Los secretos mejor guardados del Alhambra Palace, al descubierto

El emblemático hotel muestra la magia de sus salones, la historia de su Teatrillo y las joyas que atesora en sus habituaciones y rincones

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El Hotel Alhambra Palace abre sus puertas para mostrar sus joyas ocultas | Foto y vídeo: Celia Pérez
Ainoa Morano
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“Al hablar del patrimonio cultural de una ciudad, muy raramente se menciona un hotel, pero cuando se habla de Granada hay que hablar también del Alhambra Palace”. Estas palabras forman parte del prólogo del libro ‘Historia del Hotel Alhambra Palace’, escrito por Rafael Guillén, una pequeña muestra de la joya que la ciudad ostenta a los pies de su gran seña de identidad. Porque cuando se piensa en Granada las imágenes de Sierra Nevada y la Alhambra afloran con fuerza, imperiosas, con una belleza que acapara todos los sentidos. Sin embargo, la ciudad no sería la misma sin la existencia de este hotel cargado de historia y con una joyas ocultas que por fin ven la luz.

Para la religión musulmana, la belleza está en el interior, así puede verse en la propia Alhambra, robusta por fuera, pero con un universo de color, detalles y belleza indescriptibles por dentro. Del mismo modo está pensado el Alhambra Palace. A la vista de cualquier persona, se observa una alcazaba militar, sobria y fría, una edificación que no permite ver los increíbles secretos que guarda en su interior. Una vez se cruzan sus puertas, a la vista aparece una decoración delicada y cuidada, un ofrecimiento a vivir una experiencia única, a soñar que se vive y duerme en la Alhambra. 

Exterior del Alhambra Palace | Foto: Celia Pérez

El Hotel Alhambra Palace abre sus puertas a este medio para mostrar sus secretos mejor guardados, esos rincones que están al alcance de muy pocos, pero que tras 114 años de vida quiere que todos los granadinos descubran para poner aun más en valor la importancia que este establecimiento tiene para la ciudad. Porque quién no ha acudido en alguna ocasión a su increíble terraza con unas vistas privilegiadas de Granada, un lugar mágico en el que sentirse orgulloso de la ciudad en la que se vive. Sin embargo, no todos han podido contemplar las auténticas joyas que el hotel guarda entre sus pasillos y habitaciones.

Con una decoración de estilo alhambrino, donde cada detalle es cuidado para que el cliente sienta que acaricia cada rincón del monumento granadino, se esconden particularidades asombrosas. Lo que a simple vista puede parecer una ventana más ubicada en los recibidores de cada planta, la realidad muestra un cancel y unos cristales originales de 1910, algo que se puede comprobar por el agua que se aprecia cuando se mira a través de ellos y es que los cristales translúcidos no se llegaron a inventar hasta 1920.

Canceles originales y mobiliario fabricado en Granada hace 35 años reciben a los clientes en unas habitaciones de ensueño. En la planta -2, al entrar en una de las once suites disponibles, lo primero a ver es la habitación, pulcra, cuidada y con un suelo de mármol procedente de Macael, el original del hotel que en un principio estaba ubicado en los salones. Para muchos puede ser curioso que la habitación en sí sea lo primero que se encuentra, pero el mejor espacio está reservado para el final. Al avanzar por la suite, la luz acapara un salón dominado por un ventanal cuyas vistas panorámicas de Granada hace comprender que el verdadero lujo reside en poder despertar cada mañana con la ciudad saludando imponente y bella.

Habitación del Hotel Alhambra Palace| Foto: Celia Pérez

Aunque si de habitaciones especiales se habla, sin duda la joya de la corona se encuentra en la cuarta planta. La habitación 403 esconde una terraza de 200 metros cuadrados en los que la panorámica de la ciudad, el bosque de la Alhambra, Sierra Nevada y el Palacio de Carlos V se unen para ofrecer al cliente una visión exclusiva y única de Granada. Esta terraza atesora, además, una historia digna de contar. Como explica Ignacio Durán, director de ventas y marketing del Alhambra Palace, durante la Guerra Civil, el hotel se convirtió en un hospital. Las monjas decidieron pintar una cruz roja en este espacio para simbolizar que el edificio era un hospital, un gesto que “seguramente permitió que los bombardeos respetasen este lugar. Era una edificación muy visible, que representaba la aristocracia. Si no hubiesen pintado esa cruz, probablemente el hotel no existiría como lo conocemos hoy”.

Terraza de una de las suites del Alhambra Palace | Foto: Celia Pérez

Salones históricos y un teatrillo donde llegó a recitar Lorca

Más allá de sus imponentes habitaciones, el Hotel Alhambra Palace esconde unos salones donde su belleza cautiva con solo poner un pie en ellos. Antiguamente, el hotel contaba con un casino cuya sala de juegos se ubica donde actualmente se encuentra el Salón Árabe, el espacio con mayor valor artístico del hotel, tanto así que la Universidad de Granada ha editado un libro sobre este espacio por su importancia histórica de primer orden. Sus paredes, de estilo neonazarí, aun conservan todos los detalles originales desde su creación.

El color azul, rojo y dorado aun pueden verse con cierta nitidez, tres colores que, junto con la decoración geométrica, las frases del Corán y el escudo del Rey Alhamar permiten, una vez más, sentirse dentro de la mismísima Alhambra. Un salón catalogado por la Unesco donde el Duque de San Pedro de Galatino quiso ubicar la embajada de la Alhambra, ya anticipándose al gran atractivo que el monumento granadino sería para el turismo de la ciudad.

Paredes del Salón Árabe del Alhambra Palace | Foto: Celia Pérez

A continuación, el Salón de los Reyes Católicos, donde sus paredes mantienen la esencia del anterior espacio, pero cuenta con un detalle diferencial que también marca la historia del Alhambra Palace. Al alzar la vista, el techo luce de un color blanco con detalles pintados con tintes vegetales, un aspecto diferente al del Salón Árabe y es que los propietarios decidieron no restaurar este techo, dejando el color provocado por el humo del tabaco que durante tantos años se quedó impregnado en este espacio, mostrando así el tiempo y los diferentes usos, eventos y momentos que ha vivido este hotel. La belleza del Salón de los Reyes Católicos la completan unas columnas de serpentina verde, “una piedra de Sierra Nevada que el propio Duque de San Pedro de Galatino trajo de su propia cantera, una piedra que ya prácticamente no existe y que está replicada en el baldaquino de la Catedral de Granada”.

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A la magia de sus salones, se le une la sensación de viajar a otra época al pisar el Teatrillo del Alhambra Palace. Este espacio vivió en primera persona la Granada de Federico García Lorca, de Manuel de Falla, de Ángel Barrios… “una explosión cultural tremenda de la que este teatro ha sido testigo”. Con espacio para cien personas, este espacio ha vivido “la presentación del Concurso de Cante Jondo en 1922, fue el primer cinematógrafo de Granada en 1920; aquí se celebró el primer concierto de jazz de Granada en 1944; ha sido escenario del Festival de Música y Danza. Aquí ha recitado Lorca, ha tocado el piano Manuel de Falla, Andrés Segovia dio su primer concierto, ha bailado la Golondrina, ha cantado Lola Flores o Plácido Domingo”, en definitiva, una auténtica seña de identidad y lugar de culto para la cultura de la ciudad. Actualmente, el teatrillo del Alhambra Palace sigue en funcionamiento con espectáculos de flamenco tres veces en semana en temporada alta dirigidos por la bailaora Rocío Montoya.

Teatrillo del Hotel Alhambra Palace | Foto: Celia Pérez

Una insignia granadina, también para los paladares

La excelencia del Hotel Alhambra Palace también llega hasta su cocina. Si el establecimiento es una seña de identidad clara de la ciudad, que lleva sus raíces y su esencia impregnada en cada rincón, su oferta gastronómica no podía quedar atrás. La propiedad apuesta por la sostenibilidad y por un producto de proximidad y de temporada. Esaú Hita, chef del Alhambra Palace cuenta a este medio como el establecimiento cuenta con su propio huerto desde que él asumió el liderazgo de sus fogones. “Tratamos de tener toda la variedad de productos posibles. Ahora mismo estamos cultivando pimientos, berenjenas, cebollas, acelgas… podemos llegar a tener entre diez y doce variedades. Además, cultivamos especias como tomillo limonero, albahaca y orégano, así como contamos con nuestros propios naranjos y limoneros”.

Huerto del Hotel Alhambra Palace | Foto: Celia Pérez

El hotel cuenta con la doble certificación de medioambiente y sostenibilidad, siendo el primero en España en conseguirlo, muestra de ello es su apuesta, desde 2019 año en el que Hita asume la dirección en la cocina, por un huerto urbano que permite al cliente degustar verdura de temporada cultivada a su propia vista. Y es que cualquier cliente puede ver desde la espectacular terraza del establecimiento cómo bajo sus pies crecen los productos que pocos minutos después aparecen en sus platos. Además, apuestan por una agricultura asociativa, utilizando la caléndula o el tomillo como repelentes de insectos, evitando así los pesticidas.