Senderismo y gastronomía, los mejores planes para disfrutar de la Navidad en Salobreña
El municipio granadino concentra una red de caminos y veredas que se complementan con una variada y extensa oferta culinaria
Salobreña representa un punto de equilibrio perfecto entre la pujanza portuaria de Motril y el atractivo exótico de Almuñécar. En este municipio de algo más de 12.000 habitantes, equidistante de los dos núcleos principales de la Costa Tropical, la tradición convive con una infraestructura turística de primer nivel, donde el visitante no sólo busca el clásico 'playeo' veraniego. Su singular casco antiguo lleno de casas blancas, coronadas por el Castillo de Salobreña, su red de senderos y una gastronomía trufada de ricos sabores costeros hacen de este municipio un lugar de paso obligado en cualquier época del año. También durante la Navidad.
Por eso nos detenemos aquí, en una de las dos orillas de la desembocadura del río Guadalfeo, que es el accidente geográfico que marca la frontera de Salobreña con Motril por el este. Descubrimos cómo, cuándo, por qué y dónde hay que ir en Salobreña durante estas fiestas que están a punto de comenzar, siempre y cuando las medidas sanitarias vigentes en cada momento lo permitan.
En cualquier caso, si los cierres perimetrales continúan en el punto álgido de la Navidad como hasta ahora, siempre será buen momento para abrir una ventana de oportunidad en tiempos de crisis. Y qué mejor manera de ayudar que consumiendo en la propia tierra y descubriendo aquello que tenemos tan cerca y que, por eso mismo, casi nunca nos detenemos a disfrutar. Por eso, si usted ya es o vive en Salobreña, este también puede ser un buen momento para conocer mejor el tesoro que se esconde en cada uno de sus rincones.
Por la playa, a pie o en bici
Su privilegiada situación geográfica, enclavada entre el Mar Meditarráneo y el promontorio Roquedo -donde se asienta el castillo-, hace de Salobreña territorio abonado para los senderos, los caminos y las rutas a pie o en bici. Por llano, en montaña e incluso por la arena de la playa. Cualquier opción es buena si de lo que se trata es de echar una buena y saludable mañana de paseo en familia o con amigos. La red de senderos es extensísima, aunque aquí tiene resumidos los más destacados.
Si lo suyo es la playa, nada mejor que decantarse por la conocida Senda Mediterránea. Se trata de una ruta circular de en torno a 5,3 kilómetros y dificultad moderada. El visitante no sólo obtiene la recompensa del ejercicio físico, sino que también puede solazarse con la Zona de Especial Protección de La Caleta (ZEP La Caleta). Un espacio único que atravesará si elige esta opción. El camino arranca en la mítica Playa del Peñón hasta conquistar el barrio de La Guardia. De ahí, a la azucarera del municipio, lugar desde el que se dirigirá a la pintoresca Plaza del Lavadero, donde comienza la incursión en el ya mencionado ZEP La Caleta. Acantilados, barrancos, playas e incluso pinceladas urbanísticas en los complejos de El Pargo y Costa Aguilera decoran el recorrido. Lo rural y lo marítimo se dan la mano en esta caminata que remonta la pedanía de La Caleta-La Guardia, limítrofe con Velilla-Taramay, entidad ya perteneciente a Almuñécar.
La Senda Mediterránea, la Ruta de la Chirimoya o la de la Vega de Salobreña son tres alternativas para conocer el municipio
Para los amantes de la montaña, sin embargo, lo mejor es hacer la Ruta de la Chirimoya. Pocos sustantivos pueden sonar tanto a la Costa Tropical como el de esta fruta autóctona de la comarca que incluso ya le da nombre a una pista de la estación de esquí de Sierra Nevada. Se trata de uno de los itinerarios más populares para practicar el senderismo entre la frondosidad verde de la Vega de Salobreña. La Ruta de la Chirimoya es el doble de larga que la Senda Mediterránea, pues se extiende por un total de 10,6 kilómetros. Si se toma como referencia el centro del pueblo antiguo, el paseante debe encaminarse hacia el Centro Deportivo Municipal. A partir de ahí, un giro a la izquierda le adentra en una vereda de tierra que, entre fincas y cultivos de chirimoyas y otras frutas tropicales, inicia el sendero.
La singular belleza de la zona se complementa con sensaciones de todo tipo. Por ejemplo, el ambiente propio de humedales que encontrará junto al río hasta la conocida como finca Matagallares. Inmiscuyéndose por el canal, el sendero premia el esfuerzo con unas vistas panorámicas sin igual, y cuya majestuosidad va in crescendo a medida que se alcanza la urbanización Monte Almendros. En este punto, la vereda enfila nuevamente el anejo de La Caleta-La Guardia para desembocar en el Paseo Marítimo.
Pero si usted es más de rutas largas de varios kilómetros, nada mejor que esperar a que se restablezca la movilidad entre municipios para llegar hasta Lobres y Molvízar por el norte o hasta Motril por el este. En el primer caso, recorrerá en círculo 27,19 kilómetros adentrándose por un valle que une Salobreña con estos dos municipios. Caminar por la rambla de Molvízar y pasar junto a la fábrica de azúcar mientras se deja guiar por el cauce del Guadalfeo es un auténtico placer que está a su alcance siempre y cuando esté permitido por la autoridad correspondiente. Quizás a usted ya le esté entrando el gusanillo, en cuyo caso debe recordar que lo bueno se hace esperar. En esta completa ruta no sólo podrá disfrutar del paisaje que le regala el entorno, sino conocer la historia que hay detrás de Lobres, lugar donde se encontraron los primeros restos arqueológicos que demostraban la existencia de vida en la zona, y Molvízar, pasando también por Loma Miranda desde donde podrá disfrutar de una inigualable vista panorámica de toda la costa de Salobreña y Motril.
Precisamente con Motril comparte Salobreña una extensa vega verde donde los límites municipales se van difuminando hasta confundirse ambos municipios. Y por ahí mismo discurre la Ruta de la Vega Baja, de casi 20 kilómetros y cinco horas de duración. El trayecto circular alcanza una cota máxima de 25 metros y una mínima de 10, con cuestas que en ningún caso sobrepasan el 1,5% de pendiente. Se trata de una alternativa fantástica en cualquier época del año para hacer tanto a pie como en bici y en la que es muy aconsejable llevar prismáticos y guías de aves, pues las vistas panorámicas y la diversidad faunística están aseguradas. Otras opciones son la Ruta de los Acantilados y Monte Almendros, la Senda Mediterránea hasta Almuñécar o paseos fáciles por dentro del municipio con temáticas botánicas, ornitológicas, frutales o arqueológicas. Muchas de ellas -en concreto, 23- cuentan con su propia audioguía, que puede descargarse en el portal oficial de turismo de Salobreña, al igual que un plano en PDF de los itinerarios audioguiados para saber qué pista hay que reproducir en cada momento.
Salobreña y su gastronomía
Pocos planes se disfrutan más en familia que una buena caminata mañanera y su merecida recompensa en forma de aperitivo, ración, menú o tapa. Eso sí, con su correspondiente bebida para recuperar los electrolitos perdidos durante la ruta. Salobreña dispone de una amplia y variada oferta gastronómica que puede clasificarse según zonas, tipos de manjar o tradición culinaria. Desde los chiringuitos de la playa, especialistas en espetos y paellas, hasta las pizzerías del paseo marítimo. Y, por supuesto, el encanto de los bares y restaurantes del centro, el casco antiguo y los barrios del municipio. En el centro urbano, los locales rezuman un entrañable ambiente familiar. Ejemplos de ello son La Bodega, el Mesón de la Villa, MaryTere, la Pizzería Fontana o Aguas Verdes.
La cocina mediterránea es el santo y seña de lugar, con platos tales como ensaladas, sopas, verduras de la huerta, carnes, pescados de lonja o platos combinados. En Aráis, el comensal puede disfrutar además de un ambiente moderno y elegante en el bar, la terraza o el salón comedor. Sin salir del centro, locales como El Contento y El Cuesta destacan por la tapa de pescado. Ese bocado tan granadino también se puede encontrar en el Bar Antaño y en La Fábrica. Lolitalola combina lo mejor de Andalucía y el flamenco con la gastronomía vasca, mientras que La Cruzada apuesta también por la carne, con su característico lomo alioli y los pinchos morunos. Las tapas caseras son la especialidad de La Dehesa.
El casco antiguo esconde innumerables rincones para disfrutar del contraste de sus calles blancas y el azul de mar mientras se degusta una variada propuesta gastronómica. Lugares hay muchos, como La Botica, el Bar Pesetas, La Roka y la Cervecería Martín, que se reparten por la plaza del Antiguo Ayuntamiento, los miradores de Enrique Morente y El Postigo o el barrio del Albaycín. Porque sí, en Salobreña existe un barrio homófono -aunque varía en su escritura- al que la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad. Y como el de Granada, el de Salobreña también es uno de los tres típicos de la ciudad. Los otros dos, el Brocal y La Fuente. Volviendo a la plaza del Antiguo Ayuntamiento encontramos la Taberna Alhaja, aunque sólo en horario nocturno.
Los chiringuitos y el pulpo
¿Y qué hay a orillas del Mediterráneo? Pues en La Caleta-La Guardia la protagonista es la tapa o el plato de pescado, como siempre con productos frescos. Lo encontramos en bares y restaurantes como Gloria, la Taberna El Puentecillo, La Rebeca, Bar Manolo o el Bar Restaurante Rufino. En todos ellos, está presente el pasado marinero del municipio. Aunque para ambiente marinero el de chiringuitos como La Bahía, El Campano, El Verdejo, La Biznaga, El Barco, La Jábega, La Charca, Chiringuito Flores, Casa Emilio, Velabeach, El Molino, el Rey del Boquerón o el mítico Peñón, situado sobre la roca más famosa de la línea litoral del municipio. Quienes prefieran la comida internacional tienen una cita con locales como Spritz (gastronomía italiana), El Quincho (argentina) y SteakHaus Tropical (europea). Completan la oferta La Galera, El Tapeo, La Caña y La Teja.
Hablar de la gastronomía de Salobreña es hacerlo de sus espetos de sardinas, la zarzuela de marisco, las migas y las espichás: boquerones secados previamente al sol, acompañados por ajos y huevos fritos. Mención aparte merece el pulpo al estilo Salobreña. Se trata de una receta en la que el molusco se sirve troceado y acompañado de una salsa de tomate, cebolla, pan y ajo frito, vino, ginebra, sal, pimienta y laurel. Es típico de los chiringuitos, aunque se puede degustar en casi cualquier bar del municipio.
El pulpo estilo Salobreña es famoso por su elaboración y también por su captura en los cerca de 750 caladeros del litoral granadino
Pero no sólo la forma de elaborarlo es particular de Salobreña, sino también el propio producto, que se captura en las mismas aguas que la bañan. La pesca del pulpo en la Costa de Granada es una de las actividades más ancestrales del sector pesquero local y abastece a los restaurantes y chiringuitos de la comarca, que lo adquieren fresco en la lonja de Motril. Y es que cada madrugada parten distintos barcos del puerto para recorrer los cerca de 750 caladeros del litoral provincial en busca de estos preciados cefalópodos mediante artes de pesca tradicional. Porque Salobreña es naturaleza, ocio, gastronomía y tradición.
Contenido promocionado por la Empresa Pública para la Gestión del Turismo y del Deporte de Andalucía S.A.
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