Resumen semanal | La lucha por la paz y la igualdad no admiten discusión

El de 2022 estaba llamado a ser un 8M histórico y así fue. Había ganas, muchas, por volver a tomar las calles, reivindicar y clamar por una sociedad en pie de igualdad que luche contra las brechas y las violencias que frenan, cuando no directamente silencian o borran del mapa, a las mujeres. No se pudo hacer en 2021 al completo, y en 2020 la manifestación quedó empañada por quienes quisieron desviar el foco de la protesta responsabilizando al feminismo de la pandemia. Pandemia que, por cierto, hoy parece superada porque otro tema, la invasión rusa de Ucrania, la ha desplazado de las prioridades informativas y de la audiencia. Por eso, este Día Internacional de la Mujer que estaba llamado a ser histórico lo ha sido y por partida doble.

Con el marcado acento reivindicativo de siempre, más de 30.000 personas marcharon por las principales arterias de Granada bajo el lema 'Ni invisibles ni precarias. Derechos para todas'. Treinta mil personas que suponen el doble de ojos, pero el mismo número de miradas porque todo el mundo tenía la vista puesta también en Ucrania. Especialmente la comunidad de mujeres nativas de ese país que reside en Granada, que quisieron alzar la voz en GranadaDigital para mostrar su rechazo a la ofensiva delirante e imperialista de Putin. La guerra está generando una crisis humanitaria sin precedentes. A la provincia ya han llegado los primeros refugiados. Un momento recogido por las cámaras de GranadaDigital. Mientras, desde la iglesia del Ángel Custodio, en el Zaidín, partía el primer bus con ayuda humanitaria que, de vuelta, ha traído más esperanza en forma de vidas humanas a la capital. Y es que cuando un tirano hace una apuesta, la contestación del conjunto de la sociedad debe ser redoblarla con iniciativas como las descritas líneas atrás o la del Arzobispado de Granada, que ha organizado una caravana de vehículos privados para recoger a más personas en la frontera polaca.

Hasta allí precisamente se ha trasladado durante tres días el periodista granadino Enrique Abuín, quien ha contado en este medio las impresionantes historias que, unas veces buscando y otras topándoselas, ha vivido desde su base en la bella ciudad de Lublin, aunque en constante movimiento por todo el borde con Ucrania. Historias que han cristalizado en reportajes a pie de calle –desde donde hay que hacer el periodismo– en pabellones de deportes habilitados como campamentos o, móvil en mano, en el mismo paso fronterizo de Dorohusk. Abuín fue entrevistado por Juan Prieto en un espacio, el de #DirectosEnRedGD, que esta semana también contó con Soleá Morente. Posteriormente entró también en directo en el programa Salud a Todo Twitch de Joan Carles March, que esta semana ha analizado la parte humanitaria del conflicto en Europa del Este.

Mucho más cerca, en la zona Norte de la capital, los vecinos siguen sufriendo los cortes de luz. Tras otra remesa de nuevas y justificadas protestas, y también el incendio de una cueva en San Miguel Alto por la marihuana, lo último fue la operación contra los enganches ilegales en un edificio de 65 viviendas situado en la calle Julio Miranda Dávila. De todas ellas, 31 obtenían la luz 'robándosela' a sus vecinos, que pagaban y siguen pagando su factura religiosamente. GranadaDigital pudo registrar de primera mano la intervención de los técnicos de Endesa, quienes en todo momento tuvieron que ser escoltados por la Policía Nacional. Y mientras los vecinos piden que el barrio no quede estigmatizado por la acción de algunos empeñados en traficar con la 'maría' a costa de la compleja y extensa infraestructura eléctrica del distrito.

Uno de los argumentos que esgrimen los vecinos es que no tienen acceso al suministro eléctrico aunque pagan los recibos con el megavatio hora más caro de la historia. La luz no es lo único que ha subido, también la gasolina y bienes de consumo como el aceite de girasol. Suministros muy distintos al hierro, que próximamente volverá a extraerse de las míticas minas de Alquife. La inflación ya presentaba antes un alza preocupante. La guerra en Ucrania le ha terminado de dar la puntilla. Malas noticias como lo son igualmente la escalada de agresiones a sanitarios o la investigación por posibles torturas de parte de la Policía Nacional durante una manifestación de Vox. Hecho cuyo recurso de amparo ha reconocido el Constitucional. El Covid parece ya cosa del pasado, como se comentaba al principio de estas líneas, aunque el virus sigue entre nosotros. Eso sí, poco a poco se van eliminando más restricciones. Y la siguiente podría ser la eliminación de la mascarilla en interiores.

La crónica deportiva viene marcada por la destitución de Robert Moreno como técnico del Granada tras una nueva derrota. Esta vez ante el Valencia en Mestalla. El timón de la nave rojiblanca lo ha tomado de forma provisional el técnico del filial, Rubén Torrecilla, quien en su primera rueda de prensa ya habla de "un cambio de mentalidad competitiva y ganadora". Mucho mejor le va la cosa al Covirán Granada, que ya se clasificó virtualmente para la Copa Princesa la semana pasada, pero que desde la noche del viernes también lo ha conseguido de manera matemática. El Movistar Estudiantes le espera el domingo 3 de abril en el WiZink Center de Madrid. Ojalá se proclamen campeones, consigan el ascenso a final de temporada y el Granada se salve. Aunque en circunstancias como las actuales lo que más deseamos todos es que la barbarie en Ucrania cese. Sirva al menos este sinsentido de la guerra para aprender a valorar las cosas importantes y relativizar esas otras superfluas que tanto pueden llegar a frustrarnos cuando nos toca vivirlas.