Salud atiende a más de 17.000 personas para ayudarles a afrontar problemas cotidianos

Del total de participantes, el 98,6 por ciento ha sido mujeres y un 1,4 por ciento hombres

grupos socioeducativos salud problemas cotidianos
Uno de los grupos socioeducativos | Foto: E.P.
E.P.
0

Un total de 17.054 personas han participado desde 2011 a la actualidad, en los grupos socioeducativos (Gruse) impulsados por la Consejería de Salud en los centros de Atención Primaria con el objetivo de promocionar la salud y mejorar sus capacidades para afrontar las dificultades de la vida cotidiana. Del total de participantes, el 98,6 por ciento ha sido mujeres y un 1,4 por ciento hombres.

Según informa la Consejería en un comunicado, desde la puesta en marcha de la estrategia Gruse, se han realizado un total de 2.139 grupos socioeducativos en toda Andalucía, con buenos resultados en términos de percepción de salud, reducción del consumo de psicofármacos y de la frecuentación a los centros sanitarios.

En cuanto al grado de implantación de esta estrategia, que además ha sido reconocida como ejemplo de buena práctica en la prevención de la violencia de género por el Ministerio de Sanidad, destaca que esta medida está implantada en el 82 por ciento de las Unidades de Gestión Clínica.

Esta estrategia comenzó a desarrollarse en mujeres y, en 2015, se extendió a hombres para atender sus necesidades específicas. Se trata de fomentar grupos socio-educativos de aprendizaje de habilidades emocionales que permitan desarrollar talentos y recursos de las personas para que afronten de forma saludable las dificultades de la vida cotidiana y las dote de factores protectores para la salud mental.

A través de esta estrategia, se posibilita la adquisición de una mayor autonomía, de habilidades de comunicación y de relación, así como el uso de recursos sociales y activos de salud para afrontar los problemas, gracias a una visión más positiva y a la interacción con el grupo.

Asimismo, pretende favorecer que la persona identifique y use o desarrolle activos individuales (competencia social, autoestima, estrategias de afrontamiento), comunitarios (redes de apoyo, solidaridad, cohesión comunitaria) e institucionales (sistema sanitario, servicios sociales, empleo).

PERFIL DE PARTICIPANTES

Los Gruse están orientados a personas adultas de todas las edades, sin patología específica de salud mental, con déficit en el apoyo familiar o social que acuden a consulta por quejas inespecíficas o somatizaciones que le generan sufrimiento.

Se incluyen a pacientes con complicaciones sociales o personales que actúen como factores de riesgo para un problema de salud mental, o con presencia de acontecimientos vitales estresantes que configuren un claro factor de riesgo en personas vulnerables.

Son grupos de entre ocho y 15 personas, que se reúnen en sesiones de hora y media cada semana con un total de ocho sesiones que se realizan en los centros de salud conducidas por un trabajador social.

Se accede al grupo a través de los profesionales de los centros de Atención Primaria, que realizan la derivación a la unidad de trabajo social de salud que será el referente y quien conduzca el grupo, aunque también cabe la posibilidad de acceso por iniciativa propia de cada persona dirigiéndose al profesional de trabajador social.

GRUSES PARA HOMBRES

Inicialmente, la estrategia fue diseñada para mujeres y, en 2015, ante los buenos resultados obtenidos con los grupos de mujeres, los Gruse comenzaron a extenderse a la población masculina.

Distintos estudios muestran que, en momentos de adversidad, los hombres tienen más dificultad para recuperar o mantener la salud, padecen algunas enfermedades con mayor frecuencia y presentan una mayor tasa de mortalidad. De hecho, se ha documentado que, durante tiempos de adversidad económica, los hombres tienen mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental, muerte por suicidio o abuso de alcohol.

Los roles tradicionales de género dificultan a los hombres gestionar sus emociones de manera saludable y reconocer que precisan ayuda. Ante esta situación, surge la necesidad de trabajar de manera específica con los grupos de hombres que presentan malestar emocional, para que movilicen sus activos para la salud, tanto propios como los del entorno, pero teniendo en cuenta y abordando los determinantes de género que se asocian específicamente al malestar masculino y a sus mayores tasas de conductas de riesgo.