"Soy rayista y 'pitingo'"

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Manuel Herrera @manuelherrerapr// Foto: Román Callejón @romancallejon
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Era el minuto 81 de partido en Vallecas. Con el resultado a favor a falta de menos de diez minutos para el final, Alcaraz decidió hacer su último cambio. Pereira era el elegido para entrar. El cuarto árbitro alzó el cartelón. El sustituido era el número 20: Piti. 

Al principio, Vallecas silbó el cambio. Quizá, por inercia, sin percatarse de quién era el que salía del terreno de juego. Pero, enseguida, en cuanto comprobaron que era Piti el que se dirigía a la banda, el sonido cambió. Una buena parte de la grada se puso en pie para despedir a uno de los suyos: protagonista de dos ascensos y de la mejor temporada de la historia del club. Un mito del Rayo Vallecano.

Todo el público se volcó con Francisco Medina Luna 'Piti', pero, para un grupo de seguidores, esa despedida tenía un componente emocional mayor. En la parte de la grada que le da la espalda a la Avenida de la Albufera, un grupo de seguidores aplaudía y coreaba el nombre del catalán de forma desaforada. Eran los 'pitingos', los miembros de la peña del exjugador del Rayo; ahora, del Granada.

Aproximadamente tres horas antes, en un bar situado a escasos metros del Estadio de Vallecas, los componentes de la Peña Piti, conocidos como 'pitingos', calentaban motores de cara a una nueva jornada liguera: Cervezas, buen ambiente y rayismo en vena. Lo habitual. Pero el sábado era especial.

Por primera vez, el símbolo de su unión en torno a la franja regresaba a Vallecas con otra camiseta: "Es agradable que vuelva, pero es triste que sea con otro equipo", reconocía uno de los miembros de la agrupación, resignado a que la comprensión ante la salida de los buenos jugadores va en el oficio de ser del Rayo: "El fútbol es así. Somos un club humilde".

Diversos murales y fotografías dedicados a Piti presidían la conversación, en un entorno en el que también se podían leer numerosos lemas clásicos de la afición vallecana. ¿Corazón dividido? "Si gana el Granada, nos alegraremos por él, pero lo primero siempre es el Rayo.

Pasara lo que pasara en el partido, la intención de la Peña Piti era homenajear a su símbolo con una cena después del encuentro. Las exigencias del calendario lo impidieron, pero, en el recuerdo de los 'pitingos' se mantiene fresca la imagen del futbolista que emigró a Granada: "Es un tío muy amable, cercano y muy campechano. Nos pagaba pancartas, venía a las cenas y se portaba siempre muy bien con nosotros", recalcaba un aficionado.

Cuando finalizó la ovación en Vallecas, acabó todo. Piti se fue como había venido, como cualquier rival. Pero él no es cualquiera, y menos para sus peñistas, que siguen defendiendo, esté él o no sobre el césped, que son "rayistas y 'pitingos'"