Richard Bona levanta al público del Festival de Jazz de Granada

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Con todo el aforo del teatro Isabel la Católica vendido (el de este músico camerunés fue el primer concierto en agotar la taquilla) Richard Bona dio un espectacular concierto dentro de la programación del trigésimo Festival de Jazz de Granada.

Bona, en concierto en Granada

Bona ha actuado 4 veces en los 2 festivales granadinos, así que se puede asegurar que aquí se le ha visto crecer como artista, recién abandonada la tutela de sus maestros hasta serlo él mismo. De alguna manera el tono buen humorado de su concierto pudiera explicarse casi ya por la confianza con el público granadino, al que regaló sobre la marcha una canción a la que llamó ‘Granada’. Pero él es así, y si musicalmente resulta siempre generosamente sorprendente, regala felicidad y distensión en la misma proporción.

En este caso bromeó sobre la ciudad, su gente, (con la que jugó haciendo que cantasen bailasen o dieran palmas), recomendó que no nos vacunásemos  contra la Gripe-A y recordó que no hay nada, pero nada peor que ver la televisión. Todo, más que contado, actuado con una extraordinaria vis cómica, facultad  que cada más desarrollada y que incorpora como otro elemento en sus conciertos, incluso tocando.

Bona dio una auténtica exhibición de las posibilidades de un instrumento habitualmente resignado a aparecer en un segundo plano. Conocido por el sobrenombre de “el monstruo” por sus habilidades musicales, dirige un quinteto reclutado en países tan diferentes como Haití, Estados Unidos, Holanda o Guadalupe, un equipo que es una auténtica maquinaria de primer orden en el terreno del jazz eléctrico, en la línea de un Pat Metheny o Weather Report. Grupo, este último, dirigido por el vienés Joe Zawinul, quien descubrió a Bona, y le aportó una configuración sonora todavía muy presente en lo que es escuchó en Granada. Para que no hubiese dudas rememoró el ‘Liberty city’ de Jaco Pastorius (bajista estelar de W.R) y citó numerosas frases del célebre ‘Birland’, el gran éxito de los Report (tanto que en España fue sintonía de Informe Semanal).  

Pero este músico que se permitió el lujo de despreciar a Eric Clapton porque tenía que grabar su segundo disco, tiene además otras muchas facetas muy distintas a las de entretenedor y superbajista: así hemos ido viendo como con el tiempo le ha cogido más gusto a cantar, no solo simultáneamente a su pulsación como siempre, sino ya definitivamente cogiendo el micrófono, sea el  autograbador para montar un canto telúrico sobre sus mismas voces en bucle, o simplemente acompañado en acústico por el guitarrista Jean Chritstophe Mailard, que para ser antillano mostró un considerable conocimiento de la guitarra flamenca también. Bona canta en duala, el dialecto bantú de la zona donde nació, y lo incorpora igual a una explosivo ejercicio de jazzrock lanzado a todo trapo, a una pieza de reminiscencias tribales o a un bailable caribeño, pasando del falsete a los graves sin solución de continuidad  y en ocasiones encogiendo el alma con sus preciosistas y delicadísimos fraseos por las notas altas, una especialidad de la casa.  

Con el público de pie, bailando la cubanísima ‘Te dikjalo’, la pieza con la que suele terminar sus conciertos y sus discos en directo, Bona se despidió dos horas después de haber comenzado su actuación. Un concierto más efectivo que toda una colección de fascículos de autoayuda ya que todos los espectadores salían del teatro con una gran sonrisa en la boca. Lo decía en una entrevista  promocional unos días antes: “la música sana”. Y es cierto.
La trigésima edición del festival de jazz de Granada continuará el miércoles con la presentación del disco ‘Niña pez’ de la cantante Lara bello y el jueves retoma el tono internacional con la llegada del saxofonista estadounidense Bradford Marsalis. El festival granadino está organizado por la Junta de Andalucía con la colaboración de Ayuntamiento y la Diputación, contando con el patrocinio de la empresa cervezas Alhambra.