Success fue el ángel, y el Granada CF se convirtió en demonio

El nigeriano se pegó un festín en la banda izquierda, donde superó a Lora en cada una de sus acciones; Rubén Pérez fue una de las claves en la recuperación del juego granadinista. Sin embargo, el Granada CF sentenció su propia condena con un error tras otro, y como es costumbre, recibiendo un doloroso empate en el minuto 95... pasado.

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Success en una acción del partido emparejado con Lora.
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Otra vez. Una vez más. Siempre la misma historia… La vida sigue igual. Son frases hechas cuando vas a escribir una crónica sobre un partido en el que uno de los protagonistas es el Granada CF.  Los nazaríes comienzan los partidos con un gol en contra. Siempre hay que marcar dos goles para conseguir los tres puntos. Debe existir como una ley o norma intrínseca de la naturaleza rojiblanca horizontal en el que siempre se encajará un gol en los últimos diez minutos. O dos. En el partido ante el Sporting, no fue diferente. La inferioridad numérica trajo consigo un gol por expulsado. Primero fue Nacho Cases, a los dos minutos de que Miguel Lopes abandora el césped. El apogeo sportinguista llegó con el gol de Guerrero, en el último minuto, donde más duele. Apenas cuatro minutos antes, Dória se había autoexpulsado.

Precisamente de Dória es necesario hablar. El defensa brasileño fue ayer un tanque sin control. Disparaba cañonazos a todo lo que se movía por alrededor del área del Granada, y también dentro. El peligro en sus acciones es muy extremo y lo demostró en dos penaltis que cometió, uno en la primera parte y otro en la segunda. Fallos de alevín, en concreto, su expulsión. Justo después de recibir cartulina amarilla, se le ocurre perder tiempo; atendiendo a la facilidad del colegiado de ayer para sacar amarillas, la segunda no se hizo esperar ni un minuto. Su calidad técnica es indudable, pero de seguir con ese perfil de ‘kamikaze’ va a dar más de un quebradero de cabeza a Sandoval.

Otro que dio de qué hablar fue Álvarez Izquierdo. El colegiado se dedicó a ensuciar un partido limpio entre ambos equipos. Además de los dos penaltis claros protestados por el Sporting, también tuvo la mano ligera con las tarjetas con los rojiblancos, y se pasó con un tiempo extra que condenó al Granada. Se equivocó, sí, aunque para ambos bandos. El tema del acta, mejor ni comentarlo. Fue su particular guinda al partido. Es su palabra contra la de Cordero y Sandoval.

Analizando las cosas con tranquilidad, y como diría Laporta “al loro, que no estamos tan mal”. Hay píldoras por las que ilusionarse, o al menos agarrarse para no caer al precipicio. El Granada CF tuvo tramos de gran fútbol con un Success espectacular. Es pura fiesta dentro del campo. Potencia, velocidad, calidad, elegancia. Por ponerle un pero, le falla la definición ante la portería (calma, tiene 19 años), pero eso es algo cotidiano por Los Cármenes. El nigeriano se vistió de conciencia, del angelito que te resuelve la papeleta. Su cambio a la izquierda fue clave. Desde allí fabricó la jugada del primer gol. Y desde allí, marcó un golazo recortando hacia fuera y metiendo la rosquita hacia dentro. La temporada, si se lo propone, puede ser una gozada para él y su futuro. Pintaba bonita la noche, una victoria especial con dirección directa a Ismael, el segundo de Sandoval.

Si Success fue el ángel, el Granada CF se convirtió en demonio. La suerte dicen que es para los débiles. Pues el Granada CF y su afición tienen que ser muy fuertes. El 1-4 se atisbó, y con él una goleada que llevaba tiempo sin disfrutarse con los nazaríes de por medio. Una acción de Success de puro Laudrup dibujó un pase entre líneas para Thiévy que no acertó a superar al portero con su regate. Decián que venía fino, pero parece que el atino de cara puerta se quedó en el Congo, o no le dejaron pasar con él una vez entrados a Granada: ‘Aquí gente que meta goles, no’, debieron comunicarle en el aeropuerto. Esta misma acción fue finalizada por Rubén Pérez, que se encontró un rechazo sólo ante la portería, aunque con tres defensores bajo palos. No era tan fácil como parecía, a pesar de que fue una ocasión clarísima para matar el partido.

Las soluciones serán variopintas a lo largo de la semana. ‘Hay que cambiar a uno’,’ hay que correr más’,’ hay que echarle más hue…’ lo de siempre. Lo único que podemos afirmar es que el Granada está abonado al sufrimiento, lo sacó con su carnet de equipo de primera división y no importan los fichajes que se hagan. Graná y sufrí es lo mismo, pero lo importante es que siga siendo en la élite.