Señor, bendícenos por estos alimentos que vamos a tomar
Aquella numerosa familia tiene costumbre de juntarse para comer al menos una vez al mes. El encargado de reunir a todos los miembros de la misma es el abuelo, un profesor retirado, que además preside el almuerzo colectivo y se encarga de bendecir los alimentos que hay encima de la mesa. El anciano se siente feliz cuando tiene a todo el clan reunido. Los hijos se fueron de casa y han formado su propio hogar, pero una vez al mes van todos a recordarle a su padre que todavía son una familia. Antes de comer, el viejo caballero cierra los ojos y reza con las palmas de las manos juntas mientras los nietos más pequeños se pegan patadas debajo de la mesa y los adolescentes se intercambian disimuladas sonrisas de complicidad porque piensan que el abuelo está en otra onda o que ya está chocheando.
De un tiempo a esta parte la bendición y los rezos del viejo profesor duran más de la cuenta. Y es que está preocupado por las noticias que dan los periódicos y la televisión sobre las carnes que provocan cáncer y la manipulación que sufren los alimentos hoy en día. Él ha leído en el periódico que ha dicho la Organización Mundial de la Salud que comer carne procesada como salchichas, hamburguesas o embutidos aumenta el riesgo de sufrir cáncer. Y que este organismo también considera que la carne roja (vacuno, cerdo, caballo, cordero, cabra…) es “probablemente carcinógena”. Por eso cuando reza lo hace también para que el pollo que hay encima de la mesa no sea de partidas de ave engordadas con dioxinas cancerígenas. Reza para que la harina con la que se ha frito el pescado no sea de unos contenedores que han intervenido recientemente al descubrirse que está hecha con carne de despojos. Reza para que los mejillones en lata que ha comprado no estén en malas condiciones. Reza para que los tomates de la ensalada no sea de invernaderos donde utilizan abonos tóxicos. Reza para que el maíz no sean transgénico y para que la mantequilla no lleve demasiada grasa porque es mala para el corazón.
El profesor está convencido de que todo lo que se come actualmente es porquería primorosamente envasada y le da mucha pena que cada vez haya menos productos totalmente naturales, como aquellos tomates y melones que se criaban en el huerto de su tío. Y está convencido de que cada vez es más difícil encontrar un alimento que no sea perjudicial para el cuerpo humano. Está tan preocupado que por eso que ha decidido cambiar la tradicional fórmula de bendición de la mesa. Antes decía: “Señor bendice estos alimentos que vamos a tomar…” Ahora dice: Señor: “Señor, bendícenos a nosotros por estos alimentos que vamos a tomar…”
Comentarios
Un comentario en “Señor, bendícenos por estos alimentos que vamos a tomar”
Mercedes Pérez Villena
13 de diciembre de 2015 at 12:16
Magnífico tu nueva fórmula para bendecir los alimentos que vamos a tomar...Entre unos y otos , se han empeñado en que los humanos criemos malvas antes de tiempo. Cuán longevos son los alpujarreños.
En esas latitudes posiblemente no se come tanta "porquería primorosamente envasada".