Somalia, al borde de su tercera hambruna en 25 años

Hasta 270.000 niños podrían sufrir malnutrición aguda este año y 5,5 millones de personas necesitan ayuda urgente

hambruna-pobreza-tercer-mundo-madre-bebe-infancia
FOTO: UNICEF/PRINSLOO
E.P.
0

En Somalia, el hambre ha sido una realidad para muchos de sus ciudadanos desde que el país quedó sumido en el caos tras la caída del régimen de Siad Barre en 1991. El país del Cuerno de África, uno de los más pobres del mundo, se encuentra ahora nuevamente al borde de la hambruna, la tercera en 25 años, como consecuencia de una gravísima sequía.

"Actualmente, aproximadamente 6,2 millones de somalíes necesitan asistencia humanitaria. De ellos, 3 millones necesitan ayuda urgente para salvar sus vidas", según explica el portavoz de la Misión de la ONU en Somalia (AMISOM), Joseph Contreras, subrayando que "este es un aumento significativo frente a los 1,1 millones que estaban en estas circunstancias en septiembre".

Más de 360.000 niños tienen malnutrición aguda y 70.000 están gravemente malnutridos, lo que les deja a un paso de la muerte, según datos de la ONU, que cifra en 5,5 millones las personas que necesitarán ayuda urgente en los próximos seis meses.

En total, el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), prevé que en 2017 habrá 944.000 niños con malnutrición aguda y 185.000 con malnutrición severa y necesitados de ayuda para salvar sus vidas, pero advierte de que esta última cifra podría aumentar un 50 por ciento hasta los 270.000 en los próximos meses.

Ante el deterioro continuado de la situación alimentaria en los seis últimos meses, en un contexto de persistente inseguridad por la presencia del grupo terrorista Al Shabaab y con un Gobierno que no ha conseguido establecer su control en todo el país, el coordinador humanitario de la ONU declaró la alerta pre-hambruna el pasado 2 de febrero.

Y el pasado 28 de febrero el nuevo presidente del país, Mohamed Abdullahi Mohamed, optó por declarar la situación de desastre nacional a causa de la sequía, con el objetivo de "hacer frente a la emergencia humanitaria en todas las zonas afectadas". Además, hizo un llamamiento urgente a la comunidad internacional a acudir en ayuda de Somalia para "evitar una tragedia humanitaria".

"Hemos llamado a esta sequía 'Odi Kawayn', que en somalí significa 'algo más grande que los ancianos'. Ninguno de nuestros ancianos ha visto nunca una sequía tan dura como esta", cuenta a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) Halima, una de los 6,2 millones de afectados por la sequía.

Los salarios se están desmoronando, los precios de los alimentos y del agua están subiendo, las muertes de animales están aumentando y las tasas de malnutrición están comenzando a subir, por lo que cada vez son más los somalíes que están abandonando sus hogares en busca de sustento, destaca la OIM, advirtiendo de que "sin asistencia, muchas personas se enfrentan a malnutrición, un significativo aumento de enfermedades, de pérdida de medios de vida e incluso la muerte".

MALNUTRICIÓN Y ENFERMEDADES

Pero no es solo la falta de alimentos la que provoca la muerte de los niños desnutridos, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS), sino que más bien suelen ser las enfermedades que estos contraen como consecuencia de su debilitado sistema inmune.

Actualmente en Somalia, según la OMS, la falta de agua potable, exacerbada por la sequía, está contribuyendo a un riesgo mayor de enfermedades transmisibles. En concreto, la agencia de la ONU estima que hay casi 5,5 millones de personas en riesgo de contraer cólera. Según datos de la ONU, ha habido 7.909 casos de cólera y diarrea acuosa aguda y 196 muertes en lo que va de año en once regiones del país.

En este sentido, la OMS subraya que la salud debe ser un componente clave en la respuesta ante esta emergencia, incluyendo no solo el tratamiento médico contra la malnutrición severa, sino también la detección de enfermedades que pueden resultar mortales como el sarampión, la malaria, la diarrea y las enfermedades respiratorias.

El centro de estabilización en el Hospital General de Kismayo, apoyado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), han podido comprobar el aumento de niños malnutridos. El centro es uno de los pocos lugares en el sur y el centro de Somalia donde se ofrece tratamiento a estos niños. Para finales de febrero de este año, ya ha admitido a 369 pacientes, un 40 por ciento más que en 2016.

AUMENTO DE CASOS DE MALNUTRICIÓN

El director del centro, Mohamed Gedi, se muestra alarmado por el aumento en las llegadas de niños malnutridos. "Desde noviembre de 2016, estamos sintiendo la presión ante el aumento de la llegada de pacientes", cuenta al CICR. "Estos pacientes llegan desde las zonas rurales, las zonas de pastoreo. Los agricultores han perdido sus cosechas dos veces ya", precisa.

"Los últimos seis meses han sido realmente malos", admite Gedi. "Se parece a la crisis de la sequía de 2011", añade, en referencia a la última hambruna declarada en el país, que se cobró la vida de 260.000 personas, la mayoría antes de que se hiciera la declaración oficial de la situación.

Abdirahman Bakar Alí, de 10 meses, llegó al centro en enero, gravemente desnutrido y con sarampión. Aquí, ha mejorado y podría recibir el alta muy pronto, pero a su madre, Sahra Osman, que tiene otros nueve hijos, le preocupa cómo conseguirá alimentarle si sigue la sequía.

Según cuenta, la tierra está tan seca que es imposible plantar nada que crezca. "Una tierra así de seca no puede producir", se lamenta. "Los padres comen la comida que dejan sus hijos", añade. "Si no tenemos nada, dormimos. Nosotros somos adultos, podemos perseverar, pero los niños pequeños no pueden", subraya.

RECURSOS AGOTADOS

"Un elevado número de somalíes han agotado todos sus recursos posibles y están viviendo con una mano delante y otra mano detrás", advierte el representante de UNICEF en Somalia, Steven Lauwerier. "Tenemos una pequeña ventana de oportunidad para evitar esta inminente catástrofe y salvar las vidas de niños y estamos decididos a trabajar con todos los socios y actores para lograrlo", añade.

Por su parte, el director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en el país, Laurent Bukera, insiste en que la ayuda ya ha ayudado a salvar vidas en el norte de Somalia, "pero ante la propagación de la crisis se extiende no hay tiempo que perder".