Resumen de 2024 | Abonados a los finales agónicos en un año de despedidas y nuevas ilusiones
El Covirán encara el 2025 dejando atrás una nueva salvación 'in extremis' y unos meses de continuos cambios donde el sueño de la ACB permanece intacto
El 2024 llega a su fin y en la memoria quedan momentos que perdurarán por siempre en la memoria de los granadinos y, sobre todo, en la mente de unos aficionados rojinegros abonados a la ilusión y al sufrimiento a partes iguales. El año que ya vive sus últimos coletazos ha dejado, una vez más, finales de infarto, caídas, remontadas, pero por encima de todo, la certeza de que el Covirán Granada seguirá siendo un equipo que pelee hasta su último aliento este 2025 por seguir alargando el sueño aun vivo de la ACB.
Llegadas y salidas en la necesaria reconstrucción rojinegra
El 2024 comenzó de forma algo convulsa para los de Pablo Pin. Jonathan Rousselle ya formaba parte del equipo y Yiftach Ziv abandonó la plantilla en los últimos días de diciembre. Por delante un mes para tratar de finalizar una primera vuelta que no había comenzado de la mejor forma y el reto de reconstruir el vestuario para que el objetivo de la permanencia no se diluyera con el paso de las jornadas. En esas, con la derrota ante Breogán y la victoria ante Obradoiro en el Palacio (futuro rival directo por la permanencia), tocó recibir al Barcelona. Un partido donde no se dio la tan ansiada campanada, pero que dejó una noticia aun más importante: Evaldas Kairys y Artur Konontsuk dejaban el Covirán Granada. Pequeño terremoto en el club rojinegro que se palió con la llegada de Malik Dimé. Unos cambios en el vestuario que todavía no mostraban su repercusión en la pista.
Adiós Thomasson, bienvenidos futuros héroes
El parón de la Copa del Rey y las Ventanas FIBA se acercaba mientras que el Covirán Granada se enfrentaba a una gran reconstrucción de la plantilla por la que había apostado en el mercado estival. Los movimientos no dejaron de sucederse, algunos claramente inesperados. Joe Thomasson salió del conjunto rojinegro para poner rumbo al Maccabi Tel-Aviv, la afición granadina perdía a su héroe de la anterior permanencia. En su lugar, aparecieron las figuras de Elías Valtonen y Jacob Wiley, dos jugadores que con el tiempo acabarían siendo los abanderados de una nueva gesta para la historia. Pero antes de tocar la gloria había que pasar por un nuevo bache. Dos derrotas más al casillero, entre ellas una sumamente dolorosa ante Manresa con un triple decisivo sobre la bocina de Steinbergs, haciendo un total de 16 partidos perdidos y tan solo seis triunfos.
Un ex NBA en Granada
El regreso a la competición trajo consigo luces y sombras para el Covirán Granada. Los rojinegros cayeron ante La Laguna Tenerife (en aquel momento Lenovo Tenerife) consumando así su quinta derrota consecutiva y situándose en una situación sumamente complicada en la clasificación. Empatados a seis triunfos con Breogán y Obradoiro y teniendo a Palencia con cuatro victorias, el mes de marzo se antojaba vital para el futuro del equipo en la competición. Los de Pablo Pin resurgieron con dos triunfos ante Bilbao Basket y Joventut Badalona en el Palacio. Entre medias, la ilusión de la marea rojinegra se renovó con la incorporación de Will Barton. Un ex NBA en Granada. Todas las esperanzas se depositaron en una apuesta que no acabaría saliendo como se esperaba.
Un Covirán siempre cumplidor
Entrados en las últimas siete jornadas de la temporada, cada partido se antojaba como una final para el Covirán Granada. El triunfo ante Joventut había permitido superar a Monbus Obradoiro en la clasificación, pero aun no había nada sentenciado. La adaptación de Will Barton a la competición jamás llegó a producirse haciendo que el jugador abandonase Granada apenas un mes después de su llegada. Nuevo varapalo para los rojinegros que necesitaban encontrar su mejor versión en esta recta final de temporada. La derrota ante Andorra en el Principado al comienzo del mes inundó de pesimismo el entorno del Covirán y los fantasmas de un posible descenso brotaron incontenibles. Los de Pin, tras caer ante Valencia, cumplieron ante Zunder Palencia dejando prácticamente sentenciado a uno de los recién ascendidos. Este fue el primer encuentro de un Scott Bamforth que sería la última pieza de un puzzle que nunca pareció completo. La temporada llegaba a su fin, pero aun quedaba un último golpe en el estómago de los granadinos: la derrota ante Río Breogán en el Palacio. Solo restaban tres jornadas para el milagro.
Una nueva página para la historia rojinegra
Y llegó el mes decisivo. Todo o nada. Cara o cruz una vez más. Tras caer ante el Real Madrid en el Wizink y sacar un triunfo de galones en el Príncipe Felipe para mandar la lucha por la permanencia a la última jornada, el Palacio de Deportes se volvió a preparar para un final de película. Gran Canaria fue el enemigo que debía existir porque sin él no hay historia, aunque fue un villano que no puso la gesta nada fácil. Todo pasaba por vencer a los canarios en el último partido. Al descanso, 11 abajo. Comenzado el tercer cuarto, 16 abajo. Repetir la salvación sobre la bocina parecía cada vez más complicado. Pero algo tiene el pabellón del Zaidín. Un aura, una magia o simplemente el destino premiando el esfuerzo de toda una temporada. Monsieur Rousselle volvió a colgarse la capa de héroe para llevar al Covirán a una nueva permanencia de ensueño. La remontada se gestó desde el orgullo y el coraje de un equipo que merecía seguir un año más en la ACB y que, sobre todo, necesitaba despedir a su capitán, David Iriarte, por todo lo alto. La ciudad volvió a saltar, gritar y llorar de júbilo. La gesta se había conseguido nuevamente, cerrando así un capítulo de la historia rojinegra cuya siguiente página estaría marcada por las despedidas y las bienvenidas. Lamentablemente, un mes de tanta felicidad para la familia del Covirán se cerró con la amarga despedida a Ángel Vaca, quien falleció el pasado 31 de mayo a causa de un cáncer cerebral contra el que combatió durante varios años.
Hora de decir adiós a media historia rojinegra
Mes de salidas y nuevas caras para el Covirán. Con la certeza de tener otro año más en la ACB por delante, el club granadino arrancó la reconstrucción de su nuevo proyecto. En el apartado de salidas, hubo que decir adiós a jugadores cuyo nombre quedará por siempre en el corazón de la marea rojinegra. Lluís Costa, Christian Díaz y Germán Martínez emprendieron nuevos caminos, mientras que Jonathan Rousselle, Jacob Wiley, Scott Bamforth y Elías Valtonen confirmaban su estancia en la ciudad de la Alhambra una temporada más. A ellos se unirían caras nuevas como las de Rubén Guerrero, Iván Aurrecoechea, Edgar Vicedo y Agustín Ubal. Un equipo, como el propio presidente de la entidad granadina confirmó a este medio, rocoso y grupal donde la defensa y la energía sobre la pista serían sus grandes baluartes.
Renovación total para el tercer proyecto de los granadinos en la ACB
El verano seguía consumiendo semanas y aun quedaban algunos flecos de la nueva plantilla por cerrar. El mes de julio arrancó con una noticia que seguro muchos no querían escuchar. David Kramer abandonaba el Covirán Granada para poner rumbo a La Laguna Tenerife. Una pieza vital en la permanencia recién conseguida y en la que se esperaba depositar toda la confianza un año más. Pero no pudo ser, por lo que, a rey muerto, rey puesto. El adiós de Kramer se palió con las llegadas de Sergi García y Gian Clavell, mientras que también se decía adiós a Malik Dimè o Kwan Cheatham. La última despedida, sin duda dolorosa, fue para Cristiano Felicio, mientras que la última bienvenida y el broche final al nuevo proyecto se pondría con la incorporación de Amine Noua.
El baloncesto asalta las calles de Granada
La cuenta atrás para el nuevo año en la ACB arrancó con un mes de agosto en el que la calle se pintó de rojo y negro y el baloncesto invadió el centro de Granada. La pretemporada de este 2024 siempre será recordada como el verano en el que la explanada del Palacio de Congresos se convirtió en una pista de baloncesto para presentar ante toda la ciudad el nuevo Covirán Granada. Nueva piel, nuevos jugadores y miles de personas congregadas en un veraniego y, por qué no decirlo, caluroso 28 de agosto que supuso la primera semilla a unas ilusiones renovadas y la certeza de que la nueva página en la historia del baloncesto granadino tendría la palabra ‘equipo’ escrita a fuego.
Ilusión intacta en un equipo completamente renovado
El periodo de preparación finalizó con el triangular disputado en Armilla donde los rojinegros se vieron las caras por primera vez con un futuro rival directo por la permanencia, Leyma Coruña, y los amistosos ante Baskonia y La Laguna Tenerife. El tiempo de prueba había expirado, la hora de la verdad llegaba para un Covirán Granada renovado y que inspiraba buenas sensaciones, pero el cual tuvo que bailar con las más feas en el pistoletazo de salida de la temporada. Las derrotas ante el Barcelona y Unicaja dejaron un sabor amargo en una afición rojinegra que debía aceptar que el sino del equipo era sufrir para conseguir su objetivo. Una realidad que Pablo Pin tiene más que asumida, pero que no le impide seguir luchando y confiando en que la salvación siempre es alcanzable. El técnico rojinegro desgranó a este medio los entresijos de un proyecto al que tan solo había que darle algo de tiempo para demostrar todo su potencial, sobre todo, defensivo.
Comienzo dubitativo
Con una nueva derrota en el derbi andaluz arrancó un mes de Octubre con más sombras que luces para el Covirán. Aunque la primera alegría de la temporada llegó relativamente pronto y con un resultado magistral a la par que sorprendente tras vencer a Bàsquet Girona en Fontajau por 30 puntos de diferencia, las siguientes jornadas sembrarían aun más la duda en el entorno de los granadinos. Las derrotas ante Tenerife, en el regreso de Lluís Costa y David Kramer a Granada, y ante MoraBanc Andorra dejaban a los rojinegros anclados a una zona baja de la que Leyma Coruña y Hiopos Lleida ya amenazaban con escapar.
Avances a costa de los rivales directos
El primer tramo de la temporada se complicaba por momentos para el Covirán. La llegada de un nuevo mes no trajo consigo un cambio de dinámica en los granadinos. Dos derrotas más ante Bilbao Basket y BAXI Manresa dejaron a los de Pablo Pin como el único equipo con una sola victoria en su poder en la jornada 7 de la competición. Saltaron todas las alarmas alrededor de un plantel rojinegro que seguía confiando en que todo el trabajo realizado durante la semana acabaría por dar sus frutos. Ese día debía ser ante Leyma Coruña. Los recién ascendidos visitaron un Palacio de Deportes vestido de gala, no solo por lo trascendental del partido, sino porque viviría un momento para la historia. David Iriarte, eterno capitán rojinegro, al fin veía su camiseta retirada y colgada para la eternidad junto a las elásticas de otras dos leyendas del baloncesto granadino: Jesús Fernández y Pablo García. Un homenaje que trajo ilusión y fuerzas a quien ahora defienden los colores del Covirán para sumar un triunfo que, a la larga será seguro vital para la salvación. La dinámica positiva se extendió hasta tierras gallegas donde, apenas una semana después. se venció a Río Breogán asaltando el Pazo Dos Deportes por primera vez.
Final de año algo amargo
Llegados al último mes de este 2024 agónico y lleno de momentos inolvidables a partes iguales, el Covirán buscaba entrar en el nuevo año con las mejores sensaciones posibles. El mes de diciembre arrancó con un meritorio triunfo ante el Joventut Badalona. Con la cuarta victoria bajo el brazo, la tercera consecutiva igualando así su mejor registro, los rojinegros han entrado en una compleja situación de la que no han logrado salir en los últimos compases de este año que ya dice adiós. Las derrotas ante Baskonia, Lleida y UCAM Murcia hacen que la entrada al 2025 se produzca con algo de presión en una ACB cada año más competitiva e igualada. Diciembre ha sido un mes de aprendizajes, de conocer la realidad de un equipo que, aun con lesiones llevadas en el más estricto silencio sigue luchando por hacer que el sueño de la ACB siga intacto una temporada más. El 2025 se atisba igual o más complicado que el año que ya empieza a agitar su mano en señal de despedida, pero si algo ha quedado claro en estos doce meses es que la pelea continuará hasta el último suspiro buscando, por qué no, otro final digno de ser grabado en letras de oro en la historia rojinegra.
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