El Granatum, el gran teatro de la ópera que soñó Granada y nunca fue

La reciente cesión de los terrenos a la Junta para la Ciudad de la Justicia desentierra del imaginario el espacio escénico, enterrado a su vez por la crisis de 2008

Granatum de Kengo Kuma. Gran Teatro de la Ópera. Gran Espacio Escénico de Granada
Así de espectacular se habría visto el Granatum desde fuera | Foto: Gabinete
Miguel López Rivera
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Iba a ser el gran teatro de la ópera de Granada y el espacio escénico referente de la capital. Una infraestructura cultural que culminaría de manera fastuosa la celebración del Milenio y sentaría las bases para la Capitalidad Cultural de 2031. Sus patios de butacas estaban compartimentados en octógonos que simulaban las testanas membranosas que separan los granos de una granada frutal y su diseño prometía transformar el skyline de la ciudad.

Todo ello justo en una zona de expansión caracterizada por la vanguardia arquitectónica reflejada ya en construcciones como las del Cubo o el Muro, de Alberto Campo Baeza; la cuarta fase del Parque de las Ciencias o el edificio Fórum y su pionero restaurante giratorio, el único en su momento de toda España. La guinda, o en este caso la 'granada', la ponía el sello del prestigioso arquitecto japonés Kengo Kuma.

Pero como tantos otros macroproyectos, el conocido como 'Granatum' acabó enterrado para siempre en un cajón bajo llave y olvidado en el baúl de los recuerdos. ¿Cuántas veces no se ha usado esta fórmula gramatical para hablar de un coitus interruptus en la ciudad donde todo es posible pero nada termina de concretarse? Y es que lo del Granatum viene de lejos, de muy lejos. Apuntaba a proyecto transformador para poner a la ciudad en los circuitos internacionales, pero se quedó en papel mojado. Y allí donde iba a levantarse el gran leviatán que debía colocar la programación cultural de Granada, como el Festival de Música y Danza, en la flor y nata de la escena internacional, terminará construyéndose el edificio anexo a El Cubo con el que se completará la segunda fase de la anunciada Ciudad de la Justicia.

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Un anhelo que viene de lejos

El sueño de dotar a Granada con un espacio escénico que colmara las inquietudes culturales de una ciudad históricamente relacionada con la música clásica y vanguardista viene de lejos. Tal y como recoge Susana Vallejo en Granada Hoy, fue a principios de la década de los noventa cuando se lanzó por primera vez la propuesta. El guante lo recogió diez años más tarde José Moratalla durante el tripartito, con Manuel Chaves como presidente autonómico y, entonces sí, se comenzó a perfilar el proyecto.

El Ayuntamiento, ya desde hace tres años en manos del popular José Torres Hurtado, cedió en 2006 el solar a la Junta de Andalucía, aún socialista, para que pusiera en marcha todos los trámites burocráticos necesarios para sacar adelante el proyecto. Tras el concurso de ideas, resultó elegido el proyecto del estudio japonés Kengo Kuma And Associates, del arquitecto homónimo, y en una suerte de joint venturcon el radicado en Pamplona AH Asociados. Kuma visitó la ciudad. Su propuesta no podía entroncar mejor con Granada. Un espacio acristalado, luminoso, abierto a la Vega, de la que recogería sus sonidos y que se configuraba como un edificio de clara inspiración en la fruta que le da nombre a la capital, pero a la vez con toques orientales y referencias al pasado musulmán de Granada. Un crisol de culturas que maridaba este sustantivo con el término 'Granada' como pocos lo hubieran podido idear.

Patios de butacas octogonales al estilo de las testanas membranosas que separan los granos de una granada.

La cesión de los terrenos a la Junta de Andalucía llevaba aparejado que la administración autonómica contaba con un plazo de un año para escriturarlos a sus nombre y cinco para iniciar las obras. En 17 años, nunca llegaron ni siquiera a escriturarse y ya en 2023, siendo Paco Cuenca alcalde, el Consistorio volvió a recuperarlos. Recientemente, con Marifrán Carazo, se ha rizado el rizo por última vez con una nueva cesión a la Junta pero ya para la construcción de la segunda fase de la Ciudad de la Justicia, cuyo edificio deberá ir conectado con el del Cubo, y cuya adquisición por parte de la administración autonómica ha sobrepasado los veinte millones de euros.

La crisis económica de 2008, con un presupuesto ya disparado por encima de los 50 millones de euros, y la falta de concreción política se llevaron por delante este proyecto del Granatum, uno más, que luego intentó recuperar Luis Salvador en 2019. Eso sí, con una ejecución mucho más modesta y renombrado como Palacio de las Artes, con usos que iban más allá de lo meramente escénico, y del que llegó a ofrecer detalles junto a Patricia del Pozo, a la sazón consejera de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta ya con Juanma Moreno en San Telmo. Ni por esas se hizo. El último eco resonó el pasado 12 de julio en boca del PSOE, que exigió a la actual alcaldesa de Granada, Marifrán Carazo, reclamar a la Junta de Andalucía el gran espacio escénico, una "deuda" del Gobierno Andaluz con la ciudad, en palabras de Paco Cuenca.

Sea como fuere, lo cierto es que parece difícil que un proyecto de la entidad arquitectónica del Granatum vuelva a vislumbrarse en lontananza del horizonte utópico de Granada, que no está precisamente falta de espacios escénicos en comparación con otras ciudades, aunque ninguno con la entidad, el tamaño y la repercusión que habría tenido el de Kengo Kuma. Un arquitecto que además se suma a la lista de 'superclases' de la escuadra y el cartabón que ilusionaron a los granadinos, como también fue el caso, por ejemplo, de Alberto Moneo y su proyecto de estación de alta velocidad, cuyo resultado final –o transitorio, ya veremos cuando se finalice, si es que finaliza, la integración del ferrocarril– no tiene nada que ver con lo que 'soñó' para la ciudad.