El sector de la construcción da la voz de alarma: "Faltan 2.500 trabajadores"
Hay escasez de mano de obra joven para auspiciar el relevo generacional y la patronal del avisa de un "riesgo relativo" de perder los Fondos Next Generation
"Trabajé varios años de albañil con buenas condiciones, pero ahora quiero aprender otro oficio con menos desempeño físico". Esta frase pronunciada por Javier, un exempleado de la construcción, resume a las mil maravillas el problema que afronta actualmente el sector. Como en otras tantas profesiones, falta gente que se quiera desempeñarse en ellas. En esos otros casos por desacuerdo en torno a las condiciones laborales entre empresa y trabajador. En el que nos ocupa, por la mala reputación que acarrea la industria, que arrastra todos los clichés del pasado. Desde la crisis de 2008, el sistema de transferencia de conocimiento para la profesión de padres a hijos se ha perdido y la desmovilización de los adolescentes es cada vez mayor. Para colmo, los oficios que nutren a la construcción han experimentado en los últimos años un grado de formación más acorde a los tiempos actuales que exige profesionales más cualificados.
La provincia de Granada es fiel reflejo de la realidad nacional. "Actualmente, la totalidad de las plantillas cuentan con unos 20.000 empleados directos. El objetivo de cara a los próximos meses, y con la llegada de los fondos Next Generation, es llegar a más de 22.000, por lo que faltan unos 2.500", resume Francisco Martínez Cañavate, gerente de la Asociación de Constructores y Promotores de Granada. No parece una cota muy difícil de alcanzar en una época de crecimiento poscrisis como la actual. Sin embargo, todos los factores anteriores juegan en contra. Lejos de ir sumando, las empresas ven cómo cada vez pierden trabajadores. La tónica es generalizada: "Las de reformas actualmente, por ejemplo, te dan precio sobre la marcha, pero a la vez te avisan de que hasta julio o septiembre no van a poder empezar".
El sector ha dado la voz de alarma. Casi todas las plantillas proceden de la generación del baby boom. Es decir, superan los 50 años. "Se va echando en falta gente de 30, 35, 40 o incluso hasta 50", manifiesta Martínez Cañavate. España es junto a Grecia el país de la Unión Europea con una tasa de paro juvenil más alta, en torno al 30%. En Granada, 7.630 de las 84.089 personas registradas como demandantes de empleo en el mes de noviembre –el mejor undécimo mes del año desde 2008– eran menores de 25 años. Precisamente el de la construcción es el segundo sector con más paro (8.177 personas, actualmente) tras el servicios (55.535) y sin contar con el colectivo de demandantes sin trabajo anterior (8.622).
"Hay un riesgo relativo de peligren los Fondos Next Generation por la escasez de mano de obra"
Desde la patronal señalan dónde falla la cadena. "Hay como tres escalones en la pirámide. El primero formado por los CEO, directivos y gerentes. Luego vienen los arquitectos, aparejadores e ingenieros de caminos, que son los encargados de estudiar obras y analizar precios. Y luego la mano de obra del que ejecuta. Ahí es donde tenemos el lío", sintetiza de forma ilustrativa. Entre este último grupo se encuentran ferrallistas, pintores, albañiles, soladores, alicatadores, pladur, sate, electricistas o fontaneros. Como se puede apreciar, el panorama es variopinto. "No hay capacidad técnica porque necesitamos que esta mano de obra sea muy cualificada. Ahora hay que manejar maquinaria o softwares", incide.
Y preguntado sobre si esta coyuntura hace peligrar los fondos Next Generation, Cañavate aclara: "Hay un riesgo relativo de que eso pase. Estamos en un momento de una actividad importante. Vienen los Fondos Next Generation, que van a recalentar el sector. Pero si con el nivel actual nos faltan trabajadores, cuando lleguen estaremos peor. Ya hay determinadas obras públicas que, por los precios de las materias primas, se están quedando desiertas. Si a las empresas no le salen los números no se presentan a los concursos". Y el problema es que se licitan con unos precios de referencia basados en años anteriores donde ni la crisis de suministros ni el encarecimiento de los materiales jugaban la partida. "En la parte privada la cosa va muy bien, pero la parte pública está resintiéndose más", concluye.
"Sin planes de formación"
Esa desventaja competitiva a la que se refiere Martínez Cañavate se produce "porque los contratos públicos no permiten revisión de precios, al contrario que el sector privado, que puede negociar nuevas condiciones si cambian las circunstancias". Así lo afirma José Antonio Martínez Amat, quien además de presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Granada es director general de Jocón Infraestructuras. Con más de 25 años de historia, esta mercantil granadina es una de las cinco principales constructoras estructuristas del país. Líder en obra civil en Andalucía, con más de 100 encofradores en plantilla, ha acometido proyectos de importante envergadura como la Segunda Circunvalación, el Biodomo del Parque de las Ciencias, tramos de la Autovía Sierra Nevada-Costa o la de las Pedrizas, en Málaga. Amat explica que Jocón es un buen termómetro para medir la situación de la industria, pues es una subcontratista que ejecuta la obra pública que otros constructores previamente han obtenido tras ganar un concurso. Eso sí, avisa de que la coyuntura actual en realidad se remonta a los años de crecimiento tras la anterior crisis económica. Esto es 2016 y 2017.
"En la construcción se está produciendo una especie de tormenta perfecta. En todos estos años de recuperación hemos pasado por momentos muy difíciles. Ha habido una década de parón del sector y en esos diez años no ha visto un relevo. Los oficios se pasaban de padres a hijos y la gente joven ahora no le encuentra atractivo", desarrolla en la línea de lo avanzado por el portavoz patronal. Y abunda en una cuestión analizada más someramente con anterioridad, la de la cualificación. "No se sacan planes formativos y ahora se precisa de una gran cualificación porque si no los trabajadores no pueden acceder a las obras por los requisitos de prevención seguridad. Ni la administración ni los organismos competentes que tendrían que haber sacado esos planes lo han hecho", lamenta.
"Los contratos públicos no permiten revisión de precios si se encarecen las materias primas, al contrario que en el sector privado"
A tal extremo relata Martínez Amat que se ha llegado que fue él mismo quien decidió aventurarse en una iniciativa pionera como la de sacar un curso de encofradores con la ayuda de la Diputación de Granada porque "veía que nadie se ponía las pilas". "Pero, ¿qué pasa ahora? Que el sector de la construcción vive un momento muy complicado por la subida de precios y la falta de suministros. Yo tengo cartera de clientes, pero no se materializan los encargos porque las grandes obras públicas están ya imposibles. Los grandes proyectos están muy pausados, cuando tendrían que estar al doble de lo que nosotros producimos en este momento", denuncia. "Es una cadena que falla desde el principio: bases de precios desactualizadas, sistemas de licitación injustos donde se permiten bajas inasumibles e inflexibles a las subidas de precios como los que estamos viviendo".