Mairena del Alcor, Utrera y Triana: viaje a la cuna del flamenco en Sevilla

Genios universales y festivales jondos se juntan en la tierra donde lo popular y lo académico se dan la mano

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Actuación de Olga Pericet en la Bienal de Flamenco de Sevilla | Fotos y vídeo: Dani Bayona y Javi Gea
Miguel López Rivera
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Antonio Mairena, Curro de Utrera, Curro Puya, Mercé La Serneta, Juan Peña El Lebrijano, Fernanda, Bernarda, los Perrate, Bambino, Concha Vargas, Pepe Marchena, Platero de Alcalá… ¿Cuántos artistas flamencos ha podido dar Sevilla? La lista es interminable. Un infinito etcétera de arte en la que es, seguramente, la tierra por antonomasia de la expresión artística más importante de Andalucía, que este mismo lunes ha cumplido una década como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Resulta curioso porque, en apenas unos kilómetros, se dan la mano la vertiente más académica del flamenco y la más popular. En Sevilla, las peñas que mantienen vivo el quejío son refugio del cante, el baile y el toque más puro. La mayoría, trufadas de verdaderas piezas de colección sobre los artistas a los que rinden homenaje, organizan algunos de los festivales más antiguos del género. El Potaje Gitano, el Mostachón, la Caracolá, la Bienal… otro ramillete interminable. Sevilla es flamenco y el flamenco está en Sevilla. En Mairena del Alcor, en Cazalla de la Sierra, en Utrera, en Lebrija, en Alcalá de Guadaíra… Y cómo no, en Triana.

Resulta imposible compendiarlo absolutamente todo en un viaje de ida y vuelta. Por eso, los amantes de lo jondo tienen marcada la ciudad y su Área Metropolitana en el calendario. Apenas éste da un respiro, siempre hay algo que descubrir o un evento al que asistir. Nunca se habrá visto todo. Pero si usted todavía está por iniciarse en el turismo con raíz flamenca, o simplemente quiere ahorrarse el trabajo de discernir dónde ver lo más sustancial, nosotros hemos elegido tres destinos para empaparse de arte en un agradable viaje de un día de duración hacia el lugar de los sueños, la cuna del flamenco: Sevilla.

Mairena del Alcor, la tierra de un maestro

Y la primera parada hay que hacerla en Mairena del Alcor. Es la tierra que vio nacer a Antonio Mairena, una figura que revolucionó el flamenco y lo elevó a la categoría que hoy le merece. La plaza del Ayuntamiento lleva el nombre de este mairenero universal. Allí está su casa natal y una alegoría a la cultura en forma de estatua. En la fachada del inmueble, una placa recuerda su estancia en el pueblo que le vio crecer y le dio nombre artístico. Ese mismo homenaje en forma de placa corona la peña que lleva su nombre, en una esquinita de la plaza. Es la Casa del Arte Flamenco Antonio Mairena. Su presidente, Manuel Ríos, explica el porqué de que la asociación no lleve el clásico sustantivo ‘peña’ por delante.

“Esto nace a los albores de lo que fue el Festival Antonio Mairena, que aquí se fragua como un festival de ayuda hacia el párroco y hacia la Iglesia. Pero, claro, teniendo una figura como Antonio Mairena, pronto pasó a denominarse como él quería. Tiene un nombre muy peculiar y único, que es Casa del Arte Flamenco Antonio Mairena, donde Antonio Mairena reivindicaba que en el nombre de la peña estuvieran representados el cante, el toque y el baile”, asegura Ríos.

Interior de la Casa del Arte Flamenco Antonio Mairena de Mairena del Alcor.

La Casa del Arte Flamenco organiza cada año el Concurso y Festival de Cante Jondo Antonio Mairena, que suma casi 60 ediciones, pero no es la única propuesta que tiene en su calendario. “Los Viernes Jondos se celebrarían los últimos viernes de cada mes en enero, febrero y marzo. Cuando llegaría la Semana Santa, nosotros ponemos los saeteros y luego empezamos ya con las pruebas del Concurso, que tiene lugar el primer fin de semana de septiembre”, explica el presidente de la peña, quien invita a los andaluces a visitar el municipio cuando las autoridades lo permitan, y siempre con las adecuadas medidas de seguridad sanitaria.

“Visitar Mairena tiene muchos encantos. Sobre todo por su gente, porque es muy acogedora y porque en todas estas fechas el visitante puede disfrutar del flamenco. Además, el Ayuntamiento tiene una programación de flamenco propia, que también se está llevando a la escuela. El flamenco está muy adentrado en la sociedad de Mairena”, reivindica.

Utrera, de los genios y los festivales

Dejamos Mairena para visitar otro pueblo que encierra la esencia misma del arte jondo. Antes, eso sí, merece la pena pasar por el mausoleo de Antonio Mairena en el cementerio municipal. Y hecha la parada de rigor, de nuevo cogemos la carretera para llegar hasta Utrera, la tierra de grandes como Bambino y, cómo no, Curro de Utrera, quien como asegura Enrique Yerpes, presidente de la peña que lleva por nombre el de este genio, era una persona que “además de los matices flamencos que tenía, destacó por su humildad”. Si en Mairena del Alcor está la considerada como feria más antigua de Andalucía -y las ferias son un caldo de cultivo del flamenco indiscutible- en Utrera encontramos el festival flamenco más longevo de España, que es lo mismo que decir que del mundo: el Potaje Gitano.

Sin embargo, en la Peña Curro de Utrera organizan otro, el Mostachón. “Con la situación que tenemos, el Ayuntamiento nos pidió que cambiásemos el cartel para que fuese netamente utrerano; algo que recibimos con los brazos abiertos. Por eso, este año tenemos preparados a Rafael de Utrera y a Rocío Palacios. Y como novedad iniciamos un festival joven en el que habrá guitarra, baile, cante y piano flamenco”, confirma Yerpes, quien emplaza a los amantes del flamenco a diciembre. Además, repasa el resto de la programación.

Interior de la Peña Flamenca Curro de Utrera, en el municipio del mismo nombre.

“También tenemos el concurso flamenco, que lleva siete u ocho ediciones y ha pegado un salto de calidad buenísimo porque viene gente de fuera. El año pasado vino un hombre de Zamora, de Extremadura viene mucha gente también. La final nos la llevamos al Teatro Enrique de la Cuadra. A mí me da mucha alegría cuando veo a Edu Hidalgo, José Olmo o Araceli Campillos, que han pasado por aquí”, explica Yerpes, quien recuerda el poder de las peñas como elemento de conservación de la cultura del flamenco: “Por eso invito a todos los andaluces a que vengan a Utrera. A nuestro Mostachón, pero también a los dos otros festivales -el Potaje y el Tacón Flamenco- y que conozcan las soleá, la seguiriya y nuestras bulerías”, principales palos del flamenco local.

Flamenco en el Mercado de Triana

Nuestra última parada no podía ser en ningún otro sitio que no fuera Sevilla capital. En dos fases. Primero entendiendo la propia ciudad como un refugio histórico del cante, el baile y el toque. Y luego, más en detalle, cómo no, en Triana. El barrio está cuajado de tabernas, cenáculos y tablaos flamencos. Desde la esplendorosa y mítica calle Betis hasta la misma Plaza del Altozano donde desemboca. La Taberna del Tío José, la Tertulia Don Cecilio de Triana, la Casa de Anselma, el Zurraque… y hasta el lugar donde nadie esperaría encontrar un espectáculo cultural: el famoso Mercado de Triana.

Allí nos espera Fernando Rodalva. Este joven sevillano es todo un experto en eso de convertir las ideas más impulsivas en resultados brillantes. Por eso, entre puestos de frutas, carnes o pescados emerge un pequeño espacio llamado Teatro Casalá. Su aforo no llega a 30 localidades, está incrustado en uno de esos puestos del mercado, pero reconvertido en espacio escénico. Y no le falta detalle, camerino incluido en el desván. Enfrente, se reserva otro pequeño espacio para los ensayos. Y también para guardar uno de sus grandes ‘inventos’: un triciclo que se despliega para convertirse en un escenario ambulante. No es la única fusión de conceptos que ha creado. Con un motocarro comprado en Baza hizo algo parecido. El objetivo, llevar la cultura, y el flamenco a cualquier lugar.

“La idea del teatro en el mercado radicaba en por qué no apostar por la cultura como otro de los alimentos del día a día, para que esté al lado de la fruta, de la verdura o de la carne. No podía faltar el flamenco en un barrio como Triana. Y así pensé que por qué no llevarlo a otros lugares. Cogimos un poco la idea de Lorca con La Barraca, pero con un motocarro. Triana es un barrio muy flamenco y una de las cosas más bonitas es que se mezclan los artistas con el día a día del mercado”, afirma Rodalva, a quien el vibrato del barrio le sirve para mantener viva esa apuesta valiente y decidida por la cultura.

Suyas son iniciativas como ‘La Isla en Triana’, donde numerosos artistas de San Fernando llevan una vez al año el flamenco más puro de la Bahía de Cádiz al barrio por excelencia de la capital, y algunas colaboraciones como la que hizo hace un tiempo dentro del programa de la ‘Bienal Off’, que desembarcó en su Teatro Casalá. Por cierto, lo de Casalá es una curiosa alteración de ‘La Casa’. “Simplemente le dimos la vuelta a esas dos palabras”, afirma entre

La Bienal, una cita universal

Pues precisamente de la Bienal sabe y mucho el que ha sido su director en esta XXI edición, Antonio Zoido, que deja el testigo a quien quiera seguir contribuyendo a engrandecer la que es, probablemente, una de las citas más importantes del flamenco universal. Por importante es exclusiva, y de ahí que se celebre cada dos años. Lo bueno es que la siguiente será en 2022, cuando, si los pronósticos de la pandemia se cumplen, la vacuna tendrá una penetración social suficiente para hacernos pensar en un futuro libre de Covid.

Además de director, Antonio Zoido es un experto flamencólogo, capaz de poner en contexto todo lo que significa Sevilla para la mayor expresión artística del pueblo andaluz. Nacido en Monesterio, provincia de Badajoz, conoce a las mil maravillas los palos y la historia del flamenco de la capital y su provincia, las ramificaciones en otras zonas de Andalucía y también, por supuesto, de su Extremadura natal. Zoido y la Bienal cierran este paseo por la Sevilla que es cuna del flamenco. Y lo hace con la deferencia de atender a GranadaDigital minutos antes de la actuación de la bailaora cordobesa Olga Pericet en el Teatro Lope de Vega de la ciudad hispalense.

“La Bienal no es un festival. Es un acontecimiento que se celebra cada dos años y que reúne a lo mejor que ha dado el flamenco en ese tiempo. Se hace para la comunidad flamenca internacional, que es muy grande”, resume Zoido, quien pone de relieve que en la provincia de Sevilla “ha habido territorios flamencos desde hace 150 años”. “Dentro de esos territorios hay puntos como Utrera o Lebrija que están dando desde hace siglo y medio como mínimo músicos, creadores, directores, guitarristas o cantaores”.

Y usa como ejemplo a una estirpe de largo abolengo flamenco: “Entre La Perrata y su nieto, que es Dorantes, hay una línea de sangre, pero muy distinta en la manera de concebir el flamenco”. Porque como dice Zoido, “Sevilla es flamenca en Triana, flamenca en Utrera, flamenca en Lebrija, flamenca en Mairena del Alcor, en la Puebla de Cazalla, Morón y muchos más pueblos que no me daría para enumerar”, y por eso merece la pena conocerla desde ese prisma.

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