Resumen de 2024 | Un nuevo descenso, otro amago de venta y el despegue femenino
El Granada baja el telón de un año revuelto, en el que perdió la categoría, despidió a Bryan al tiempo que Uzuni goleaba, se desplomó con Medina y se deprimió con Abascal
El Granada baja el telón de otro año revuelto en su historia, y ya van unos cuantos recientemente. Aunque amagó con despegar en un arranque prometedor con los fichajes invernales, cayó en picado hasta estrellarse en un cierre bochornoso de la temporada pasada, que desembocó en desidia en el maltratado aficionado rojiblanco, que también vio caer al filial. Ni siquiera descendió sobre el césped, sin posibilidades ya cuando hizo el pasillo al Real Madrid. En el desastre deportivo se gestó una nueva tentativa de compra del club, liderada por un grupo de empresarios granadinos encabezados por Ignacio Salcedo. Hubo acuerdo entre todas las partes, pero la resistencia de Xiaohua Li a firmarlo lo paralizó todo. Comenzó el nuevo curso y el barco de Guille Abascal no tardó en naufragar. Llegó Escribá para rescatarlo, con Uzuni como aliado. Y entre las tinieblas, la luz del Femenino. Salvó la categoría y en un inicio espectacular está en la zona noble de la Liga F.
Bryan de Múnich
El año rojiblanco comenzó con la despedida del mayor talento que ha surgido de la cantera del Granada en los últimos años. Para cuando sonaron las campanadas, ya era oficial el traspaso de Bryan Zaragoza al Bayern de Múnich al final de la pasada campaña, pero una serie de lesiones acrecentaron la necesidad del conjunto bávaro y forzaron la marcha del extremo malagueño. Tampoco fue un incentivo la deriva que comenzó el cuadro nazarí, a pesar de que logró vencer al Cádiz en el primer encuentro de 2024. En aquel duelo, el habilidoso atacante anotó su último gol con la elástica de las franjas horizontales.
Todo surgió casi tan rápido como se gestó la operación de traspaso en verano. Los dos clubes acordaron la marcha inmediata de Bryan mediante una cesión del futbolista al conjunto bávaro, de modo que no existiera incumplimiento del contrato que, tras el fichaje concretado en diciembre de 2023, mantenía el vínculo del jugador con el Granada hasta el 30 de junio. Una fórmula que añadió a las arcas granadinistas alrededor de seis millones de euros, que se sumaron a los 15 ‘kilos’ del pacto previo. El 29 de enero, en Getafe, el malagueño disputó su último partido con la camiseta rojiblanca. El club apuró el cierre del mercado para incorporar un par de recambios, Kamil Józwiak y Theo Corbeanu, de momento sin impacto.
El desplome y la destitución del Cacique
Todo aquello sucedió con el Cacique Medina ya a los mandos del conjunto rojiblanco, en el banquillo desde el final de 2023. El técnico uruguayo comenzó con el año con una sonrisa, armado con fichajes que endurecieron a su equipo y le permitieron ganar al Cádiz en Los Cármenes, pero el plantel retomó muy pronto su caída libre. Cerró enero sin más puntos que los tres ante el cuadro amarillo y, con algunas caras nuevas más en el vestuario, en febrero arañó otros tres en sendos empates frente a Las Palmas, Barça y Almería, lo que permitió ver algunos brotes verdes. Era un espejismo.
El Granada cayó goleado en La Cerámica, pinchó contra la Real Sociedad e hincó rodilla en Son Moix. Frente al Mallorca, rival directo, fue condenado por un gol en el tramo final del encuentro, en un error de marcaje en un córner propiciado por realizar un cambio en el momento del saque. Fue la rúbrica en la sentencia de Alexander Medina. Tres días después, el club anunció la destitución del técnico charrúa, la primera gran apuesta de Matteo Tognozzi como director deportivo.
Sandoval llega e ilusiona, pero no puede salvar
El siguiente capítulo en el rocambolesco año granadinista lo protagonizó José Ramón Sandoval. El madrileño fue el elegido para dirigir al equipo hasta el final de la temporada, ya cuando sus opciones de salvación pasaban por un milagro. El retorno del técnico perfundió aire fresco en el conjunto rojiblanco, que se contagió del optimismo del preparador y logró enlazar tres jornadas sin perder, con triunfos contra el Alavés y Osasuna. La alegría llegó también a la grada, aun consciente de que el más mínimo traspiés acababa de manera matemática con el último ciclo del Granada en Primera División. Tanto al técnico como a la hinchada les salían las cuentas, pero el destino del equipo era inevitable y no tardó en suceder.
El corredor de Segunda División
El conjunto rojiblanco visitó al Sevilla justo tras esa secuencia de buenos resultados y el cuadro hispalense, que tampoco estaba en una buena situación, no tuvo miramientos. Le endosó un 3-0 que convirtió la permanencia en una misión imposible para el Granada, aunque las matemáticas quisieron mantenerlo con pulso unos días más, hasta el 11 de mayo. En esa fecha, el Madrid campeón de Liga visitaba Los Cármenes. Unas horas antes, el Mallorca certificó el descenso del conjunto nazarí, sin que ni siquiera hubiera saltado al césped. Cuando lo hizo, ya era un equipo de Segunda División, que ante la decepción de su público hizo el pasillo al líder incontestable de la máxima categoría del fútbol español. En aquel partido, la afición del Granada entró en fase de desidia, desapegada de quienes defendían su escudo.
Lo que llegó después no fue más que una larga agonía para el granadinismo, por más que la irrupción de Sergio Rodelas proyectara un haz de esperanza hacia el futuro. A la goleada del Madrid en Los Cármenes (0-4) siguió la derrota rojiblanca en Vallecas (2-1). El retorno al Zaidín, para el choque frente al Celta, ya sobraba. El conjunto dirigido por Sandoval perdió por la mínima (1-2) tras una reacción enfurecida ya en las postrimerías del duelo. Anotó Bruno Méndez y el fútbol otorgó a Antonio Puertas la oportunidad de despedirse del Granada con un último gol desde los once metros, pero ni siquiera eso salió. Calamitoso. La última jornada, con los de franjas horizontales pensando en que terminara la tortura, deparó un último ridículo, vapuleados los nazaríes por un Girona de Champions. Dovbyk quería el pichichi e hizo del cuadro granadinista un muñeco de trapo al que endosó un 7-0. Duro.
El Recreativo también baja
Pero la deriva rojiblanca, por brotar desde su seno interno, no afectó únicamente al primer equipo. El Recreativo Granada también sufrió el temblor de la estructura y, tras un curso lúgubre, certificó su descenso en abril. Encadenó después, de la mano de Germán Crespo, tres victorias que parecían prometer un final, al menos, entretenido, si bien la reacción fue espumosa. Terminó el curso como colista, con solo 27 puntos y a 18 del corte de la permanencia. Únicamente ganó siete encuentros, empató otros seis y perdió 25. No le está yendo mucho mejor en su regreso a Segunda Federación, con Jon Erice al frente. Se encuentra en puestos de descenso tras haber disputado 17 partidos, a cuatro puntos de asomar la cabeza por encima del farolillo rojo.
El Femenino sí es de Primera
El Granada Femenino, en cambio, se mantuvo ajeno a la debacle. Regresó a la Liga F con la ilusión por bandera, pero la categoría recibió mal a las rojiblancas, que comenzaron el año en puestos de descenso, con solo una victoria en su casillero. Con el paso de las jornadas, sin embargo, el cuadro nazarí asimiló el fútbol de la máxima categoría del fútbol español y se apropió del espíritu de la eterna lucha para iniciar su particular remontada. Ganó al Betis y en febrero empezó una racha de cuatro jornadas consecutivas sin perder para creer en la salvación. Cumplió frente al Madrid CF y contra el Villarreal, para afrontar la recta final del curso en buena posición.
El camino parecía llano, pero las rojiblancas tropezaron en sendos duelos directos contra el Betis y el Sporting de Huelva, lo que unido a una contundente derrota frente al Levante deparó una última jornada decisiva. Las de Roger Lamesa visitaban Ipurua para medirse al Eibar, que ya había escapado de la pomada, con la obligación de ganar. Fue, probablemente, la primera vez que el Granada dejó ver los cimientos del equipo que en esta campaña vuela en Liga F. La sociedad que ahora está de moda conectó en un córner para que Edna encarrilara el choque muy pronto y Lauri, asistida por Laura Pérez, rubricó el segundo. Para la historia quedará la imagen de las futbolistas en el césped armero, viendo en sus móviles cómo el resto de resultados hacía de ellas jugadoras de Primera un año más.
La venta del club, más cerca que nunca
En lo que todo esto sucedía, en el seno del Granada se producían movimientos sigilosos. Un grupo de empresarios liderado por Ignacio Salcedo, CEO de Greening Group, se decidió a adquirir en propiedad al club rojiblanco e inició una larguísima negociación. En el tira y afloja, pasaron semanas y meses, hasta que todo desembocó en un acuerdo únicamente pendiente del entendimiento entre DDMC, que es el holding que posee la mayoría accionarial de la entidad, LaLiga y Gino Pozzo. Toda la operación, desgranada capítulo a capítulo por GranadaDigital, se movió en torno a una cifra de entre 55 y 70 millones de euros.
"Firma ya"
Con todo prácticamente pendiente de la firma de las partes, surgió un obstáculo que a la postre resultó insalvable. Xiaohua Li, exconsejero del Granada y gestor de un porcentaje cercano a la mitad del paquete accionarial mayoritario del club, se negó a dar su visto bueno, pese a que el acuerdo contaba con la aprobación de Sophia Yang, Javier Aranguren, Gino Pozzo y todos los agentes. Las conversaciones de los empresarios interesados en la adquisición de las acciones derivaron a los cargos superiores de DDMC, a fin de forzar la firma, y todo acabó en una petición unánime de la afición, que incluso colocó pancartas en el hotel donde suele residir el antiguo dirigente cuando visita la ciudad. Su negativa condujo a que la deuda al anterior propietario llegara a Bruselas, y ello a una administración judicial que mantiene todo a la espera. El grupo empresarial todavía insiste en las conversaciones para salvar esta traba y todo queda pendiente de que la jueza tome una determinación. Tarea ya para el 2025.
Guille Abascal, otra apuesta fallida
En lo que se disipaba el futuro de la entidad granadinista, o tal vez se enturbiaba aún más, el club inició un nuevo proyecto. Tognozzi confió el primer equipo a Guille Abascal, un joven trotamundos que, sin embargo, nunca había dirigido en el fútbol profesional español. Con una base de la plantilla anterior, el sevillano emprendió una aventura que no tardó en convertirse en pesadilla. Su Granada no encontró una identidad y firmó un inicio espantoso. Perdió en Los Cármenes, frente al Albacete, en el arranque liguero y en rueda de prensa no se cortó al pedir apoyo. "Hay que comer mierda para saber cómo sabe el jamón", sostuvo. Ganó después por la mínima en Ferrol y volvió a pinchar ante su público contra el Huesca, por un contundente 1-3.
Los demás aspirantes no terminaban de carburar, por lo que su crédito se estiró algunas jornadas más. Empató contra el Deportivo y enlazó otras tablas en el Martínez Valero, resultados que no cazaban los fantasmas que ya revoloteaban a su alrededor. El derbi contra el Málaga era su prueba de fuego. El conjunto blanquiazul logró el empate a dos en un saque de esquina en el descuento y Weissman, todavía en el alargue, dispuso de un penalti para indultar a su entrenador. Lo detuvo Herrero al tiempo que el Granada firmaba el finiquito de Abascal.
Escribá reinstauró el orden
El elegido para reconducir el rumbo rojiblanco fue Fran Escribá, un técnico sereno y experimentado, que no necesitó demasiado tiempo para reinstaurar el orden en el disperso cuadro nazarí. Se estrenó con un empate en Burgos, pero de inmediato empezó a ganar. Mirandés, Córdoba, Tenerife y Castellón sucumbieron de una tacada ante los de franjas horizontales, sin mucho brillo en su fútbol pero sí con sobriedad. Levante y Zaragoza remarcaron un bache, pero, aun con altibajos, el Granada ha mantenido el pulso a una categoría igualadísima. Lastrado por ese mal inicio, se despide del 2024 séptimo, con los mismos 33 puntos que el equipo que marca el corte del playoff , pero con margen de mejora, ya en los dieciseisavos de Copa del Rey y envuelto por una sensación muy distinta de la que desprendía Abascal.
Uzuni, el goleador centenario
En este resurgir granadinista ha influido sobremanera, además de la mano de Escribá, el colmillo afilado de Myrto Uzuni, siempre dispuesto a dejarse el alma para que su Granada esté en Primera. Sin cuajar un ejercicio sobresaliente -solo Bryan Zaragoza despuntó-, el albanés hizo seis goles en los últimos meses del conjunto rojiblanco en la máxima categoría para cerrar la campaña con once dianas, y en lo que va del presente curso ya lleva 14 muescas. Una veintena de tantos en el año en el que, además, se convirtió en centenario como jugador rojiblanco. Ya es el máximo goleador extranjero de la historia del club y está convencido de seguir haciendo historia en defensa del escudo de la bala y el balón.
El Femenino da rienda suelta a la ilusión
En paralelo, el Granada Femenino inició una nueva andadura en Liga F, con un núcleo conformado por futbolistas que ya estaban la pasada campaña, pero nuevo director de orquesta. Arturo Ruiz asumió los mandos del equipo e imprimió una idea de fútbol que desde el inicio empezó a germinar en el conjunto rojiblanco. Los resultados tardaron en llegar, pero una vez que lo hicieron, permitieron a las nazaríes desplegar las alas y dar rienda suelta a la ilusión. Edna calibró el rifle y Laura Pérez se colgó una mochila de reparto de asistencias para convertirse, respectivamente, en la segunda máxima artillera de la categoría con nueve dianas y en la máxima asistente con otros nueve pases de gol. Todo ello unido al armónico juego de las de franjas horizontales las han instalado al final de la primera vuelta en la sexta plaza, más cerca de Europa que del descenso. La guinda fue la Copa de la Reina, que deparó la eclosión granadinista antes de las vacaciones. La mejor noticia en clave Granada CF.
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