Ucis para bares
Tras la declaración del estado de alarma y la paralización de prácticamente la totalidad de la actividad del país durante dos meses para hacer frente a la emergencia sanitaria del coronavirus, comienza un proceso de desescalada gradual por niveles para alcanzar la denominada “nueva normalidad”. En este contexto, el sector turístico y el de la hostelería se erigen como los más castigados por esta nueva normalidad.
El sector de la hostelería en Granada capital representa el 14,4% del PIB de la ciudad, siendo uno de los más importantes de nuestra economía. La relevancia de este sector para la ciudad no solo reside en su peso económico, sino que también conforma una parte esencial de la identidad granadina y de su acervo cultural y gastronómico. Sin ir más lejos, las tapas constituyen uno de los principales referentes de la marca Granada.
Para preservar este patrimonio y librar de la ruina económica a este sector y, por ende, salvar parte de nuestro sistema productivo, y el futuro de nuestra ciudad, se requiere de medidas urgentes. Estos negocios durante los últimos dos meses han tenido que ir afrontando pagos y vencimientos sin los ingresos previstos por la actividad. La liquidez de la que disponían estos empresarios antes del confinamiento se convierte, por tanto, en el principal indicador de subsistencia. Y cada día que pasa esa fuente de oxígeno monetario se agota abocando el negocio a la quiebra. En este sentido, el factor tiempo es primordial pues solo hacen falta unos pocos días para la quiebra de estos negocios y se requieren meses, incluso años, para su reconstrucción. Una reconstrucción que puede ser mucho más lenta aún, en un contexto de decrecimiento de la economía, escaso turismo, estudiantes universitarios con clases no presenciales y restricciones sanitarias. Es, por tanto, de una importancia capital (nunca mejor dicho) encontrar la forma de asistir a estos negocios restableciendo el flujo monetario suficiente como para mantenerlos con vida, aunque sea en estado convaleciente, pues el coste de dejarlos morir sería mayor si cabe. Son muchos los que aún con esta ayuda no resistirán, pero, al igual que con los actuales enfermos de coronavirus, el objetivo es salvar el mayor número posible de estos negocios. Y cada día que pasa estamos dejando morir a muchos de ellos.
Granada capital, según el último anuario económico de La Caixa de 2013, cuenta con un total de 2.126 establecimientos de restauración y bares, de los cuales, haciendo una extrapolación con las proporciones de bares y restaurantes del anuario de la hostelería 2018, haría un total aproximado de 1.500 bares. Durante la fase 1 de la desescalada se permite a estos locales abrir únicamente sus terrazas hasta el 50% de su capacidad, lo que para muchos es insuficiente para asegurar la rentabilidad. Además, esta medida inicial deja en desventaja a otros muchos negocios que no disponen de estas terrazas. En Granada hay un total de 964 terrazas autorizadas. Si suponemos que cada establecimiento cuenta con una, esto dejaría sin poder iniciar su actividad a unos 536 locales. Según la ordenanza municipal, una terraza en una calle de 5 metros de anchura a un lado de la acera puede tener una longitud máxima de 10 metros, por lo que contaría con aproximadamente 5 mesas que, al 50%, y en la mejor de las condiciones, hacen un total de 3 mesas con las que mantener el negocio.
Haciendo una estimación sencilla, y suponiendo el mejor escenario posible, suponemos que el horario de ocupación de estos establecimientos es de 12 a 23 horas, que hacen un total de 11 horas de posible actividad, con una ocupación aproximada de 45 minutos por grupo de clientes, la mitad de la máxima recomendada para comidas por la Junta de Andalucía, suponiendo que la ocupación de todas las mesas es del máximo de su capacidad, es decir 4 personas, y que el gasto medio persona es el estimado por KPMG en el anuario de restauración organizada de 2018, es decir 4,88€ por cliente, el ingreso diario de estas terrazas haría un total de 860 € diarios. Sin embargo, estamos suponiendo una rotación y ocupación perfecta, tiempos de estancia reducidos, misma demanda a todas las horas del día y un consumo medio por cliente elevado. Por lo que es más realista considerar un ingreso de la mitad del ideal, es decir, unos 430 € diarios. Contar con una mesa más supondría un incremento 140 € euros adicionales, para un total de 570 € al día. Para ver más claramente el efecto de una mesa adicional en el ingreso de estos locales, calculemos el ingreso mensual, en el caso de la terraza de 3 mesas es de 12.900 €, mientras que la de 4 mesas sería de 17.100 €, es decir, una diferencia de 4.200 € al mes. En este contexto una mesa de terraza puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte de tu negocio.
Dicho esto, queda de manifiesto que la posibilidad de contar con un espacio de terraza al aire libre y mesas suficientes se convierten en un recurso valiosísimo para este sector. Por suerte, a diferencia de otros recursos de extrema necesidad en estos momentos y mucho más costosos, éste es uno de muy fácil obtención, pues solo requiere de la habilitación y dotación de espacios suficientes como para poder desarrollar la actividad hostelera al aire libre con todas las garantías sanitarias.
Por tanto, elaboro este escrito con el objeto de hacer las siguientes propuestas al Ayuntamiento de Granada. Por un lado, la sugerencia más directa y evidente es la flexibilización de la ordenanza municipal para el incremento del espacio ocupable por las terrazas ya existentes o permitir cambiar las mesas de terraza por veladores (limitado a 2 actualmente) que ocupan menos espacios y reducen los tiempos de estancia al estar los clientes de pie, teniendo además que higienizar mucho menos mobiliario.
Sin embargo, quiero centrar mi atención en una medida menos evidente y pensada principalmente para aquellos locales que no tienen acceso a una terraza en estos momentos. La idea que propongo consistiría en la creación de lo que he venido a denominar ‘bares de campaña’. La idea de estos bares no es ni de lejos novedosa o ajena a la sociedad granadina, pues cada 3 de mayo por el Día de la Cruz se montan decenas de barras portátiles en las plazas y patios de colegio a los pies de una cruz de claveles. Y, por tanto, para la implantación de esta idea se tiene la ventaja de contar con años de experiencia.
Aprovechando el cierre de los colegios, los patios de recreo se postulan como uno de los primeros potenciales espacios aprovechables para estos bares de campaña, pues presentan numerosas ventajas con respecto a otras opciones. Se trata de espacios al aire libre acotados y con una entrada principal, lo que permite el control de los aforos y el establecimiento de requisitos sanitarios a la entrada. Por otro lado, la utilización de estos espacios no tiene contrapartidas en la movilidad ciudadana, pues se estaría ocupando una zona que actualmente estaría restringida al público. Adicionalmente, en muchos casos los colegios cuentan con la infraestructura necesaria como tomas de electricidad y agua para el establecimiento de equipos básicos para la actividad de un bar como son los grifos de cerveza y frigoríficos de bebidas e, incluso, otros equipamientos que pueden ser de enorme utilidad, como las cámaras frigoríficas o lavavajillas industriales de los comedores escolares. Finalmente, los colegios a nivel urbanístico se encuadran en áreas donde la molestia acústica para los vecinos es inferior a la de calles y plazas rodeadas de viviendas.
Sin embargo, el establecimiento de estos bares de campaña no tiene por qué limitarse a estos espacios, sino que puede ser extensible a muchos otros. El conocido como el ‘Botellódromo’, la Feria de Muestras, o el propio Parque de las Ciencias. En definitiva, la idea consiste en encontrar y habilitar cualquier potencial espacio que permita a todos estos negocios desarrollar su actividad con las mayores garantías posibles y darles así la posibilidad de obtener el flujo monetario necesario para su subsistencia.
Soy consciente de que se trata de una propuesta ambiciosa, poco convencional y con muchas posibles pegas y lagunas. Sin embargo, considero que se requieren medidas extraordinarias para estos tiempos extraordinarios. Solo con nuestro ingenio y capacidad de adaptación lograremos superar esta pandemia. Está en nuestras manos y en la de nuestros dirigentes tomar las decisiones valientes que reduzcan el sufrimiento de nuestros ciudadanos y permitan la conservación de nuestro estilo de vida.
A usted granadino que me lee, le pido una última cosa. Le pido que piense en sus bares y que imagine una Granada sin ‘Los Diamantes’, ‘Los Manueles’, ‘Cunini’, ‘La Tana’ o el bar de la esquina, la mesa donde quedáis todas las amigas, el sitio clásico de los viernes y la barra desde la que ve el fútbol. Acuérdese de sus camareros, de su regente y sus parroquianos y decídase a hacer algo por ellos. Si esta idea le ha parecido apropiada vaya en change.org a ‘Ucis para bares’ y firme la petición. También puede ponerse en contacto con las personas que conozca y transmitirle la idea: directores de colegio, presidentes de asociaciones, concejales del Ayuntamiento o su vecino de enfrente. Está en nuestras manos salvar nuestros bares. Así que pongámonos a ello. Con suerte pronto nos veremos en cualquier bar de campaña’ con nuestra mascarilla y con una Alhambra bien fresquita.