¡Tranquilo amigo, tranquilo!

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Un contrato de suministro de agua es el origen de todo | Foto: Remitida
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'Mi amigo está ofuscado, ¿quién lo desofuscará?, el desofuscador que lo desofusque, buen desofuscador será'. O en otras palabras, 'mi amigo tiene un cabreo de cojones'. ¿El motivo? Ahora mismo paso a exponérselo.

Partamos, de entrada, de la premisa de que este amigo del que les hablo es, y lo digo con todo el cariño del mundo, de por sí inconformista, un poco protestón, muy generoso y además con un modo muy particular de ver las cosas. Esto no lo hace ni mejor ni peor que el resto, pero sí un tanto especial y, repito, lo digo con todo el afecto que le tengo.

Me contaba, desde su rebote e irritación, que estaba hasta las narices -suavizo el órgano y su altura desde los pies-, de la burocracia inútil, del papeleo interminable, del falso ecologismo del que presumen, de la desgana de alguno de sus trabajadores y de los requisitos necesarios para realizar determinadas gestiones en administraciones y empresas públicas.

Resulta, me explicaba, que decidió cambiar la titularidad del contrato de suministro de agua de una nave agrícola de su propiedad. Dicho contrato lo tiene con una empresa muy conocida que presta este servicio a algunos pueblos del Área Metropolitana de Granada y más allá.

La nave, que pertenecía a su padre fallecido hace años, estaba ya escriturada a nombre de mi amigo, pero la titularidad del contrato del agua seguía a nombre de su progenitor. Hace unas fechas, no se le ocurrió otra cosa que poner al día dicha titularidad y pasarla del nombre de su padre al suyo propio.

Impuesto sobre bienes inmuebles, nombre del titular de la cuenta bancaria en la cual cargan los recibos del agua, escrituras y todo lo que demuestra la propiedad de la nave, están a nombre de mi querido amigo. Pensando que dicho trámite sería relativamente fácil y poco engorroso llamó por teléfono a la empresa de aguas. Y aquí empezó su mosqueo.

Según me dijo, para empezar, detrás del teléfono no había una persona, le atendió la locución de una máquina, algo que ya se ha vuelto un clásico. En espera estuvo -siempre según él- más de 15 minutos escuchando una melodía interminable.

Cuando por fin fue atendido y tras explicar el motivo de su llamada, le indicaron que para proceder a realizar sus gestiones tenía dos opciones: una de manera presencial -solicitando cita previa- o bien a través de internet.

Después de escuchar todas las indicaciones y documentación que le exigían y ante las fatigas y molestias que eso le suponía, decidió hacerlo de manera presencial. Se preguntarán ustedes, quizás, a qué tipo de molestias y fatigas me refiero cuando se trata tan solo de presentar una documentación en teoría fácil de obtener ya que está todo a nombre del que solicita el cambio de titularidad.

En la empresa suministradora de aguas le exigieron presentar las escrituras de la nave para comprobar que era realmente suya. Para ello, la propia empresa, le argumentó a mi colega algo un poco difícil de creer a estas alturas: que debido a un fallo en los servicios informáticos, se habían 'perdido' datos y estaban actualizando los de los clientes por lo que debía demostrar su titularidad con “algo más” que el recibo del IBI, la domiciliación bancaria a su nombre, etc.

O lo que es lo mismo, por un fallo o error de la empresa, por una equivocación de ellos, tú pagas las consecuencias y te tienes que molestar en fotocopiar una a una todas las hojas de unas escrituras de propiedad y además llevárselas. Quien tenga algo escriturado sabrá el número enorme de páginas que suelen ser. No les bastaba con una nota simple del registro de la propiedad, necesitaban las escrituras.

¿Imaginan esta misma situación en una persona mayor o sin conocimientos básicos o medios técnicos para escanear, almacenar y adjuntar en un archivo todo esto? A este amigo del que les hablo, hombre cabal y con visión práctica de la vida, le hicieron fotocopiar el tocho de escrituras para poder cambiar dicha titularidad. Ya con todo, y con el mosqueo en aumento, llevó toda la documentación para proceder al cambio de nombre en el contrato del agua.

Una vez allí le sugirieron que todos estos trámites los podría haber realizado a través de internet, pero él, hombre ya les digo, que prefiere el trato personal, eligió hacerlo todo viéndole la cara a la persona con la que trataba. "¿Qué es eso de tener que obligarme a tener certificado digital, firma electrónica, etc. etc. etc.?" -me decía.

Lo más irritante para mi amigo fue lo que vino después. Una vez cambiada la titularidad -o en plenos trámites- fueron unos operarios al terreno y tras una inspección visual le dijeron que tenía que cambiar, según la normativa vigente, el cajetín -puerta incluida- que albergaba el contador. La obra, por supuesto, corría por parte del interesado.

-Tenía una puerta de fundición bien hermosa y la he tenido que cambiar por otra que no vale un duro y fina como el papel de fumar -se quejaba- esto no hay quien lo entienda, y todo por sacar dineros. Eso sí, el cajetín debe de estar también a una altura ya reglamentada por norma, no vaya a ser que el operario en cuestión que revise el contador, pueda quebrarse la espalda si la dobla mucho -me terminó diciendo. Lo que me expresó a continuación lo omito por estar en horario infantil.

Te sugieren -me comentó- que todo esto lo hagas ya que, si no es así, podría llegar el caso de que te corten el suministro de agua debido a no cumplir con la normativa vigente. Todo esto le sonaba a mi amigo como a amenaza velada. Hasta aquí me he limitado a describir y transcribir lo que él me contó y de lo cual no tengo por qué dudar.

A todo esto, yo añado algunas reflexiones y preguntas por si hay alguien por ahí que las escuche o las pueda recoger para su revisión. Soy pesimista al respecto, también se lo digo.

¿Qué hay de ese supuesto ecologismo del que presumen llevar como bandera las empresas públicas y que tanto les exigen a las empresas privadas? ¿Por qué no aprovechar una chapa de fundición en perfecto estado y obligar a poner otra de otro material más liviano con la excusa del tamaño del cajetín? ¿por qué debe de pagar un ciudadano en forma de más burocracia y molestias los “supuestos errores” informáticos de una empresa pública? ¿les parecen pocos los trámites existentes como para añadir más?

Las empresas publicas y las administraciones son las que deben de predicar con el ejemplo en cuanto a ecologismo y reciclaje además de exigírselo a los demás.

¿Que la empresa suministradora de aguas tendrá sus motivos -que algunos desconocemos- para obligar a cambiar cajetines por nuevos adaptándose a la normativa actual? posiblemente sea así. ¿Qué esos motivos sean fundados para nosotros los usuarios? Ahí tengo mis dudas.

¿Qué un trabajador de dicha empresa le exija a un usuario presentar unas escrituras, alegando una supuesta “perdida de información” debida a errores informáticos y habiendo presentado el recibo del IBI e incluso una nota simple del registro de la propiedad confirmando que esa propiedad está a su nombre? Pues qué quieren que les diga, ni normativa ni leches, eso yo no lo entiendo ni concibo.

Estas preguntas las dejo en el aire o más bien en el tejado de la empresa de aguas o de alguien más informado que yo para que nos dé más luz en el asunto si fuera posible. Y ahora que ya parece que hemos superado la franja del horario infantil, lo vuelvo a recalcar, ¡no nos toquen más los cojones al personal con la burocracia y las exigencias inútiles!

Aplíquense el cuento las administraciones y empresas públicas que les corresponda. Menos burocracia, más ecologismo del de verdad y más predicar con el ejemplo. Están para facilitarnos la vida, no para complicárnosla más.







Comentarios

Un comentario en “¡Tranquilo amigo, tranquilo!

  1. 👍👍👍💪💪

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