De la Sierra Morena cordobesa al cielo: el astroturismo se consolida como alternativa segura frente al Covid
Cada vez más usuarios eligen esta forma de viajar huyendo del caótico ruido de las grandes ciudades y la contaminación de las conurbaciones
Una decena de alojamientos, parques estelares, campamentos, dos parajes, hasta una granja y tres reservas. Andalucía cuenta con multitud de destinos y localizaciones certificadas por la Fundación Starlight para la observación astronómica. Y entre esa última tríada se encuentra la reserva más grande de todo el mundo, que se extiende de este a oeste por Jaén, Córdoba, Sevilla y Huelva a través de Sierra Morena. La nueva realidad pandémica ha espoleado la ya creciente tendencia al turismo rural, donde el contacto con la naturaleza, la desconexión del estrés urbano y sobre todo la garantía de distanciamiento social son los principales reclamos para los viajeros.
La necesidad de crear un espacio unificado para el desarrollo de las actividades relacionadas con la observación de las estrellas llevó hace unos años a cada uno de los grupos de desarrollo rural (GDR) de las cuatro provincias andaluzas que comprende Sierra Morena a tocar a la puerta de la Fundación Starlight, entidad avalada por la Unesco. “Tenemos un entorno maravilloso que está protegido. Pensamos que si el suelo está protegido, ¿por qué no habría de estarlo el cielo?”. Así lo explica Ervigio Núñez, gerente del GDR Sierra Morena Cordobesa, quien reivindica la observación astronómica como actividad que no sólo genera riqueza respetando el medio ambiente, sino también como dinamizador de un turismo de calidad del que también se pueden aprovechar sectores como la hostelería o los establecimientos de hospedaje.
“El astroturismo, como su propio nombre indica, fuerza a la gente a que pernocte”, relata Núñez, quien recuerda que durante el día se puede sacar mucho partido al contacto con la naturaleza para disfrutar del vuelo majestuoso del buitre negro o el leonado, o fauna como el lince ibérico. “Además, se combina a la perfección con otras opciones como la gastronomía, el enoturismo, los senderos, el Camino Mozárabe o las láminas de agua”, agrega el gerente como antesala para poner en valor la opción de turismo seguro 'anti Covid' que permite desarrollar este tipo de actividades.
Un atractivo para viajeros de todo el mundo
Núñez habla para este reportaje desde el Alojamiento Rural Superior Molino La Nava, un antiguo molino aceitero del siglo XVIII que ha sido reconvertido en un hotel rural en el que no faltan turistas de todos los rincones del mundo. Así se puede ver en el vídeo que acompaña a esta noticia alojado en nuestro canal de YouTube. Algunos colocando una tachuela en sus aplicaciones de mapas para tener 'controlado' el lugar al que harán una escapada al año desde países como el Reino Unido. Y es que el astroturismo ejemplifica como pocas actividades la necesidad de establecer ofertas simbióticas a través de empresas. Este alojamiento está ya enfocado y tematizado para la observación de las estrellas, incluso disponiendo de un pequeño telescopio propio o de libros y material relacionados con la astronomía.
Para Ervigio Núñez esto es “básico y fundamental”. Algo que comparte Trinidad López, jefa de Recepción de Molino La Nava. “Aparte de alojar clientes de todas las nacionalidades, trabajamos también con otras empresas --pues somos Reserva Starlight-- para organizar eventos de astronomía tales como masterclass con cena incluida, avistamientos o instalación de los telescopios que a veces incluso los propios clientes traen”, desarrolla. “El tipo de turista que viene aquí se corresponde con personas que buscan la tranquilidad y el relax. Un paquete incluido con masterclass y cena cuesta unos 60 euros”, apostilla López, quien admite que ha percibido un crecimiento del turismo rural desde la llegada del coronavirus.
“Antes ya éramos pioneros, pero ahora hemos subido muchísimo. Aquí tenemos nueve habitaciones, luego no es un alojamiento rural con demasiada gente. Las cenas las montamos al aire libre, sobre todo en verano, por lo que nos aseguramos el distanciamiento social. Dentro del restaurante mantenemos la distancia de seguridad. En el desayuno, los clientes no tienen que tocar nada que no sea estrictamente necesario para ellos, como teteras de café”, explica la responsable de Molino La Nava, que trabaja estrechamente con una de las empresas referentes en lo que a observación de las estrellas se refiere en Andalucía: Astroándalus.
Generación de sinergias
La colaboración de la Consejería de Turismo de la Junta con entidades y empresas está siendo imprescindible para la consolidación de la marca ‘Andalucía, elección natural’, con la que el propio Gobierno andaluz pretende poner en valor las bondades de la comunidad como destino idóneo para la nueva normalidad que poco a poco se abre paso tras dejar atrás los momentos más complicados de la pandemia. En ese esfuerzo, los lazos de cooperación público-privada y el necesario entendimiento entre las distintas ramas del sector privado para obtener resultados mejorados que se retroalimenten son las piedras de toque fundamentales en una estrategia que en menos de cinco meses ya ha dado sus frutos.
En este paraje perteneciente a Montoro, en Córdoba, pero a caballo con Villa del Río donde se encuentra Molino La Nava ese concepto se hace tangible con empresas como la antes referida: Astroándalus. Con dos telescopios que cargan en un remolque, sus responsables tienen acuerdos de colaboración con el alojamiento rural, cuya trastienda alberga un jardín que se convierte en el lugar idóneo para ver la observación de las estrellas. La responsable de Proyectos de Astroándalus, Lola Guerrero, recuerda que en realidad esta marca surgió como agencia de viajes, aunque no sólo se ha especializado en turismo científico, sino que también cuenta con una línea de consultoría que asesora a ayuntamientos y administraciones en todos los niveles respecto a las potencialidades de sus territorios como destino Starlight.
Radicada en Mengíbar, en la provincia de Jaén, pero con implantación en toda España, Astroándalus ha conseguido que muchos municipios apuesten por este tipo de actividades que generan empleo y actúan como dique de contención contra la despoblación al fijar a las gentes oriundas de cada lugar y abrirles nuevos horizontes. “Esto es perfecto para conseguir estos objetivos”, sintetiza Guerrero, que improvisa una ruta por algunos de los enclaves que no se pueden dejar pasar en Sierra Morena a la hora de ver las estrellas y haciendo hincapié en la provincia de Córdoba: “Realizamos actividades en la zona de Aldeaquemada, el Centenillo –en Despeñaperros– o en la Sierra de Andújar. En Córdoba trabajamos mucho en Montoro, Villaviciosa de Córdoba o Villanueva del Rey. En Sevilla, toda la parte norte de la provincia, como Cazalla de la Sierra, y en Huelva en la zona de Aracena”.
“Las actividades de astroturismo son muy flexibles y se adaptan a lo que el cliente nos pide. Hay gente que demanda actividades privadas solo para esa persona. Luego las parejas se lo regalan por sus aniversarios, por ejemplo aquí en Montoro, con una duración de dos o tres horas con un recorrido completo por el cielo. Por último, también contamos con actividades públicas mucho más numerosas, con 50, 100 o 200 personas, que requieren de más telescopios y monitores, y que se combinan con catas de aceite, vino o actuaciones de música o teatro previos”, finaliza Guerrero. Mientras Lola explica todo ese proceso, una pareja se asoma a Júpiter a través del telescopio de Astroándalus. Han venido de Girona y ahora saben por qué la estrella polar siempre apunta al norte, contemplan en vivo el recorrido de la Vía Láctea como nunca antes y reconocen las constelaciones más importantes del firmamento. De Córdoba al cielo.
Con la colaboración de la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía