Rochina y nada más
El centrocampista valenciano fue el mejor del equipo, junto con un Dória que mejoró actuaciones pasadas
Rubén Rochina fue la mejor noticia del Barça-Granada. La tarde resultó ser una gran bomba que no terminó de explotar en la cara de un siempre valiente Sandoval. El Barcelona lo bordó colectivamente pero arriba no fueron todo lo determinantes que suelen ser, algo que sirvió para que el Granada no se llevara un saco dirección Ciudad Deportiva del Camino de Alfacar.
El valenciano ha llegado al 2016 con un nivel extraordinario. Probablemente esté mejor que nunca, desde que llegó la pasada temporada con Caparrós en el banquillo. Debutó con gol y victoria ante el Deportivo, y desde Los Cármenes se frotaban las manos del fichajazo que acababa de llegar. Sin embargo, el centrocampista no terminó de conectar con los entrenadores que fueron pasando por el banquillo nazarí. Ni el técnico sevillano, ni Resino. No fue hasta la llegada de Sandoval cuando Rochina comenzó a parecerse a Rochina. Todos recuerdan su maravilloso tanto desde el centro del campo en Anoeta.
Rochina porta magia en las botas y se nota en cada balón que coge. Sus cambios de ritmo tienen más velocidad que nunca, sus desplazamiento de balón van más teledirigidos que nunca, y su mirilla de cara a portería se va perfilando. De momento no marca, pero llega con facilidad. Tiempo al tiempo. Lo que sí se está notando es su mejoría en defensa, donde trabaja mucho, ayudando a Rubén Pérez y Rene Krhin.
Matheus Dória fue la otra grata noticia de la tarde de ayer. El brasileño fue providencial hasta en tres acciones en la primera mitad. Primero le robó la cartera a Arda, cuando el turco ya enfilaba la meta de Andrés. Interceptó un centro que dejaba a Messi ante Andrés y paró el avance de Neymar cuando el propio Dória era el último defensor. El brasileño aún está lejos del centra que todo el mundo espera, pero al menos da esperanzas a que la sombra de Murillo no sea tan alargada como está siendo esta temporada.
Por lo demás, no hay mucho positivo de la actuación. Lo más positivo fue el colosal estado de forma del FC Barcelona. Era muy complicado, y probablemente sea más mérito de los azulgrana que demérito de los rojiblancos. Sandoval planteó algo distinto, con el riesgo que ello conlleva y a que al de Humanes siempre le pone correr. Uche, tras la gran actuación ante el Valencia, repitió titularidad, esta vez en el central derecho. La prueba salió horrorosa porque el joven nigeriano no es central y porque los carrileros no ayudaron en ningún momento. Edgar fue más trabajador que correcto y Biraghi aún sigue sin enterarse en qué consiste jugar con defensa de cinco. Quién lo diría a principio de temporada, pero cuánto se echó de menos a Foulquier.
Peñaranda y Success no brillaron en el Camp Nou. Tampoco lo facilitaron. No le llegaron balones y no pudieron hacer gala de sus facultades. El venezolano se mostró especialmente nervioso. Normal. Sus padres estaban en la grada, además de que jugaba en el estadio del club del que ya ha dicho que es su sueño poder jugar algún día. Mucha calidad y mucho futuro, pero ocho partidos en Primera División y 18 años. Hay que tener calma y confianza. De eso sabe mucho Sandoval y así lo está practicando con su 'bala' más preciada.
La liga del Granada está en el próximo lunes ante el Eibar. Aunque los de Mendilibar estén en buen estado de forma y lejos de los puesto de descenso, el Granada deberá buscar los tres puntos si no quiere volver al estado depresivo que acostumbra a volver en demasiadas ocasiones durante la temporada. Y todo esto en un ambiente de chinos y ventas.