Te desvelamos los símbolos más conocidos de San Fermín

Un año más el chupinazo ha dado comienzo a las fiestas más multitudinarias e internacionales en España: los San Fermines. Pero, ¿qué hay más allá de los toros y la fiesta? ¿Qué significan la mayoría de sus símbolos?

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Un año más el chupinazo ha dado comienzo a las fiestas más multitudinarias e internacionales en España: los San Fermines. Pero, ¿qué hay más allá de los toros y la fiesta? ¿Qué significan la mayoría de sus símbolos? He aquí algunas respuestas para curiosos:

El pañuelo.
Una de las prendas más reconocidas de los san fermines es el pañuelo rojo, indispensable para todos los corredores. Este pañuelo, que se agita y exhibe siempre antes de cada encierro, también tiene su historia. Al igual que los curas se visten de rojo para honrar las festividades de los mártires, los participantes de San Fermín honran a su patrón (quien fue decapitado), con el rojo de sus pañuelos.

El Riau-riau.
Se trata de una tradición en la que los asistentes acompañan a la banda de música hasta el Ayuntamiento mientras esta interpreta un vals de Miguel Astráin, como se conoce el Riau. De su origen se sabe que fue en 1914, cuando Ignacio Baleztena entorpeció la marcha para molestar a un Ayuntamiento que no era de sus ideas. Su acción gustó y se hizo ya sistemáticamente fuera cual fuera el signo político del Ayuntamiento.

 El Santo.

No todos es fiesta y toros en San Fermín. El día 7 a primera hora hay una procesión en honor al Santo que sale desde la parroquia de San Lorenzo y que va acompañada por todos sus fieles que le dedican siempre unos "momenticos", que son plegarias cantadas.

La fecha.
En la vida de San Fermín, el 7 de julio no tuvo ninguna transcendencia en especial, es más, antiguamente se festejaba al patrón navarro el 10 de octubre. Fue en el año 1591 cuando el obispo Bernardo de Rojas y Sandoval trasladó la celebración al 7 de julio por petición popular, debido sobre todo al mejor tiempo.

Pobre de mí.
Es el final, la última canción que entonan los pamplonicas para despedirse de sus fiestas, aunque también entonan el "ya falta menos", con la que empiezan de nuevo la cuenta atrás para el próximo chupinazo.  Es la culminación de todo un día de despedidas: desde por la mañana, con la de los gigantes, hasta la tarde, con las peñas.