Salvador oyó voces un día y creyó que era Dios quien le hablaba...
Luis Salvador oyó voces un día y creyó que era Dios quien le hablaba... Una semana después de su mesiánica aparición ante la prensa, reprobación y censura son vocablos que gravitan sobre la política local. Los resultados electorales de mayo de 2015 colocaron a Ciudadanos en el cruce de caminos de toda la estrategia que se proyecte, idee o diseñe en el Ayuntamiento y bien que lo aprovecha el portavoz provincial de los 'naranja', que está pero no está en el caserón de la Plaza del Carmen.
No es que antes ni después de aquella aparición las cosas estuviesen mejor ni peor de lo que ya están en el entorno del gobierno municipal que preside Francisco Cuenca. La vida sigue igual podría ser el himno en la planta noble del Ayuntamiento: atonía porque la crítica situación de las arcas municipales no permite abordar proyectos grandes ni pequeños. Pero Salvador se impacienta. Lleva esperando casi un año desde que Cuenca fue citado judicialmente como investigado por presuntas irregularidades durante la etapa del ahora alcalde en la delegación de la Consejería de Innovación.
De entonces ahora -Cuenca declaró en diciembre ante el juez: un inciso para reflexionar sobre la desesperante lentitud judicial- nada ha cambiado en la situación procesal del alcalde, pero a Salvador se le agotó la paciencia y consumió la rueda de prensa que ya acariciaba desde aquel día de octubre de hace un año en que un auto de un juzgado sevillano imputó al alcalde. Y colocóse de nuevo en el centro del escenario, donde mejor se mueve. Obviemos sin grandes comentarios la escenografía elegida, el atrilillo desde el que el portavoz se dirige a las hordas periodísticas, la pose secundaria de los ediles que de verdad estarían sufriendo la malévola gestión del alcalde, a quien Salvador acusa de ¡¡¡personalista!!! Discutir con Salvador de personalismos sería algo así como explicarle a Noé el diluvio universal...
El caso es que el portavoz de Ciudadanos acude a su cita provincial y anuncia una reprobación cuyos efectos prácticos son nulos desde antes de anunciarla. Repetir que si un segundo auto judicial mantuviese la imputación del alcalde sería entonces el momento de la moción de censura es como decir que hace calor en agosto: ya lo han dicho ante la prensa y en el salón de plenos los cuatro grupos municipales que no son el PSOE, incluido Ciudadanos (aunque curiosamente tal aseveración no se abrió paso en los titulares de la prensa local), justificar la reprobación en que así los granadinos visualizarán que Cuenca no cuenta con el apoyo de C's es como asegurar que los coches andan con gasolina: los casos que expuso Cuenca como ejemplo en su venturosa rueda de prensa ya habían sido criticados por los concejales de Ciudadanos ante los periodistas... En fin.
Entretanto, Salvador ha logrado lo que se proponía. Que no era tanto hablar de reprobación o censura como estar en el centro del escenario, cambiar el paso de los actores políticos provinciales y convertirse en protagonista del 'teatrillo', cuestión en la que supera el nivel medio de la política local. Como anteayer, cuando el incierto resultado que para la formación de mayorías arrojaron las urnas de 2014 y aquellos veinte días en que estuvo diciendo 'a' para pasar a decir 'b' un cuarto de hora antes del momento decisivo. Como ayer, en la comparecencia conjunta con Sebastián Pérez para anunciar una moción de censura en diferido...
Y como telón de fondo, una lucha por los poderes regionales del partido. Con visita 'institucional' del portavoz andaluz a Cuenca la próxima semana... Tensiones abiertas hasta el último minuto de la comparecencia mesiánica de Salvador, conversaciones telefónicas a porfía con Madrid y Sevilla antes de anunciar a los cuatro vientos la reprobación. Como prueba de que no todos en el partido están en la misma onda de Salvador.