Los trastornos alimentarios aumentan un 20% con la pandemia

La Asociación en Defensa de la Atención a la anorexia nerviosa y bulimia de Granada (Adaner) ha pasado a atender mínimo cinco valoraciones a la semana, mientras que antes eran una o dos

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La anorexia es un trastorno de la alimentación que se caracteriza por un peso corporal anormalmente bajo y un gran temor a aumentar de peso | Foto: Pixabay
María José Ramírez
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Durante el último año y medio de pandemia, con más tiempo para estar en casa y una disminución de las actividades que se realizan fuera de ella, han aumentado las enfermedades mentales y, en concreto, los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), que se han disparado un 20%. En Granada, la Asociación en Defensa de la Atención a la anorexia nerviosa y bulimia (Adaner) ha pasado de atender de una a dos valoraciones a la semana a mínimo cinco, incluso hasta diez, según ha comentado a GranadaDigital su presidenta, Nazaret Álvarez. “Antes había un aumento de casos de TCA en verano o al final de la Navidad, porque estaban más tiempo en casa y los padres observan más y pueden darse cuenta, pero ahora no baja de ese número de valoraciones. Estamos atendiendo mucho más de lo que teníamos previsto”, ha añadido.

El encierro, el efecto de las redes sociales y también la falta de recursos sanitarios han provocado que los casos de trastornos alimentarios aumenten. “Muchos pacientes han aumentado la actividad física y la obsesión por su cuerpo en este tiempo”, cuenta Nazaret Álvarez, quien recuerda que un TCA es “una enfermedad mental que deriva en la alimentación” y que es como “un iceberg, en el cual vemos la comida, la ansiedad, la hiperactividad física y debajo hay pocas habilidades sociales, autoestima baja y otros problemas”. Los TCA afectan a unas 400.000 personas en España, de las que 300.000 son jóvenes adolescentes. “Hemos detectado en el tiempo de pandemia que en este tipo de trastornos alimentarios ha descendido la edad, ahora afectan más a chicas de 11 y 12 años”, comenta.

La Asociación en Defensa de la Atención a la anorexia nerviosa y bulimia de Granada ha atendido desde 2020 a un total de 744 personas. “En el confinamiento han seguido muchas redes sociales y han visto a gente diciendo cómo se alimenta o cómo hacer ejercicio, con conductas nocivas. Al estar más tiempo en redes sociales, se han obsesionado más y han aumentado los trastornos. El no seguir una rutina diaria de salir al instituto, al colegio o a su trabajo hace que la ansiedad y la obsesión se centre más en este tipo de trastornos”, apunta la presidenta de Adaner.

Los casos de anorexia, bulimia y trastornos de conducta alimentaria no especificado, entre otros, se pueden detectar con una serie de factores como pueden ser “restricciones de alimentos, autoprovisión de alimentos y conductas extrañas como comer de pie, cortar los alimentos a trozos o estrujarlos, aumentar la actividad física o las horas de estudio y disminuir las horas de sueño”, cuenta Nazaret Álvarez. “Pesarse compulsivamente, el aislamiento social, provocarse vómitos o no querer probarse ropa o ponerse en bañador en verano” son también conductas que pueden determinar que se padece un TCA, y que los padres “puede detectar”.

Los TCA afectan, sobre todo, a mujeres. “En hombres también ha habido un aumento de casos. Ahora mismo, el perfil son chicas de entre 11 y 12 años hasta 20 y tantos. Puede haber personas de todas las franjas de edad, pero principalmente son chicas, por el perfeccionismo que tienen, la inseguridad o insatisfacción, porque hacen dietas para adelgazar sin prescripción médica o por autoestima baja”, señala la presidenta de Adaner, asociación que presta una atención personalizada a quien padece TCA y a su familia. “Valoramos la situación, informamos de cuáles son los procedimientos para tener un tratamiento adecuado, especializado y multidisciplinar. Hacemos también actividades complementarias al tratamiento como grupos de autoayuda para familiares, grupos de autoayuda para afectados, escuela de padres, talleres de prevención en los centros educativos, ya que la prevención es primordial para estos trastornos. Sabemos que un 16% de los casos no son diagnosticados y que un 60% no reciben el tratamiento que necesitan. La prevención e información es superimportante. También hacemos conferencias para explicar estos trastornos y tenemos voluntariado para informar y dar visibilidad a estos trastornos”, añade.

Nazaret Álvarez, presidenta de la Asociación en Defensa de la Atención a la anorexia nerviosa y bulimia de Granada | Foto: Remitida

Los casos de salud mental son, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los que están más desatendidos en la Sanidad Pública. En el caso de los TAC, muchos no son diagnosticados o no reciben el tratamiento que necesitan. “Los profesionales de la Atención Primaria no llegan a detectar que es un trastorno y se le deriva a salud mental, se trata como una enfermedad mental más, pero no con la atención específica que estos trastornos necesitan, que es multidisciplinar. Creo que un TCA es la enfermedad del siglo XXI, porque cada vez hay más casos, pero también hay más información y en la Seguridad Social, poco a poco, se van consiguiendo cosas, pero hay mucho por hacer”, apunta Nazaret.

Granada, después de la reivindicación liderada por Patricia Cervera, una madre granadina de una chica con anorexia, ya cuenta con una unidad de día de trastornos alimentarios en el Hospital Virgen de las Nieves, donde también se ofrece hospitalización específica para atender a personas con TAC cuya situación requiera una atención constante y exhaustiva. “Las pacientes son atendidas por un equipo multidisciplinar especializado, integrado por psicólogo, psiquiatra, personal de Enfermería y nutricionista”, según informó la Consejería de Salud y Familias.

De un trastorno alimentario se recuperan totalmente alrededor del 50-60% de los pacientes, según la Guía de Práctica Clínica sobre TCA del Ministerio de Sanidad, mientras que el 30% lo hacen parcialmente y solo un 10- 20% sufre la enfermedad de manera crónica. “Sí que se sale de este trastorno, pero sí que cuesta, no es algo que en un par de meses esté curado. Puede durar años, hasta cinco, depende de cómo trabaje cada persona o funcione. Es un tratamiento largo porque es una enfermedad mental y hay que tocar muchos palos para poder recuperarse. La gente con TCA sale muy reforzada para poder afrontar lo que le venga”, destaca la presidenta de Adaner, donde trabajan una monitora formadora, una trabajadora social y una administrativa, aparte de la junta directiva, para ayudar a pacientes con TCA y a sus familiares, a quienes ponen en contacto “con profesionales y con otros padres que tienen el mismo problema porque les viene bien el apoyo y ver que no son los únicos que están pasando por esto”.