El suplicio del Covid persistente sigue presente: "Tengo 52 años y mi madre con 80 está mejor"
Dos granadinas relatan un calvario que viven desde hace cinco años con numerosos síntomas y una calidad de vida insuficiente

La capacidad de resiliencia del ser humano es digna de estudio, casi tanto como la que atesora para dejar atrás los escenarios de dificultad pasados. Buena parte de la ciudadanía distingue ya sus recuerdos entre antes y después del coronavirus. Lo vivido durante la pandemia está ya fuera de las conversaciones diarias, pero sigue muy presente para quienes padecen el Covid persistente, una enfermedad más que compleja que supone para un angustioso día a día y un futuro de incertidumbre. Así lo saben Sandra González, María Gracia Sánchez e Isabel Ramiro, tres granadinas con Covid persistente. Las dos primeras relatan a GranadaDigital la insuficiente calidad de vida que tienen desde hace cerca de cinco años.
Perdidas de memoria a corto plazo, problemas neurocognitivos, dolores generales o taquicardia son algunos de los síntomas que soportan estas mujeres. Su rutina ya no puede integrar tareas tan habituales como disfrutar de la lectura. Sandra asegura que a sus 52 años siente que "mi madre con 80 años está mejor que yo", pues apunta que "tiene mucha más agilidad y vida social". Por su parte, María Gracia lamenta pasarse "las tardes en casa" a sus 60 años tras haber sido jubilada por "incapacidad". "Es un cansancio extremo que es muy difícil de describir. Es no tener ganas de hacer nada.
"Los que estamos enfermos no podemos olvidar esa palabra"
Las afectadas reclaman mayor investigación y la comprensión que si existe entre ellas. "Compartimos una enfermedad muy difícil de entender y en una situación un poco similar", manifiesta María Gracia. Por su parte, Sandra afirma que el término 'Covid' se "está intentando quitar de todos lados, pero los que estamos enfermos no podemos olvidar esa palabra".
Sandra, que ejerce como vicepresidenta del colectivo Covid-19 persistente Andalucía, opina que la multidisciplinariedad es un elemento clave para tratar lo mejor posible a los pacientes que sufren la enfermedad. Así lo valora también el investigador Joan Carles March.
"Una pandemia dentro de otra"
El divulgador sanitario declara que el Covid persistente es "una pandemia dentro de otra", pues "más de 100 millones de personas pueden tener secuelas". Según March, la gran mayoría en este caso son "mujeres de 30 a 50 años" que sufren "una incapacidad a nivel laboral, personal y familiar". Así lo corrobora María Gracia, quien sostiene que hay personas que han tratado de volver a realizar su vida normal sin éxito ante la imposibilidad que generan los síntomas para rendir en el trabajo.
"Hay una afectación de nuestro cerebro. Esto está descontrolado debido al virus. Los vasos están inflamados y están produciendo extravasación de sustancias que da la sensación de la inflamación de las venas. Está justificado todo por el Covid persistente. Cada uno necesita un tratamiento a su medida con un estudio o momento biológico y la intervención tiene que ser multidisciplinar", desgrana Joan Carles March.
El docente sanitario aprecia que "falta conocimiento en una enfermedad que tiene un impacto brutal" que requiere de "sensibilidad social y preocupación por la salud mental de esos pacientes". "Hablan de que sienten cierto abandono", recalca. La esperanza para él es que "en la actualidad hay pacientes que mejoran a nivel personal, laboral y que recuperan funciones perdidas". Ese halo de luz es el que se debe buscar para personas como Sandra González, María Gracia Sánchez e Isabel Ramiro, que tienen un sueño tan sencillo como volver a tener una vida normal.
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