Un semáforo en mitad de la acera, una incongruencia en el Realejo
Lleva allí nada menos que desde 2004 y obliga a los carritos de bebé y de discapacitados a invadir la calzada para sortearlo
Lleva allí desde por lo menos quince años desafiando a la lógica, como un monumento a la estupidez. Está justo en la mitad de una acera particularmente estrecha, la de la calle Molinos, muy poco antes del punto en el que se convierte en la calle Vistillas de los Ángeles, de manera que entre él y la pared sólo cabe una persona.
Si van dos juntas, tienen que rodearlo. Y si quien se topa con ese obstáculo va en un vehículo para discapacitados o transporta un coche de niños (y ese grupo es bastante numeroso, porque pilla de camino para llegar a dos guarderías), directamente tiene que bajarse de la acera e invadir la calzada.
Esa calzada tiene un carril en cada dirección pero también una particularidad: nunca se ocupan los dos a la vez sino que se turnan porque, unos metros más allá, la carretera se estrecha tanto que sólo cabe un coche. Así que si el infortunado llega al lugar justo cuando están pasando los vehículos en su misma dirección, tiene que esperar hasta que se ponga en rojo.
Tanta introducción para hablar de un semáforo. De un simple semáforo. Es digno de estudio la de problemas que puede causar una cosa en apariencia tan insignificante. De estudio y de preguntas: ¿Por qué sigue ahí? ¿Tan difícil es quitarlo, ponerlo un poco más allá o, lo que a los damnificados se les antoja la solución más sencilla, ubicarlo de manera que no moleste? ¿Saliendo de la pared, en horizontal y a una altura que no estorbe a los altísimos autobuses que pasan por la zona? ¿No es posible eso?
Pues por ahora, no. Aunque el presidente de la Asociación de Vecinos del Realejo, Alejandro Corral, no lo entiende. “El problema del semáforo se llevó a una Junta Local de Distrito y se llegó a hablar con los técnicos, que son los que realmente toman las decisiones, quienes ven viables o no las propuestas”. No ocurrió nada y toca volver a mover ficha. “Ahora hay un nuevo equipo de gobierno y lo pediremos de nuevo”, dice, y en su tono hay un punto de resignación anticipada, como el del que no espera demasiado de esa gestión.
El problema, apunta, es que los asuntos que se abordan en esas juntas de distrito “no son vinculantes”. La asociación ha llevado un buen número de problemas a esas reuniones sin éxito. Corral recuerda uno de los más recientes: “Protestamos porque en el parque infantil del Campo del Príncipe hay muy poca luz y al cabo de unos meses recibimos como respuesta que las farolas funcionaban correctamente. Hombre, eso ya lo sabíamos. Pero una cosa es que funcionen y otra que no den luz suficiente”, explica.
En cualquier caso, la para muchos inexplicable permanencia del semáforo volverá a ponerse encima de la mesa, como el pasado 24 de octubre se puso otra relacionada con las aceras del barrio: en el tramo de la calle Santiago que va desde el cruce con el convento de las Comendadoras hasta la Plaza del Realejo, son tan estrechas que en algún punto hasta desaparecen. “Hay gente que se ha resbalado y corremos el riesgo de que alguien se accidente o, peor aún, de que algún coche atropelle a alguien. Ya hemos manifestado nuestra queja y pedido una solución. A ver cuánto tardan en darla y cuál es esa respuesta”, finaliza.
César Díaz, concejal de Movilidad, reconoce que el semáforo no debe estar ahí “porque incumple claramente la normativa de accesibilidad, es algo que salta a la vista”. Y anuncia que el ayuntamiento está dispuesto a actuar cuanto antes.
“Entendemos que la solución pasa por poner el semáforo en la fachada, en forma de codo, y los técnicos del área de Movilidad están investigando si los propietarios del inmueble donde está esa fachada estarían de acuerdo”.
Si es así, el problema podría solucionarse en breve. Si los dueños se negaran, se entraría en una nueva fase: dilucidar si debe prevalecer el interés público o el de los propietarios. Díaz entiende que “jurídicamente hay argumentos” para lo primero, aunque eso pudiera acarrear como contrapartida “dar algún tipo de compensación al afectado”, como ocurre con las expropiaciones forzosas, aunque este no sea exactamente el caso.
Comentarios
Un comentario en “Un semáforo en mitad de la acera, una incongruencia en el Realejo”
V
4 de noviembre de 2019 at 14:23
Hay 3 semáforos en 15 metros.... Se puede quitar y no afectaría al tráfico.