Cecilio de la capital, y también registradora de voluntades vitales.
Ella lo ha definido muy bien. "Registrar la voluntad vital anticipada es dejarse los deberes hechos", más claramente aún, se trata de que una persona que está en pleno uso de sus facultades decide, para cuando no tenga la posibilidad de expresarse, qué actuaciones sanitarias deben llevar a cabo con ella los profesionales de la sanidad. "En este documento se especifica si quiere pasar sus últimos días conectada a una máquina, tener respiración artificial, reanimación cardiopulmonar, sedación paliativa, o transfusiones de sangre", explica Martínez.
El paciente que acude para hacer la declaración "puede determinar cualquier tipo de actuación que considere necesaria según su propia voluntad. Recordando que siempre se efectuarán en caso de enfermedades terminales que no ofrecen alternativa alguna posible de curación".
Este Registro de Voluntades Vitales se lleva a cabo en el Hospital Clínico desde enero de este año, "pero en la Delegación de Salud se está haciendo desde 2003. Ahora mismo llevamos una media de 4 registros por semana", asegura Lucía Martínez, que reconoce que desde que este servicio se presta en los hospitales la ciudadanía lo ha interiorizado muchísimo mejor y se han incrementado el número de registros efectuados. "Llevar a cabo este registro requiere un tiempo, a veces una hora, o incluso más, porque se trata de algo delicado, y aunque en la mayoría de las ocasiones los pacientes han leído la Guía facilitada en la página web de la Consejería de Salud, siempre tienen preguntas, dudas o confusiones..." En la provincia de Granada hay siete puntos donde se lleva a cabo este Registro de Voluntades Vitales; en Motril, Baza, Guadix, Loja, y dentro de la capital en tres enclaves, el Hospital Virgen de las Nieves, el San Cecilio y en la Delegación de Salud.
La labor de Lucía es fundamental, porque también se encarga de explicar aquellos tratamientos que actualmente están recogidos por la legislación española, y cuáles son constitutivos de delito. "Hay gente que por ejemplo me ha dicho que debido a los fuertes dolores que tiene quiere que se le practique una eutanasia. Se le ha tenido que explicar que en nuestro país esa medida no está permitida. No es legal", ha reconocido esta especialista, recordando algunos casos que ha tenido que atender.
Todas las personas mayores de edad y menores emancipados pueden hacer este registro de voluntades vitales. "Hay gente que piensa que es demasiado joven para llevar a cabo este registro, o que no está enferma para tener que tomar este tipo de decisiones", explica esta profesional, "pero lo cierto es que se trata de un trámite que puede modificarse a lo largo del tiempo, o incluso revocarse". El perfil de los pacientes que se lo han hecho hasta ahora es más de mujeres que de hombres, y "la edad estrella es desde los 59 hasta los 69 años".
También explica que durante este tiempo se han dado algún que otro malentendido respecto a este servicio. "Por poner ejemplos, me gustaría recordar que este registro no se debe confundir con un consentimiento informado, que es lo que se utiliza para las operaciones, en el caso de personas con unas determinadas creencias religiosas, como los Testigos de Jehova, que con especificar en este consentimiento que están en contra de las transfusiones sanguíneas es suficiente".
Uno de los aspectos más importantes del registro de voluntades vitales es el tema del representante. "Se trata de una persona, de total confianza del paciente, que será el encargado de decir a los médicos qué medidas se deben tomar o no con respecto a su representado. Es por lo tanto, una persona que conoce a la perfección los deseos del paciente, así como su filosofía, forma de ver la vida y creencias". Reconoce Lucía que es un tema que todavía no se tiene muy claro, "lo normal es que la gente traiga el anexo 1 y 2, mientras que el 3 lo consideran secundario, y necesitan una explicación más detallada con la que determinan que nombrar un representante sí es muy importante".
Dada la experiencia de Lucía, lo que la gente quiere es "morir sin dolor". Y eso ocurre porque la mayoría de las personas han tenido una experiencia cercana en este sentido, y no quieren volver a repetirla, o "no quieren que llegado el momento en que se encuentren en esa misma situación su familia más cercana tenga que pasar por lo mismo". De todas los registros que ha hecho explica que tan solo se ha encontrado con una persona que ha rechazado toda sedación paliativa, "me dijo que era por motivos religiosos".
Reconoce que no se necesita una fortaleza especial para trabajar en este campo, pero que los cursos de formación sí son muy importantes porque ayudan a exponer todas las ideas de una forma clara y sencilla, y poder llegar a la gente que se acerca a la consulta, sin saber muy bien qué es lo que quieren. "La gente sale satisfecha después de haber hecho este trámite, y yo me quedo con eso". Asegura que es una aportación fundamental en sistema sanitario público, que respeta al máximo los deseos del paciente, "centramos nuestra atención de forma absoluta en lo que el paciente quiere, respetando su dignidad".