Sunset Boulevard o El crepúsculo del cine mudo
Un homenaje sonoro al cine mudo, por Billy Wilder
A mediados de los años 20, el cine vivía su momento de plenitud: se había conseguido un lenguaje rico y complejo basado en el montaje, que desde sus inicios a principios de siglo, evolucionó a pasos agigantados.
Es más, por raro que pueda parecer, el público no echaba en falta las voces de los personajes que veían en pantalla, y aun no se había llegado a pensar por ejemplo, que un simple diálogo podía ahorrar escenas y dar mayor fluidez a la narración. Estas “limitaciones” propias del cine mudo, que para nosotros son claras hoy en día, no lo eran para los espectadores de los años 20.
Sin embargo, pronto, la gran industria de Hollywood daría un paso más, pensando, como acostumbraba, en objetivos comerciales. Durante la célebre proyección del 6 de Octubre de 1927 se escuchó por primera vez la voz de Al Jolson, protagonista de The jazz singer que decía indirectamente a los espectadores de la sala:
“You ain´t heard nothing yet, hold on, hold on” Y así fue, no habían oído nada todavía… el éxito sin precedentes de The jazz Singer, tuvo como consecuencia a partir de entonces la producción en masa de películas sonoras.
El mundo que se había creado en torno al cine mudo se iría dejando paulatinamente de lado, a la vez que surgieron posturas enfrentadas: Charles Chaplin anunció que nunca haría una película sonora, y que si llegase a actuar en una de ellas, haría de sordomudo. Y qué decir del efecto directo que tuvo en las grandes estrellas del cine de los 20; intérpretes como John Gilbert o Clara Bow, el primero conocido como Galán y la segunda como Chica It, jamás volverían a lograr el éxito alcanzado en sus primeras películas, y abandonaron el mundillo del séptimo arte, pues ninguna de sus voces casaban con los papeles a los que estaban encasillados. Y así, montones de artistas.
Sunset Boulevard, o El Crepúsculo de los dioses, es precisamente el reflejo de la realidad del cine de aquel momento. Su director Billy Wilder, aprovecha para hacer una crítica sutil de su funcionamiento, y lo más importante, narra la trágica historia de Norma Desmond, antigua gloria del cine mudo, que aun siendo un personaje ficticio, podría ser la representación de cualquiera de aquellos actores olvidados por la aparición del sonido. Es, en parte, un homenaje al cine mudo.
El Crepúsculo de los Dioses, está narrada por la voz en off de Joe Gillis, uno de sus protagonistas, un guionista de segunda que bien por falta de inspiración o por ser un pésimo escritor, nadie quiere sus guiones y se queda sin dinero. Al huir de sus acreedores que reclaman su coche, acaba por casualidad en la mansión de Norma Desmond, como hemos dicho, una antigua estrella del cine mudo.
Abandonada por la industria de Hollywood, vive en una anticuada y descuidada mansión junto con su mayordomo, que hace realidad todas sus extravagantes peticiones, como era propio en una actriz de su talla.
El personaje de Norma es el reflejo del desacuerdo y hostilidad hacia el nuevo cine, un cine de “¡palabras, palabras y más palabras!” que según la actriz habían acabado con la verdadera esencia de este: “No necesitábamos diálogos, teníamos rostros” diría en una de mis escenas favoritas, levantándose después y clamando su retorno a la gran pantalla, siendo iluminada desde atrás por la luz del proyector, al más puro estilo teatral de las películas mudas.
¿Pero quién es Norma fuera de la ficción? No es otra que “La gloriosa” Gloria Swanson, una más de las estrellas de Hollywood del cine mudo de los años 20 que para la década siguiente la industria dejó de lado, a pesar de que en su caso, no fue la voz un impedimento, sino su manera exagerada y remilgada de interpretar para el nuevo cine. ¿Es Gloria Swanson la que encarna a Norma? ¿O es Norma la representación de Swanson?
Wilder juega con esa doble personalidad, donde ficción y realidad van a la par también con Max, el mayordomo, interpretado por uno de los grandes directores del cine mudo, Erich von Stroheim, que prácticamente al final de la película (ojo que aquí viene spoiler) confiesa a Joe, que fue el descubridor de Norma Desmond, director de sus primeras películas y su primer marido, y que cuando ésta lo abandona, no es capaz de volver a dirigir, un hecho que roza la realidad, ya que una de sus últimas películas sería con Gloria Swanson.
Y por último, por comentar los más conocidos, interpretándose a sí mismos, Buster Keaton y Cecil B. DeMille.
Huelga decir, que a través de un potente reparto, Wilder hace un claro guiño al cine mudo, no sólo de manera indirecta en la trama, sino también de manera directa con el reparto. Y digo indirecta porque la trama es mucho más que Norma Desmond y su pasado, Sunset Boulevard cuenta con un inicio intrigante, pinceladas de humor, misterio, amor y un final triunfal. Un clásico del cine de los 50 que rememora a sus clásicos, imprescindible de ver, ¡un grande!
Un artículo de Cineptos Zinescrúpulos escrito por Maite gamboa