Un viaje geológico a través del Geoparque de Granada
Este extenso territorio de 4.722 kilómetros cuadrados ha sido testigo de la historia a lo largo de cientos de miles de años
Imagine un paisaje montañoso como el de la sabana africana, con grandes planicies, y en el que los elefantes se cruzan con tigres de dientes de sable, jirafas, hienas, rinocerontes, mamuts o guepardos. Seguramente se lo imagine como algo lejano. Y sí, es lejano en el tiempo, aunque geográficamente ocupaba lo que hoy son las comarcas de Guadix, Baza y Huéscar. Lejano en el tiempo es una forma de hablar. En nuestro día a día, una década, un mes y hasta una hora pueden convertirse en una eternidad en función de diversas circunstancias. En geología, sin embargo, los últimos 500.000 años están a la vuelta de la esquina. Como a la vuelta de la esquina está el Geoparque de Granada, testigo de la historia natural y una alternativa de primer nivel para hacer turismo esta Navidad sin salir de la provincia.
Como ya se ha comentado, el Geoparque se extiende a lo largo de dos grandes áreas geográficas: Guadix y el Altiplano. Esta última está formada por las comarcas de Baza y Húescar. Una vasta superficie de terreno donde los tesoros geológicos tienen apariencia árida en zonas como el Parque Megalítico de Gorafe, pero también húmedas en otros enclaves como la Acequia del Toril, en Alicún de las Torres. En uno y otro caso, el visitante puede encontrar ese contacto directo con una naturaleza diferente. Cárcavas, badlands, glacis o travertinos, entre otros muchos fenómenos geológicos, se dan cita en los 4.722 kilómetros cuadrados que el Geoparque distribuye a lo largo de 47 municipios.
El 10 de julio de 2020, la Unesco incluyó a este espacio en la Red Mundial de Geoparques. Una declaración que puso fin a un largo camino y la consecución de uno de los retos capitales para el desarrollo turístico de la zona. Lo sabe bien Fran García, profesor titular del Departamento de Geología de la Universidad de Jaén y geólogo del Geoparque del Cuaternario de Granada. "Nuestro Geoparque está basado en rocas que no son marinas y por eso aporta algo distinto a la Red Mundial de Geoparques", avanza el experto, que ilustra con sus palabras una impresionante ruta que comienza en la Acequia del Toril y los Baños de Alicún de Torres, situados en la pedanía del mismo nombre perteneciente al municipio de Villanueva de Torres. Hasta allí se llega desde la autovía A-92 N, por el desvío que conduce a la carretera GR-6101 (salida 11).
PAREDES DE AGUA QUE MANA CÁLIDA
El Geoparque se formó en una antigua depresión intramontañosa. Es lo que se conoce geológicamente como Cuenca de Guadix-Baza. Representa uno de los mejores registros continentales de rocas, sedimentos y fósiles que se conservan de los últimos cinco millones de la historia de la tierra. Por el Valle del río Gor se llega a los Baños de Alicún. Se trata de una zona árida que, como cuenta Fran García, "alberga sorpresas" a medida que penetramos sus valles. En estos baños hay un manantial termal. En pequeñas cascadas, y en medio del frío de diciembre, sorprende ver cómo el agua humea vapor a la atmósfera. "Sale muy rápido desde el interior de la tierra hacia fuera. Conforme bajamos un kilómetro al interior, la temperatura aumenta 33 grados, de modo que el agua viene de unos cuantos cientos de metros de profundidad y por eso llega a la superficie a 35 grados en la zona del Balneario", remata el geólogo.
Con el Balneario se refiere al complejo termal y de salud construido junto a las termas, que aprovecha las propiedades del líquido elemento que mana de la tierra en esa zona. "Es un agua que está muy mineralizada. Contiene mucho bicarbonato y calcio. Cuando sale, el bicarbonato y el calcio precipitan como carbonato cálcico alrededor de la vegetación. Por eso genera estas plataformas que vemos planas de una roca que denominamos travertino. Dentro de él, en este entorno, hay un tesoro especial, que es el Acueducto del Toril, una acequia que lleva formándose manera más o menos natural desde más de 3.000 años", añade García.
La acequia ha ido creciendo de forma natural por la precipitación del carbonato cálcico en la vegetación de sus muros. En algunos puntos llega hasta los de 15 metros de altura y los cuatro de ancho, lo que la convierte en "una estructura única a nivel mundial".
GLACIS Y BADLANDS SOBRE GORAFE
Rodeando todo el Valle del río Gor, la carretera confluye con otra -la GR-6101- que emboca el Parque Megalítico de Gorafe. Un espectáculo visual en pleno Desierto de Gorafe desde el que se puede ver este pequeño pueblo desde una extensa planicie que corona un paisaje plagado nuevamente de cárcavas y barrancos. El geólogo resume este contraste de vistas: "Si nos vamos a las inmediaciones del Valle del Río Gor o el Puntal de Don Diego podemos observar que hay tres grandes paisajes. Por un lado, las montañas, que generan esa depresión que es la Cuenca de Guadix-Baza. Por otro, tenemos la superficie plana sobre la que estamos de pie observando el paisaje, que queda a nuestras espaldas".
De esa superficie plana que se llama glacis asoman, en última instancia, multitud de barrancos y cárcavas que generan el paisaje denominado badlands. Se trata de uno de los entornos más característicos que presenta el Geoparque de Granada. "Antes el paisaje que había en este territorio era simplemente de montaña, así como esta superficie plana que nos recordaría a la sabana africana. De hecho, hace 500.000 años por aquí iban caminando grandes mamíferos como tigres de dientes de sable, elefantes o jirafas".
HECTÓMETROS CÚBICOS CON QUILATES DE BELLEZA
Desandamos nuestros pasos para coger de nuevo la carretera. Esta vez en dirección contraria. Tras una recta de esas que parecen encontrarse sólo en el Desierto de Nevada, la autovía se abre de nuevo en dirección Baza. Poco antes de llegar a esta capital comarcal, otra salida enfila la GR-7100. De nuevo, una recta interminable y un poco más adelante, tras el enlace con la calzada que conduce a Cuevas del Campo, el Embalse del Negratín. Con más de 560 hectómetros cúbicos, el agua genera una oposición de realidades con la aridez del terreno que le rodea.
Y eso se aprecia en su máximo esplendor desde el Mirador del Negratín. De nuevo vemos cómo se ha desarrollado el paisaje de badlands bajo la superficie de glacis. "Hay multitud de barrancos y cárcavas en este sector, con las crestas y los picos muy afilados. Es el típico paisaje que podemos encontrar en muchas zonas famosas del planeta, como en el oeste de los Estados Unidos", afirma García para refrendar las semejanzas establecidas líneas atrás con esas tierras situadas en América del Norte.
"Tiene mucha fuerza visual y un interés turístico y científico que nos da mucha información", apostilla García. Al otro lado de la presa, en el término municipal de Zújar, el Cerro Jabalcón también ofrece unas vistas espectaculares del inmenso cuerpo de agua. Aunque casi es más sorprendente ver esta misma protuberancia del terreno desde el propio mirador.
UN REGALO VISUAL ANTES DE 'MARCHAL'
Ya de vuelta, al otro lado de la A-92, y tras pasar Guadix, una última parada nos conduce hasta Marchal. Sus cárcavas constituyen un tipo de erosión remontante a causa del agua pluvial que se produce en rocas y suelos de zonas con pendientes. Ofrece paisajes impresionantes, con formas puntiagudas difícilmente explicables por las leyes de la lógica. Aunque para eso está Fran García. "Desde el Mirador del Marchal observamos una vez más los tres grandes paisajes que constituyen el territorio del Geoparque: las montañas, la superficie plana de glacis sobre la que se encuentra el mirador y, por debajo de esa superficie, el desarrollo de los badlands", explica. Pero en este sector, dichos badlands son diferentes a los del Puntal de Don Diego. Tienen una apariencia más redondeada. "Eso es porque aquí se ha producido una erosión en túnel, que es ligeramente diferente a la de otros sectores que hemos comentado antes. Desde allí se comprende muy bien las singularidades del territorio que constituye el Geoparque de Granada, sin necesidad de tener conocimientos de geología", concluye el experto.
Zonas más orientales como la Cerrada del Río Castril, la Gran Senda de los Primeros Pobladores o el Cerro del Buitre, entre otros, confieren al Geoparque del Cuaternario una riqueza paisajística sin parangón. Atractivos que le han valido el reconocimiento de la Unesco y que recuerdan que lo más mágico puede estar muy cerca de casa. Una ruta impactante para esta Navidad atípica aunque igualmente mágica.
Contenido promocionado por la Empresa Pública para la Gestión del Turismo y del Deporte de Andalucía S.A.
Más información en www.andalucia.org, www.turismoandaluz.com y www.geoparquedegranada.com