Sin cambio efectivo y con otra derrota

Pese al intento de Joaquín Caparrós de renovación del once, el Granada CF volvió a caer y acumula ya cuatro derrotas consecutivas y no es capaz de devolver la ilusión a la afición de Los Cármenes

granada rayo
Foto: Fernando Alanzor
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Un encuentro que se veía ya lejos en el tiempo debido al parón liguero, el de La Rosaleda, era un mal precedente el que estaba en la memoria de la afición del Granada CF, que esperaba como agua de mayo una victoria de su equipo en Los Cármenes, o un algún cambio en la imagen del equipo cuanto menos.

Y eso es lo que a priori intentó Joaquín Caparrós, pero el cambio llegó más en la forma que en el fondo. Tres nuevas caras saltaron al terreno de juego en el once inicial que propuso el míster nazarí: Sissoko en el interior izquierdo, Ortuño en la punta de ataque y el debutante Soulayman, tercer canterano rojiblanco que hace debutar Caparrós en Primera. Sin embargo, a pesar de las caras nuevas, el equipo empezó el encuentro amenazado por la sombra de las tres derrotas pasadas, atrasado y con pocas ideas en la creación.

El entrenador sevillano volvió a alinear a cuatro mediocentros, lo que desplazó a Fran Rico a la banda derecha, lugar donde el gallego no termina de hacer su fútbol. Con el ‘cuatrivote’ el beneficiado fue Piti, quien ocupó su lugar natural, la media punta, posición que con tanto ahínco había reclamado a lo largo de la semana, pero se perdió mordiente en las bandas y brillantez en la medular, ocupada por un Iturra  que lo intentó sin acierto y un Soulayman que, nervioso, no mostró las buenas sensaciones que deja habitualmente en el filial. Así, el catalán encontró pocos socios en los tres cuartos y se vio aislado en el ataque junto a Ortuño.

Durante la primera media hora del encuentro el Granada CF no encontraba su lugar, estaban intentando engranarse sobre los constantes cambios que, dibujo y piezas, llevan sufriendo desde el inicio de temporada. Esto lo aprovechó el Rayo para meter el miedo en el cuerpo a los rojiblancos, que hasta que no llegó la recta final de la primera mitad no supo sacudirse el dominio franjirrojo.

En la segunda mitad se atisbó, durante los primeros compases, una actitud que recordaba a la del inicio liguero y un juego nazarí con intención de ir a por el encuentro, coincidiendo con la entrada de Rochina por Soulayman y la vuelva de Fran Rico a su posición de mediocentro puro. El valenciano se diluyó a los pocos minutos de estar sobre el césped, como está ocurriendo en sus últimas intervenciones, pero aparecieron las figuras de Foulquier y Piti, que por momentos otorgaron al Granada de una mordiente que llevaba tiempo sin mostrar.

Pero sólo fueron picos de intensidad, ya que el conjunto granadino volvió a mostrar carencias en la creación y, sobre todo, de cara a portería. El gol no llega. Todo esto, sumado a la maldición del último minuto, en el que la escuadra rojiblanca ya ha dejado escapar cuatro puntos (dos en Elche, uno en La Rosaleda y otro ayer en Los Cármenes), hace que el cambio que se pretende sea una ilusión, puesto que el planteamiento y el dibujo no cambia, así como tampoco lo hace el juego con balón nazarí. Caparrós no da con su once, ese once que sea sólido en defensa, esté replegado atrás, pero luego sepa fluir en la transición al ataque.

PITI

El catalán ayer jugó más adelantado y, como el resto del equipo, no encontró su sitio durante los primeros compases del duelo. Ya en su posición y con el equipo bien asentado en el campo, Piti tuvo momentos en el que se le vieron algunas de aquellas maneras que le hicieron despuntar en el Rayo, momentos que coincidieron con los mejores minutos en ataque del conjunto nazarí.

Queda por ver si estos destellos son lo suficientemente convincentes para que Caparrós siga alineándolo en la media punta, o, por el contrario, los utilice para tirarlo al foso de los leones.

SOULAYMAN

El joven gambiano debutó en Primera División tras haber superado todas sus lesiones que le perseguían desde pretemporada y después de haberse rodado con el filial de Joseba Aguado. El mediocentro nazarí es una de las perlas de la cantera, pero ayer no tuvo su día. Tal vez por nerviosismo o por la mayor exigencia de esta categoría, ‘Suly’ no fue capaz de desplegar su fútbol de control total de la medular del centro del campo que formula cuando juega con el Granada B.

Cometió varias faltas que le costaron la amonestación verbal, en primera instancia, y la cartulina amarilla, en segundo orden, por lo que Caparrós decidió dejarlo en el vestuario en el descanso.