Técnicos del Parque de las Ciencias orientarán a los aficionados en la observación de las Perseidas
El museo ofrece una amplia oferta turística para los aficionados a la astronomía con visitas guiadas al Jardín de Astronomía o al Observatorio Astronómico
Técnicos del Parque de las Ciencias de Granada explicarán durante las sesiones de planetario del museo de divulgación científica andaluz, cómo observar estos días las Perseidas, conocidas popularmente como Lágrimas de San Lorenzo.
Según ha informado el Parque de las Ciencias en una nota, el museo ofrece una amplia oferta turística para los aficionados a la astronomía que integra desde visitas guiadas al Jardín de Astronomía o al Observatorio Astronómico hasta programas de Planetario en vivo.
Las Lágrimas de San Lorenzo son una lluvia de meteoros de gran actividad que entrarán en contacto con la atmósfera terrestre y que se prevé que tenga su mejor momento de observación durante la madrugada del once de agosto. Para explicar cómo observarlos, el Planetario del Parque de las Ciencias ofrece a los visitantes durante la semana breves sesiones explicativas en vivo dentro del programa habitual.
El fenómeno de las Perseidas cuenta con una Tasa Horaria Zenital de 100, que indica el número máximo de meteoros que pueden llegar a verse en una hora con las condiciones adecuadas de posición y luminosidad, lo que la convierte en una de las mayores lluvias del año.
Si bien se conoce popularmente como "lluvia de estrellas", las Perseidas son restos que se desprenden del cometa Swift-Tuttle, de 26 kilómetros de diámetro y una órbita de 135 años alrededor del Sol. Cada verano la Tierra se cruza en la órbita de este cometa y se encuentra con las partículas que se han desprendido de la cola del progenitor. Al entrar en la atmósfera terrestre brillan como si fuesen una estrella y dejan una estela durante un breve periodo de tiempo, por eso este fenómeno recibe el nombre de "estrella fugaz".
Para elegir el mejor lugar de observación es conveniente alejarse de zonas con contaminación lumínica y no tener objetos que dificulten la observación del cielo amplio, como edificios, montañas o árboles.