Incivismo y delincuencia, la complicada situación de los alrededores de la estación de autobuses de Granada
Los vecinos del barrio muestran su hartazgo ante la cantidad de basura acumulada en el barrio y por los sucesivos episodios conflictivos con algunas personas que viven en la calle
Llegar a Granada y que lo primero que se visualice sea un barrio donde la suciedad acapara cada rincón, donde la inseguridad se ha apoderado de las calles y donde la Policía debe reforzar su presencia para proteger a ciudadanos y turistas. Esta no es la imagen que la ciudad desea dar, pero es la realidad que, lamentablemente, se presencia una vez se sale de la estación de autobuses de Granada.
Con un simple paseo por el barrio se puede comprobar cómo las personas sin hogar se han apoderado de ciertos espacios. Cómo colchones, botellas y basura se depositan en casi cada rincón de esta zona de la ciudad y, sobre todo, cómo la inseguridad crece por momentos.
La suciedad que se genera en las calles a causa de las actitudes incívicas es uno de los principales problemas con el que los vecinos quieren acabar. “Estas personas abren los cubos de basura, lo sacan todo y lo dejan tirado. Es cierto que vienen a limpiar, pero a los dos días vuelve a estar todo igual”, aseguran.
Si se pasea por la zona del Lidl y Mercadona, solo unos pocos metros antes de la estación de autobuses, se puede observar cómo un pequeño parque ubicado en la calle de enfrente acumula cantidades ingentes de basura, así como colchones o bolsas con comida en mal estado. Además, las personas “propietarias” de estas pertenencias ocupan los alrededores de esta zona que han convertido en su “casa”, un “hogar” al aire libre, el cual mejor ni mirar ni comentar si no se quiere pasar por un momento tenso.
A la acumulación de botellas, basura o colchones por las calles se suma, según apuntan desde la Asociación de Vecinos de Joaquina Eguaras, que “hay jardines donde estas personas hacen sus necesidades, en mitad de la calle y delante de los viandantes de la zona”. Los vecinos aseguran que lo único que pueden hacer es avisar para que vayan "a limpiar", pero no pueden "hacer más" porque si se encaran con ellos "es mucho peor”.
Actitudes agresivas con los vecinos del barrio
Al caminar por los alrededores de la estación de autobuses es cada vez más habitual que varias personas se acerquen a pedir dinero. Entregar o no esta ayuda, por pequeña que sea, es decisión de cada uno. Sin embargo, se han producido ya varios casos en los que, ante la negativa de aportar el dinero pedido, las personas que lo solicitan tornan a una actitud agresiva que puede acabar en un intento de robo.
Este pasado lunes, la Policía Nacional informaba de un nuevo intento de atraco a una anciana. El suceso ocurrió sobre las 7:30 horas de la mañana cuando se recibió un aviso sobre la presencia de una mujer manipulando los vehículos estacionados en el lugar. Al personarse la patrulla se encontró con la ahora detenida abordando a una mujer mayor. En primer lugar le pidió dinero y, ante la negativa de la víctima, la sospechosa le exigió la entrega de su teléfono móvil. La anciana volvió a negarse y fue entonces cuando la intimidó con un cúter a la vez que le cortaba el paso y la amenazaba diciéndole que no tenía escapatoria. La situación no llegó a mayores por la rápida actuación de la Policía Nacional. Sin embargo, esta es la situación que los vecinos de la zona deben soportar a diario.
Desde la Asociación de Vecinos de Joaquina Eguaras señalan que ellos mismos han vivido algún momento de tensión con estas personas: “Si no les das dinero, te protestan. A alguno le hemos llegado a decir de buenas formas que intenten no tirar la basura al suelo y llegaron a encararse. Algunos de ellos son agresivos”.
Los vecinos del barrio aseguran que la Policía se ha personado en la zona cuando se trata de un caso conflictivo, pero recalcan que es necesaria más presencia policial y piden que las conocidas patrullas de barrio lleguen a sus calles. “Llevamos años viviendo aquí, cuando aun no había nada y aseguramos que es un barrio bueno. Aquí viven muchísimos funcionarios, es una zona tranquila, pero al mismo tiempo es una zona de paso para aquellos que viven en la calle y que se dirigen a la zona Norte por el tráfico de drogas. Pasan por aquí y lo dejan como se ve ahora, sucio y sin cuidado. Llevamos años luchando, pero nada cambia”.