Sandoval, esa guerra no va con el Granada
Alto y claro. El Granada jugó en el Santiago Bernabéu el mejor partido durante sus cinco años en Primera. No tengo dudas. Incisivo y ambicioso desde el minuto uno al noventa, tirando la línea defensiva 30 metros por delante de Andrés Fernández, presionando la salida de balón del Real Madrid, mandando en el partido durante muchos tramos del mismo y levantándose con orgullo y profesionalidad cuando el árbitro se equivocó gravemente en su contra. Eso de las victorias morales no sirve de nada en el fútbol moderno, donde la exigencia es máxima, pero en esta ocasión creo que al conjunto de Sandoval el haber perdido de la manera que se perdió en el Bernabéu le va a hacer mucho bien en los próximos meses. Por eso me decepcionó la rueda de prensa posterior del entrenador nazarí.
«Yo quiero ganar, ganar y volver a ganar. Era difícil venir al Bernabéu cuando todo el mundo, incluso el Real Madrid, subestimó al Granada en su pagina web. Invitaron a la gente a apostar cuantos goles nos iban a meter. Nos faltó al respeto», aseguró Sandoval tras el duelo ante los blancos. Es cierto que también elogió el trabajo de los suyos y sugirió a sus jugadores seguir por el mismo camino, pero ese mensaje no llegó a la opinión pública. Si cuando visitas al Madrid, y estás cerca de dar la sorpresa en el Bernabéu, pones el foco en una supuesta falta de respeto del club blanco hacia el Granada en vez de ensalzar el papel de los tuyos, solo va a interesar la polémica. Ahí estuvo ingenuo Sandoval. El pasado sábado era el día apropiado para decir alto y claro lo buen equipo que es el Granada y lo que puede llegar a hacer esta temporada si muestra la misma actitud que en el Bernabéu. Pero Sandoval, quizás por su falta de costumbre en plazas grandes, decidió disparar hacia el Real Madrid quitándole valor al gigante partido de los suyos. La guerra del Granada no son ni los árbitros ni las marcas comerciales de los equipos rivales. Una ola de piropos, aunque la «chica no fuese conquistada», nunca está de más. Tome nota, señor Sandoval.