Se ruega tocar: esculturas que cobran vida en pleno Zaidín

Ya basta de confinamiento, desescalada, fases y todo lo que llevamos leyendo y escuchando los últimos meses. Este domingo, al menos durante un rato, haz un paréntesis y disfruta con esta historia. Es la historia de Lili Ramírez, una granadina licenciada en Bellas Artes y especializada en el mundo de la escultura y el lifecasting.

Este anglicismo viene a significar algo así como ‘moldes en vida’. Tal cual. Se trata de una técnica que permite realizar esculturas corporales utilizando como molde el propio cuerpo y, más concretamente, aquella parte en cuestión que queramos esculpir. Si llegado a este punto su imaginación ha volado demasiado lejos, no se preocupe, no sería la primera vez.

Aunque no sea demasiado apropiado desvelar el truco de un artista, explicaremos brevemente en qué consiste esta técnica que permite realizar una escultura en unos pocos minutos: en primer lugar, hay que mezclar alginato y agua para realizar la pasta con la que se hará el molde. Antes de que se seque la mezcla, se aplica sobre la zona en cuestión. Si es una mano, como en el ejemplo del vídeo, hay que introducirla en la pasta para dar la forma propia de la mano. Pasado un minuto, la mezcla se endurece, recupera el color blanquecino y ya se puede retirar, suavemente, la mano, dejando hueco su contorno exacto. La segunda parte, más creativa, consiste en rellenar dicho hueco con escayola dental, aunque también puede hacerse con chocolate líquido o cualquier otro material con el que queramos obtener nuestra obra final.

La magia se produce cuando, una vez relleno y tras dejar secar unos 20 minutos, al retirar lo que sobra de material aparece una mano, por seguir con el ejemplo, perfectamente esculpida y con todo lujo de detalles: huellas dactilares, líneas, pliegues y cicatrices. Obtenido ese resultado ‘básico’, se puede pasar a una siguiente fase de pintura o acabados varios al gusto de cada cual.

Así, en pleno Zaidín, esta artista multidisciplinar tiene instalado su taller desde el que sigue investigando sobre el lifecasting para crear lo que ella llama ‘recuerdos para tocar’. Confiesa que todo empezó al querer inmortalizar, a su manera, el embarazo de su hermana y, a partir de ahí, llegaron las manos y pies de bebé, las manos de enamorados o de familiares, torsos, espaldas o incluso rostros completos con un nivel de detalle asombroso.

Por si fuera poco, la labor de Lili no acaba aquí. Para saciar también su perfil ‘docente’, imparte prácticas y sesiones de formación para dar a conocer una técnica poco extendida en España y que poco a poco va ganando más adeptos. Además, aunque la mayoría de sus obras son encargos o regalos y apenas puede quedarse con algunos ejemplares, procura ganar visibilidad realizando exposiciones en las que propaga uno de sus lemas: ¡Se ruega tocar!

Precisamente ahora, que no nos encontramos en el momento más idóneo para ir por ahí tocando esculturas, Lili Ramírez ha puesto en marcha una iniciativa solidaria en colaboración con el grafitero granadino ‘El niño de las pinturas’, cuya mano ha sido esculpida agarrando un spray de pintura original, creando una obra benéfica que será subastada en favor del Banco de Alimentos de Granada.

Con sus obras, Lili Ramírez no sólo reproduce piel y cuerpos en detalle, sino que va un paso más allá y alcanza una nueva dimensión: detiene el tiempo en recuerdos para tocar.