Sin el aporte colectivo, el Covirán navega a la deriva

Ante el Tenerife, hasta cinco jugadores se marcharon con su casillero de puntos a cero y se observo una clara falta de ayuda en el rebote

Coviran Granada Laguna Tenerife
Jacob Wiley y Jonathan Rousselle en el encuentro ante La Laguna Tenerife | Foto: Antonio L. Juárez
Ainoa Morano
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En ocasiones, en las cosas más sencillas está la clave para conseguir grandes metas. Con esta premisa, el Covirán Granada solo necesita de un aspecto fundamental para que las victorias y la continuidad lleguen para quedarse: la aportación de todo el equipo. Puede parecer obvio, pero esta temporada más que nunca, si la plantilla al completo no aporta, los rojinegros tienen muy complicado que la balanza torne a su favor. 

En apenas una semana de diferencia se ha visto cómo el Covirán Granada es capaz de ganar de 30 puntos a Bàsquet Girona a acabar sufriendo por un último periodo para el olvido ante un Tenerife que no brilló con los de siempre, con Shermadini y compañía, sino que necesitó de la brillantez de Kramer y la inspiración de Guerra para llevarse la victoria en tierras granadinas.

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En el duelo de la tercera jornada de la ACB, los granadinos firmaron un partido exquisito, de los mejores que se le recuerda al equipo en muchísimo tiempo. Y no se habla tanto de la anotación, sino de la aportación colectiva. Ante Bàsquet Girona todos los jugadores, a excepción de Agustín Ubal que apenas estuvo quince segundos en pista, aportaron su granito de arena al marcador. Los que menos puntos sumaron fueron Pere Tomàs y Sergi García con 3 y 4 puntos, respectivamente. Sin embargo, sus cuatro rebotes capturados para cada uno y las tres asistencias del base mallorquín compensan la "baja anotación". Aunque, más que pocos puntos, se podrían considerar que fueron canastas seguras ya que su faceta ofensiva no se vio eclipsada por los continuos intentos sin acierto.

La labor de todos y cada uno de los jugadores de Covirán Granada fue impecable hace tan solo una semana. Los siete rebotes de Rubén Guerrero y Amine Noua, los seis de Gian Clavell, los cinco balones capturados de Bamforth, Vicedo y Valtonen... También las cinco asistencias repartidas por Jonathan Rousselle. El 3/6 en triples de Vicedo o el 8/9 en tiros libres de Noua. Sobre todo, el 4/4 en tiros de dos de Valtonen.

Los números reflejan que todos los efectivos disponibles remaban en la misma dirección. Sin embargo, este fin de semana, los únicos que cogieron con fuerza el timón y trataron de llevar a buen puerto el barco rojinegro fueron Jacob Wiley, Gian Clavell y Elías Valtonen. El estadounidense y el puertorriqueño firmaron su tan ansiada reivindicación, mientras que el finlandés se mantiene en su línea de ser un jugador impecable, serio y que nunca, o casi nunca, toma malas decisiones.

Hasta cinco jugadores se marcharon el pasado domingo del Palacio de Deportes con cero puntos anotados. A los tres mencionados anteriormente, hay que añadir a Vicedo, Rousselle y Noua, aunque sus anotaciones ni siquiera llegan a la decena de puntos. De hecho, entre estos tres solo suman un punto más que los anotados por Valtonen. A esto hay que añadir la baja presencia que tuvieron los granadinos en el rebote. Cuatro jugadores se fueron sin un solo balón capturado, entre ellos Vicedo, un efectivo necesario en el juego defensivo tal y como ha comentado varias veces Pablo Pin. Misma situación con Ubal o García, dos jugadores que suelen aportar en las tareas defensivas. Más llamativo en Rubén Guerrero que se marchó con un solo rebote en su casillero.

Se podría decir que el Covirán cumplió con su gran objetivo que era encontrar un equilibrio entre la versión del equipo de las dos primeras jornadas y la de Girona. Sin embargo, por mucho que aguantase tres cuartos, los rojinegros se necesitan mutuamente si se quieren seguir sumando triunfos. De lo contrario, la temporada se complicará.