De rozar la gloria a caer de la forma más cruel (79-84)
El Covirán no consigue cerrar un partido que ha rozado la perfección tras ir dominando en el marcador durante 37 minutos
Ni en el mejor de los guiones o en el sueño más idílico del mundo se podría haber escrito un partido como el vivido este miércoles en el Palacio de Deportes. O quizás ha sido la peor pesadilla. El Covirán Granada ha rozado la gloria con la yema de sus dedos, pero se la han arrebatado cuando el trabajo ya estaba casi sentenciado. Partido de mucho mérito, pero también cruel que debe servir para crecer y no parar hundirse un poco más en el pozo (79-84).
La energía con la que el plantel dirigido por Pablo Pin arrancó el encuentro bien podría replicarse en todos los duelos que restan de temporada. Aquella frase que lleva tanto tiempo sin pronunciar el técnico rojinegro, esa de “mirar de tú a tú a los rivales, sin complejos” se hizo más real que nunca. El Covirán Granada endosó un parcial de inicio de 7-0 casi sin despeinarse. Tardó en entrar en partido un Real Madrid negado en la primera mitad de cara al triple. En el lado opuesto, los granadinos parecían tocados por una varita, un golpe de magia quizás motivada por la sorpresa de Girona apenas 24 horas ante el Barcelona. Movió el banquillo Chus Mateo dando entrada a sus efectivos de confianza como Mario Hezonja, pero el acelerador ya estaba pisado. Con el 11 a 2 el técnico blanco paró el encuentro por primera vez. Era insólito lo que se estaba viendo en la pista. La intensidad de los rojinegros por fin se extrapolaba a todos los efectivos disponibles haciendo que las rotaciones no reflejasen un cambio negativo en el juego. Mención especial mereció un Gian Clavell titánico en la defensa y confiado en el ataque. Entre intercambios de triples se cerró un primer cuarto brillante. (25-18).
Con el inicio del segundo acto, Pin apostó por un quinteto poco habitual. Con Ubal, Sergi García, Scott Bamforth, Edgar Vicedo e Iván Aurrecoechea arrancó un periodo en el que el Covirán demostraría una entereza mental que se había echado demasiado en falta en jornadas anteriores. Aurrecoechea fue el encargado de abrir el marcador en un ejercicio de energía y físico ante uno de los mejores juegos interiores de la ACB. El pívot madrileño demostró que quiere quitarle minutos a sus compañeros en uno de los encuentros más complicados de la temporada. El Real Madrid encontró mayor fortuna en el tiro exterior, pero los rojinegros no perdieron ni un momento su concentración. La intensidad defensiva de los locales llevó a robar varios balones a su rival consiguiendo desesperar a más de un jugador como Hezonja o Llull que cometió una antideportiva sobre Ubal de pura impotencia. Con el paso de los minutos, el Real Madrid amagó con sacar su artillería, pero el control del partido era de los locales y nada, ni nadie, los sacaría de su dominio así como así (48-38).
Tras una primera parte idílica, el Covirán regresó al parqué con el cuchillo entre los dientes. Mientras el Real Madrid encadenaba sucesivos ataques nada fructíferos, los locales seguían remando hacia la épica. Hasta quince puntos de ventaja se vieron en el marcador. Evidentemente, el trabajo aun no había acabado. Aunque tardó en reaccionar. los blancos encontraron en Ndiaye, Hezonja e Ibaka una fuente inagotable de puntos. Sin embargo, el empeño de los rojinegros hizo que la diferencia en el luminoso se moviese constantemente entre los 8 y los 10 puntos. Acercándose al término del periodo, un dos más uno de Jacob Wiley que levantó a los miles de espectadores que, esta vez sí, hicieron del Palacio una caldera y un triple de Scott Bamforth cerraron el acto con el 64 a 56.
Tercer cuartos de absoluto dominio que debían cerrarse. Aquí estaba la prueba más difícil pues si de algo sabe el Real Madrid es de finales ajustados. Los de Chus Mateo firmaron un parcial de 0 a 5 que llevó al primer tiempo muerto solicitado por Pablo pin. El momento de respiro no tuvo un resultado inmediato pues un triple de Ibaka acercó posturas y puso contra las cuerdas al Covirán por primera vez. Con el 64 a 62, los recuerdos de partidos en los que se murió en la orilla aparecieron seguro en muchas cabezas. No en la de los jugadores. Con un 4-0 de parcial fue Chus Mateo quien detuvo el juego. Llegó el momento de la verdad. Los visitantes habían olido sangre. Su posibilidad de ser cabezas de serie estaba ahí y no podían dejarla escapar, pero su rival llevaba con la presa entre los colmillos todo el partido. Tampoco quería soltarla. El intercambio de golpes fue continuo, llegando a rozar la remontada el plantel merengue en varias ocasiones. Sin embargo, los jugadores fueron estrellas en su rol. Un mate de Wiley, un triple de Bamforth, la serenidad de Amine en los tiros libres o para buscar el más ínfimo hueco en la zona. Todo valía para mantenerse por delante hasta que un mate de Ibaka y un triple de Campazzo puso el 75 a 75 en el marcador. Detuvo el juego Pablo Pin, solo restaban tres minutos y no se podía perder el brillante trabajo realizado durante 37 minutos. Era momento de calmarse y seguir haciendo lo que hasta ese momento, pero la suerte parece que nunca sonreirá al Covirán. Una vez Campazzo puso por delante al Real Madrid tras todo el partido a remolque, los blancos sellaron la victoria a golpe de tiros libres para asentarse aun más en la zona alta de la tabla. El deporte, en ocasiones, es demasiado cruel. Esta vez lo ha sido con un Covirán que debe aprender de este meritorio partido. Si se ha hecho contra el Madrid se puede hacer con cualquier rival.
Ficha del partido:
Covirán Granada: Rousselle (11), Clavell (6), Noua (18), Valtonen (6), Guerrero (1) - quinteto inicial - García (0), Wiley (11), Vicedo (3), Aurrecoechea (2), Tomàs, Ubal (6), Bamforth (15).
Real Madrid: Campazzo (15), Rathan-Mayes (0), Musa (5), Tavares (7), Ndiaye (7) - quinteto inicial- Abalde (3), González (6), Hezonja (23), Garuba (4), Ibaka (7), Llull (3), Feliz (5)
Parciales: 25-18; 23-20 - descanso - 16-18; 15-28
Árbitros: Carlos Peruga, Alberto Baena y Fabio Fernández
Incidencias: partido correspondiente a la Jornada 14 de la ACB disputado en el Palacio de Deportes el miércoles 8 de enero, a partir de las 20:30 horas.
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