La travesía de Clara para salir de Israel: "He vuelto a Granada por mi hija"
Asentada desde hace 18 años en este país ahora en conflicto, sigue preguntándose cómo los servicios de inteligencia no fueron capaces de detectar el ataque de Hamás
Cuando Clara partió hacia Israel para conocer el país y su lengua, hace ahora 18 años, no podía imaginar que sería en ese estado, gobernado entonces por Ariel Sharon, donde acabaría teniendo una vida y criando a su hija. En las menos de tres semanas que transcurrieron entre el 3 y el 21 de febrero de 2005, el Gobierno israelí anunció la liberación de 900 presos palestinos y la retirada de sus tropas de cinco ciudades, entre ellas Jericó; Hamás firmó una tregua y la rompió 48 horas después lanzando 50 misiles contra asentamientos judíos en Gaza; el Knéset, nombre del parlamento israelí, aprobó una ley que retiraba una veintena más de asentamientos y se los entregaba a la Autoridad Nacional Palestina tras 38 años y de nuevo el ejecutivo de Sharon liberaba a otros 500 reos.
Gestos de acercamiento, a excepción del protagonizado por el grupo terrorista, que fueron a más entre agosto y septiembre con el desalojo israelí de la Franja, y que vistos desde la perspectiva actual parecen quedar demasiado lejos. Como lejano queda aquel desembarco de esta granadina de 36 años que aterrizó para unos días y que hasta hace sólo dos completaba en Shani Livna, un asentamiento cercano a Cisjordania, su '18 cumpleaños israelí', interrumpido abruptamente por el brutal ataque de Hamás y el desencadenamiento de la guerra. Antes, había vivido en la turística Tel Aviv y después en Ascalón, muy cerca de Gaza.
Enamorada de Israel y con la firme intención de seguir viviendo allí muchos años más, con el estallido de la guerra tenía un motivo de peso para regresar a España: "No quería que a mi hija de nueve años le pudiera pasar algo tan horrible como lo que hemos visto estos días". Por eso, llevaba desde hace ya varios días moviendo papeles y buscando un billete de avión que pusiera a ambas seguras, aunque sin suerte. "Cuando empezó la guerra, el padre de mi hija me dijo que me fuera por si se ponía la cosa fea. Yo vivo cerca de Cisjordania y ese riesgo existe. Empezamos a buscar vuelos, pero se habían cancelado todos. No sabías qué compañías sacaban y cuáles no. Buscaba vuelos a otros países de Europa, pero tampoco", relata a GranadaDigital ya desde tierras granadinas.
Una llamada como pasaporte hacia la libertad
Sin caer en el desánimo, pero sí con la lógica frustración de quien lo intenta en vano, fue hace unos días cuando el sonido del teléfono le volvió a abrir una nueva ventana de esperanza: "Me llamó mi madre y me dijo que España estaba pensando en fletar aviones militares para sacar españoles de Israel". Su gozo en un pozo, la medida afectaba, en principio, sólo a quienes estaban allí de turismo. En principio. Porque una segunda consulta sirvió, esta vez sí, como pasaporte para su libertad y la de su hija, cuyo nombre, al igual que el rostro en la foto que encabeza este reportaje, oculta para mantener el anonimato.
"El día 11 de octubre por la mañana fui a la embajada para recoger los pasaportes y, en principio, me dijeron que ese paso era independiente del de tener asiento en el avión. Luego, sobre las 10.00 horas, me mandaron un email de confirmación y me dijeron que a las 11.00 tenía que estar en el aeropuerto. Cuando llegué, allí estaban los militares", añade ya serena Clara.
Esta granadina cuenta "los muchos nervios y el dolor" que ha sentido días atrás al ver cómo la guerra tocaba a las puertas de su casa. "Esta vez sí que se sintieron mucho más fuerte que en otras ocasiones los ataques de Hamás. Tengo varios amigos que son reservistas del ejército y, como han llamado a casi todo el mundo, ahora están en la Franja de Gaza. Mantengo el contacto con ellos de forma diaria", explica. Y eso pese a que la zona en la que vive, pese a estar próxima a Cisjordania, "es medio tranquila" y se caracteriza por una convivencia estable entre israelís y palestinos. "Allí nadie busca problemas. Sí que es verdad que desde mi zona hacia Jerusalén hay atentados a diario, pero donde yo vivo no ha habido ninguno en siete año y los palestinos no buscan problemas", concluye.
"Mi idea es regresar a Israel"
Clara reconoce que la última ofensiva de la organización terrorista ha pillado a todos los israelís "por sorpresa", pues "nadie consigue entender cómo ha sucedido algo así porque Israel suele estar muy pendiente de todo lo que pasa en la Franja de Gaza". Los servicios de inteligencia tampoco supieron prever un ataque que ha dejado imágenes más aterradoras a cuanta menos explicitud tienen, como es el caso del vídeo que se ha hecho viral en el que se ve a los paracaidistas de Hamás a punto de aterrizar en la explanada junto a la Franja donde se celebraba un festival de música electrónica, mientras miles de jóvenes se divertían y bailaban ajenos a lo que se les avecinaba en la línea del horizonte.
Clara, que es monitora de terapia equina en Shani Livna, quiere volver a Israel en algún momento. "Si me he ido es por la guerra y por mi hija de nueve años, pero cuando se normalice la cosa y el complejo hípico en el que trabajo retome la actividad, mi idea es regresar", avanza con firmeza. Allí, recuerda, "los primeros días de guerra, el domingo y el lunes, abrimos la hípica a personas que llegaron de la Franja de Gaza para mantenerlas ocupadas y que no pensaran en lo que estaban viviendo", mas admite ser de la opinión de que este nuevo escenario bélico "se quedará un tiempo largo". "Ojalá que en unas dos semanas o un mes llegue una situación algo más armonizada que permite a la gente llevar una vida más o menos normal", apostilla modo de deseo.