La tasa turística que quiere implantar Granada ya ha recaudado 409 millones desde 2016 en Baleares
El concejal Eduardo Castillo defiende que el impuesto, "de euro o euro y medio por persona y noche", no afectará a las pernoctaciones
La tasa turística promete ser uno de los caballos de batalla sobre los que cabalgue el debate político previo a las elecciones municipales de mayo. El Ayuntamiento de Granada pretende implantarla, pero esta idea choca con los planes de la Junta de Andalucía, que considera que "no toca" y pide consensuarla con el sector hostelero, que también está en contra. En medio de todo lo anterior, el equipo de Gobierno ya ha impulsado una mesa de debate junto a la Federación Andaluza de Municipios y Provincia para abordar la implantación de este tributo que ya funciona en dos comunidades españolas: Cataluña e Islas Baleares.
Precisamente el modelo de la comunidad presidida por la socialista Francina Armengol es el que gusta a la Gobierno municipal encabezado por Paco Cuenca. La conocida como ecotasa responde en realidad al nombre de Impuesto de Turismo Sostenible y contempla importes que van desde los cuatro euros por persona y noche en hoteles o apartamentos a partir de cuatro estrellas o llaves hasta el euro por pernoctación que deben abonar quienes se hospeden hostales, pensiones, posadas, campings, albergues y refugios. Entre medias, los dos euros que deben desembolsar quienes lleguen al archipiélago en crucero; excepciones de pago para, por ejemplo, menores de 16 años; bonificaciones a partir del noveno día seguido de estancia o, descuentos en temporada baja.
¿Pero cuánto recauda la tasa turística de las Islas Baleares? Esa es la cuestión clave. Fuentes del Govern de les Illes Balears consultadas por GranadaDigital cifran en 409 millones de euros el dinero que la ecotasa ha revertido a las arcas autonómicas desde su aprobación en 2016. Y solo en el año 2019, el de mayor actividad turística previa a la pandemia, la Conselleria de Model Econòmic, Turisme i Treball encabezada por Iago Negueruela alcanzó la cifra de 131,6 millones ingresados para toda la comunidad. Un montante que, por ejemplo, cubriría más de una tercera parte del presupuesto municipal aprobado recientemente por PSOE, Unidas Podemos y algunos concejales independientes.
Claro que, en principio, esa cuantía no sería ni de lejos lo que ingresarían las arcas del Ayuntamiento en caso de que finalmente la Junta acepte esta propuesta también secundada por ciudades como Sevilla o Málaga, en la que también gobierna el PP, y le dé desarrollo normativo a la idea de la tasa turística. Desde el Consistorio granadino, el concejal de Participación Ciudadana, Turismo, Comercio y Recursos Humanos, Eduardo Castillo, esboza para este periódico una primera idea de aplicar "un euro o euro y medio por persona y noche, lo que generaría en torno a entre tres y medio y cinco millones de euros en un año". Ese cálculo muy grosso modo parte del dato de pernoctaciones de 2019, cuando un total de 2.001.461 viajeros acumularon 3.607.997 noches en la capital. Es decir, una tasa de casi dos noches por persona.
"Nadie va a dejar de venir a Granada por tener que pagar un euro por persona y noche"
"Entendemos que el modelo balear, adecuándolo a Andalucía y sus municipios, es el que mejor funciona y a nosotros nos gusta. Es un caso de éxito, pero el marco normativo lo tiene que establecer la Junta", recalca Castillo, quien no obstante avisa de que este impuesto es "de carácter finalista", lo que significa que sí o sí tiene que reinvertirse de alguna forma en la promoción de la actividad turística o la conservación del medio o el patrimonio que la hace posible. "Esos millones revertirían en promoción turística en países de origen que nos interesen especialmente, promoción de nuestra gastronomía, recuperación del patrimonio de nuestra ciudad o la recuperación de espacios naturales urbanos que redunden no solamente en el turismo, sino también en los vecinos de Granada".
"De una forma u otra iría hacia el turismo para amortiguar sus efectos en la ciudad. Se podría dedicar también para dar ayudas al sector o para mejorar la eficiencia energética en nuestra hostelería. Podría destinarse lo recaudado a mejorar la eficiencia energética de nuestros hoteles y que pudiesen rebajar el gasto que tienen en energía. O también a planes de empleo y formación para mejorar la profesionalización del sector. Luego habría cierta flexibilidad a la hora de la aplicación", recalca Castillo.
El concejal de Turismo recuerda la importancia de dirimir en una mesa técnica las "cuestiones técnicas, administrativas o jurídicas" que se puedan derivar de la aprobación de la tasa para así decidir cómo la aplicaría cada municipio: "En lo que coincidimos las capitales de provincia más turísticas es en que, aunque la Junta es la que tiene que dar el marco normativo, que sí fuese de libre aplicación por parte de los municipios. El municipio que tenga una necesidad o quiera acogerse a esa tasa turística pueda hacerlo y el que no, no".
Una medida que "se acabará aplicando"
Otro punto que genera recelo es la discrepancia de los hosteleros, que de hecho llegaron a calificar la propuesta del Ayuntamiento como "una ocurrencia repetitiva". Lo cierto es que tanto en Cataluña, la primera comunidad que aplicó una medida similar en 2012, como en las propias Islas Baleares no faltaron los 'peros' del sector empresarial. Eduardo Castillo reitera que "nos hemos sentado con los hosteleros y les hemos y tendido la mano para dialogar y decidir cuál debe ser la hoja de ruta". "Fueron ellos de los primeros con los que nos sentamos. Hay que decidir cuándo es el momento, cómo se va a aplicar y en qué se va a invertir lo recaudado. Ellos nos trasladaron su posición", añade el concejal, quien avisa: "Entendemos que tender la mano es lo que tenemos que hacer, pero también que es algo que, antes o después, se acabará aplicando inevitablemente".
Contra el argumento esgrimido por los detractores de esta medida de que la tasa reducirá el número de visitantes a la capital, el concejal arguye los datos que maneja el Govern balear: "Se ha dicho que la tasa encarecía el precio de la estancia y que eso podría condicionar el destino. La tasa que estamos planteando, que sería de euro o euro y medio, en ningún caso condicionaría la elección del destino. Nadie va a dejar de venir a Granada por tener que pagar un euro por persona y noche. La experiencia de las Islas Baleares es que, no solamente no ha pasado, sino que ha ido aumentando exponencialmente el número de visitantes aun cuando establecieron la tasa turística, y a pesar de haber doblado la ecotasa, que pasó de dos a cuatro euros".