Segundo naufragio del Granada CF en dos temporadas
El conjunto nazarí afrontará su último partido de la campaña sin nada en juego | La pobre segunda vuelta del equipo pese al paso de tres entrenadores por el banquillo de Los Cármenes hace a los rojiblancos pensar ya en el próximo curso
El Granada CF jugará este sábado su último encuentro de la temporada ante el Cádiz, pero lo hará con su campaña particular ya terminada. Por segundo año consecutivo, el conjunto nazarí afronta la última jornada del campeonato liguero sin nada en juego. El ambicioso objetivo que señaló la directiva al comienzo de la 17/18 quedó lejos hace tiempo, y la meta secundaria se hizo inalcanzable el pasado domingo tras la derrota en Gijón.
Si el primer curso tras la marcha de Quique Pina del conjunto nazarí, que terminó con un bochornoso descenso a Segunda División, pudo calificarse como desastre, solo los registros cosechados en la primera vuelta han impedido que este reciba tal denominación. Desde el pasado mes de marzo, el equipo rojiblanco comenzó un proceso de autodestrucción que no pudo ser detenido por ninguno de los tres entrenadores que han ocupado el banquillo granadino durante esta temporada y que se ha materializado en solo dos triunfos en los últimos 13 encuentros.
La sangría defensiva, en especial a balón parado, unida al decreciente rendimiento de jugadores como Joselu, Pedro o Chico Flores, que habían sido esenciales en la primera mitad de la temporada, y al paupérrimo balance de resultados lejos de Los Cármenes, condición en la que solo cuatro equipos -Lorca, Sevilla Atlético, Cultural Leonesa y Almería- empeoran sus registros, han terminado por situar a la escuadra nazarí en la décima posición de cara a la última fecha del campeonato, tras la que el conjunto rojiblanco podría, incluso, acabar en la undécima plaza.
La apatía aterrizó en la plantilla granadina y terminó contagiando a la mayor parte de los efectivos, lo que llevó a los nazaríes a mostrar una imagen que ha terminado por despertar la ira de la afición nazarí, que ya ha mostrado su malestar 'silenciando' el estadio y ha buscado sus culpables. Estos, tal y como mostraron en el encuentro ante el Reus, se sientan en el palco de Los Cármenes. Las decisiones tomadas por la directiva del conjunto granadino, y sobre todo su nulo resultado en cuanto a lo deportivo, han llevado a parte de la hinchada a pedir su dimisión.
UN COMIENZO QUE SEMBRÓ DUDAS
En junio del 2017, comenzó la construcción del 'nuevo Granada' con la contratación de José Luis Oltra y una limpieza profunda en todos los niveles del club. Precisamente, fue en la presentación del técnico valenciano cuando quedó marcado el objetivo principal del conjunto nazarí para esta campaña, que no era otro que el ascenso directo.
Sin embargo, el inicio del campeonato liguero no fue acorde a las pretensiones de la directiva. Los primeros cinco encuentros de los de Oltra se saldaron con cuatro empates y una derrota, cifras a las que hay que sumar la eliminación de la Copa del Rey al caer por 3-0 en casa del Zaragoza. Todo ello comenzó a generar dudas en las gradas del feudo rojiblanco, aunque estas quedaron pronto disipadas.
Tres victorias consecutivas que, tras una derrota, se completaron con otros tres triunfos situaron al conjunto nazarí en la pelea por los dos primeros puestos, alcanzando el liderato de la clasificación al empatar a cero ante Osasuna, por lo que el agua parecía volver a su cauce. Nada más lejos de la realidad.
La derrota en casa ante el Sevilla Atlético abrió la veda de goles a balón parado que ha mermado durante el resto de la temporada al conjunto nazarí, que ya llegó al final de la primera vuelta mostrando déficits y con un rendimiento irregular (tres victorias, tres derrotas y dos empates).
El comienzo de la segunda mitad de la temporada continuó marcado por la irregularidad y la fragilidad a balón parado, pero una racha de cuatro triunfos consecutivos volvió a acercar el objetivo principal, que comenzaría entonces a alejarse.
EL LUGO COMENZÓ LA DEBACLE
Pocos podrían imaginar lo que vendría tras ganar al Alcorcón. Tres derrotas consecutivas, ante el Lugo, el Nástic y el Oviedo, acabaron con el crédito de José Luis Oltra, que fue destituido de forma repentina. El equipo, entonces, era quinto con 49 puntos, ocho por debajo del segundo clasificado. El hasta entonces entrenador del Granada B, Pedro Morilla, recogió el testigo del técnico valenciano, una decisión que aún hoy es muy cuestionada y criticada por la afición granadinista.
Pese a que la etapa de Morilla al frente del conjunto nazarí comenzó con un triunfo por la mínima ante el Numancia, sus cifras empeoraron con creces los registros de Oltra. Dos derrotas y tres empates más tarde, Morilla fue destituido del cargo, que no despedido del club, y en su lugar llegó Miguel Ángel Portugal. El técnico burgalés recogió a un equipo muy fragmentado que ocupaba ya la octava posición y al que no ha logrado recomponer.
PLANIFICACIÓN DEL FUTURO
Con el fin de las opciones matemáticas del conjunto nazarí de alcanzar la promoción de ascenso, la directiva comienza ya a planificar la próxima temporada en La Liga 1|2|3, en la que el objetivo, a priori, volverá a ser el regreso a Primera División, algo para lo que tendrá duros competidores. Deportivo de La Coruña, Las Palmas y Málaga, recién descendidos, pelearán por la misma meta que los granadinos, que no contarán con el respaldo económico que tuvieron al comienzo de esta temporada al llegar de Primera y que, además, deberán competir con otros históricos que permanecerán en la categoría de plata.
Lo harán, en principio, con una base de la plantilla de esta temporada. Quince jugadores del actual plantel aún tienen contrato en vigor con el club y pretenden cumplirlo. A ellos, podrían unirse Chico Flores, Darwin Machís e, incluso, el colombiano Adrián Ramos.