La Universidad de Granada apuesta por una vida libre de humo

Pedro J. Romero analiza los efectos nocivos del tabaco, su prevalencia y la importancia de la comunicación en la lucha contra la adicción

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Cartel de la UGR sobre los efectos nocivos | Foto: Gabinete
Gabinete
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La UGR, como parte de la Red Española de Universidades Promotoras de Salud (REUPS), impulsa dentro de la segunda edición de la iniciativa "Un mensaje saludable por un objetivo común" la campaña que en este mes de mayo invita a reflexionar sobre la adicción al tabaco.

Médico especialista en Neumología, el Dr. D. Pedro J. Romero es profesor e investigador en el Departamento de Medicina de la Facultad de Medicina de esta Universidad. Miembro del grupo de investigación Biopsia Líquida e intercepción del cáncer (CTS 067- LiqBiopCI), dirigido por la Dra María José Serrano, desarrolla líneas de investigación desarrolla líneas de investigación destinadas al estudio de biomarcadores para la detección precoz del cáncer, lo que actualmente se viene denominando intercepción del cáncer.

Tras el alcohol, el tabaco, es la droga más consumida en el mundo. Actualmente se considera que el consumo de tabaco es responsable de más del 30 % de los casos de cáncer de pulmón. Otros tipos de cáncer asociados con el consumo de tabaco son el cáncer de labio, boca, faringe, laringe, esófago, vejiga y riñón. Además, la exposición al humo de tabaco ambiental (es decir, de segunda mano) aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, así como el riesgo de sufrir enfermedades respiratorias, cardiovasculares y otras enfermedades crónicas. Según datos de la Organización Mundial de la Salud , cada año mueren al menos 7 millones de personas como consecuencia directa del consumo de tabaco y 1,2 millones por exposición a “humo de segunda mano”. En los países desarrollados, las medidas de control del tabaquismo han conseguido reducir esta epidemia en las últimas décadas. Más del 80% de los 1300 millones de fumadores pertenece a países con bajo nivel de desarrollo socioeconómico.

En España, los datos permiten ser moderadamente optimistas. Se observa una tendencia a la baja en la prevalencia del consumo de tabaco en todos los grupos de población a partir de la aprobación y aplicación de la Ley 42/2010, por la que se modifica la Ley 28/2005. El conjunto de medidas sanitarias frente al tabaquismo y de regulación de su venta, suministro, consumo y publicidad de los productos del tabaco establecidos por esta ley, ha reducido en un 6% el consumo de tabaco, situándose en este momento la cifra de fumadores en torno al 22,08% de la población adulta (25,58 en varones y 18,76 en mujeres).

No obstante, es necesario seguir manteniendo un alto nivel de alerta. Según la última encuesta realizada en España en estudiantes entre 14-18 años casi el 40% ha probado el tabaco, un 34,7% lo ha consumido en el último año, 27,3% en el último mes, y el 8,8% son fumadores diarios (8,6% de los varones y 9% de las mujeres).

Ante el creciente rechazo que produce el consumo de tabaco en los países desarrollados, se están impulsando nuevas estrategias para hacer más aceptable socialmente lo que desde hace tiempo sabemos que es la principal causa de muerte evitable en nuestra sociedad. El auge del tabaco de liar está asociado a la idea de que es más “natural”, aunque se conoce que tiene tasas de carcinógenos y niveles iguales o mayores de CO, nicotina y alquitrán, que los cigarrillos tradicionales. De la misma manera, la pipa de agua se está convirtiendo en la principal forma de consumo de tabaco en adolescentes de países mediterráneos orientales, y se está extendiendo rápidamente hacia occidente.

El auge de los nuevos dispositivos para el consumo de productos del tabaco, como los vaporizadores y los sistemas que calientan el tabaco sin producir humo -iQOS-, así como también los cigarrillos electrónicos (e-cigarettes), demuestra que las estrategias comerciales están siendo muy eficaces, normalizando y promoviendo entres los jóvenes el consumo de una sustancia altamente adictiva (la nicotina), bajo presentaciones más modernas y atractivas asociadas a una menor percepción de riesgo,e incluso a mensajes de seguridad y salud .Estos nuevos sistemas y estrategias comerciales “maquillan” la imagen del consumo de tabaco, y suponen una puerta de entrada muy eficaz para la incorporación al consumo de tabaco convencional.

Cuando el sujeto aspira el vapor que produce el cigarrillo electrónico (“vapea”) inhala formaldehído, acetaldehído, acroleína y diversos metales pesados, todos ellos sustancias con capacidad para producir daño pulmonar. También se han comunicado otros riesgos relacionados con el uso de estos sistemas, que van desde los daños provocados por la explosión de algunos dispositivos, a la aparición de nuevas enfermedades.

Por todo esto, el manejo de la información y la “matización” de los mensajes relacionados con el consumo de tabaco son muy importantes. Uno de los frentes en los que se desarrolla de manera más intensa la batalla por el tabaquismo es el de la comunicación. La difusión de mensajes ambiguos o directamente erróneos fomentan falsas creencias sobre el tabaquismo, enmascarando sus riesgos o mejorando su imagen, constituyéndose como una de las armas más eficaces que emplea la industria del tabaco. Por ejemplo, en un estudio llevado a cabo recientemente desde el Aula de Salud Respiratoria de la Universidad de Granada (encuesta en la que participaron 2536 personas), se observó que, de forma generalizada, persisten falsas creencias con respecto al consumo de tabaco, que ayudan a mantener la adicción.