Tres bodas y una adaptación: la nueva normalidad de los enlaces en Granada
Las medidas acordadas en Consejo de Gobierno obligan a las parejas a tirar de ingenio para poder celebrar el día más feliz de su vida, aunque unos con más suerte que otros
Javier es granadino. Hace unos años conoció a María José y, tras un tiempo juntos, decidieron dar un paso más y casarse. Pero en la lista se coló un invitado inesperado: el coronavirus. Por eso, el enlace que tenía que celebrarse el 13 de junio de 2020 fue pospuesto hasta el 31 de octubre de este año. "Cuando hicieron públicas las fases nos decidimos a aplazarla y empezamos a buscar fechas. Estábamos casi seguros de que el 31 de octubre tampoco podría ser, aunque lo intentamos por si acaso", afirma. No se equivocaron. En esas condiciones, no era posible organizar el día más feliz de sus vidas como esperaban y ahora manejan un nuevo horizonte: el 12 de junio de 2021. Y tiran (hacia delante) porque les toca.
A Antonio y Ana les sucedió todo lo contrario. Parcialmente. Su boda era más pequeña en cuanto a invitados, por lo que consiguieron readaptar todos sus planes -horario incluido- para poder celebrarla. Un auténtico ejercicio de ingeniería conyugal motivado, en gran parte, por las circunstancias particulares. Antonio trabaja en las Fuerzas Armadas y quería poder abandonar el cuartel para hacer su vida en común con Ana, por lo que les urgía buscar un hueco en el calendario.
Javier y María José no tuvieron esa suerte, y ahora temen que las últimas medidas acordadas en Consejo de Gobierno por la Junta de Andalucía les obliguen a hacer nuevamente reinventario. "Íbamos a celebrar la boda a mediodía, y así va a ser el 12 de junio, pero es verdad que esperamos que la boda no 'termine' a la 1.00 de la madrugada. Aunque no sea en el recinto, sí que quisiéramos trasladar la fiesta a un pub y acabarla con seguridad allí. Quizás nos vayamos a algún lugar privado, aunque todo esto sería papel mojado de haber seguido adelante con la celebración para octubre", afirma el futuro marido cuando se le pregunta por el hecho de que los enlaces no se puedan extender más allá de la madrugada.
"Si las nuevas medidas continúan vigentes en junio del año que viene, nos tendríamos que plantear una nueva forma de celebrarla, porque no nos gustaría tener que cancelarla una tercera vez. Llevamos unos 250 invitados, pero confiamos en que se levante el veto a partir de enero o febrero, haya vacuna o las administraciones se den cuenta de que esto no puede seguir así”, añade respecto a las nuevas limitaciones de aforo.
Y es que desde el Ejecutivo autonómico plantean que el tope de invitados no exceda de 150 en lugares abiertos y 100 en los cerrados, frente a los 300 y 250 con los que se podía contar hasta ahora. Para Antonio y Ana no hubo ningún problema con este punto, pues "nosotros queríamos una boda pequeña". "Íbamos a celebrar nuestra boda el 26 de junio. Iba a ser pequeña e íntima, máximo 50 personas. Había bastantes restricciones, aunque no queríamos que se alargara más allá de dos o tres meses", relata Ana. Al principio fue el de la capacidad exterior. "Teníamos un salón pequeñito, pero como había salones más grandes y nuestra boda era la única que se celebraba en el recinto, no había problema. De todas formas, las medidas se fueron cambiando. Nos pasaron a un jardín más grande para la ceremonia y nos dieron medidas para poder cumplir con las normas", explica.
Con su anillo de boda ya en el dedo índice, Antonio y Ana cuenta que el salón interior "daba de sobra para todos". "Ahora ponen mesas altas con grupitos como si estuvieses un pub. Igual en la barra libre. El día de la ceremonia pasaron el termómetro y tengo que decir que varios amigos dieron temperatura alta, aunque les bajó cuando les ofrecieron agua", matizan. En su caso, las nupcias estaban programadas en un principio a las 20.00 horas, "pero luego decidimos cambiarla a las 13.00 cuando llegaron las restricciones al ocio nocturno", apunta Ana. Un plan de última hora que les permitió estar juntos a sus amigos y seres queridos en el día más feliz de sus vidas.
Javier y María José, sin embargo, no lo tienen tan fácil. Planean una ceremonia mucho más a lo grande. Las nuevas medidas de la Junta pretenden que en las mesas no haya más de diez personas. "Eso no nos preocupa. Teníamos pensado meter en cada una a doce comensales, pero lo reorganizaremos. Además, ya teníamos pensado hacer el cóctel de bienvenida en la mesa. Y la barra libre también", comentan aliviados. Pero matizan: "Lo de la barra libre sí que es un gran inconveniente. Es la parte más divertida y teníamos contemplado hacerla en la mesa. A lo mejor se podría buscar un vacío legal para que entre como parte del menú y cada invitado pueda tomarse cuatro o cinco copas".
A tenor de la experiencia acumulada, Javier, aficionado al fútbol, invoca la filosofía del ‘partido a partido’ de Diego Martínez o el ‘Cholo’ Simeone cuando se le pregunta por el futuro. "A día de hoy hacer planes a más de dos semanas vista es imposible. Empezamos a organizar nuestra boda con ilusión, pero no supimos nada del coronavirus hasta bien entrado el mes de febrero. En España creíamos que éramos inmunes. Cuando nos confinaron veíamos semana a semana lo que iba sucediendo. Por nuestro desconocimiento y las mentiras del Gobierno, al principio pensábamos que sería cosa de un mes y medio y que se podría celebrar", denuncia públicamente antes de repartir responsabilidad: "Las medidas no me parecen coherentes, pero también nos lo hemos buscado nosotros mismos como sociedad. Como siempre, se paga justos por pecadores. Habrá que aguantar con lo que el Gobierno piense, aunque sea poco coherente. Creo que es peor morirte de hambre que pillar el virus", zanja.