UGT exige una solución a la subida de luz que penaliza a los más vulnerables

Estos tramos hacen que las tarifas de la luz batan todos los records desde que se implantaron los tramos horarios

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La tarifa de La Luz dividida en horas | Foto: Gabinete
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Durante este mes de junio se ha instaurado el establecimiento del cambio en la facturación eléctrica, siendo aprobado por el Gobierno Estatal y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, a fin de promover un uso más eficiente de un sistema eléctrico en las que las energías renovables cada vez tienen más peso, pero que las consecuencias están dirigidas de manera directa para las personas consumidoras. Desde UGT Andalucía creen que esta nueva fórmula va a penalizar también a quienes teletrabajan o a la formación a distancia y sobre todo a las personas más vulnerables, ya que hay que tener en cuenta que tenemos un parque de viviendas muy envejecido con poca eficiencia energética y son realmente las que van a pagar el cambio en la facturación.

Con la nueva tarifa, los horarios de las personas consumidoras van a tener un fiel reflejo en el precio final del recibo, porque aunque el precio de la parte fija de la factura va a disminuir, los nuevos tramos horarios van condicionar y penalizar al consumidor/a.

Estos tramos hacen que las tarifas de la luz batan todos los records desde que se implantaron los tramos horarios, ya que según FACUA, los precios medios en céntimos/kWH con impuestos, oscilan entre los 14,76 céntimos en la hora más barata (hora valle), hasta los 31,05 céntimos en la hora punta, quedando muy lejos de la media de junio de 2020, que era de 11,31 céntimos.

A esto se le suma que el precio de la luz no ha hecho nada más que subir, porque según datos del INE, ya que si comparamos los precios del primer cuatrimestre de 2021 con el primer cuatrimestre de 2020, los hogares españoles acumulan una factura media por su suministro de electricidad de 257,91 euros frente a los 220,81 del pasado 2020. Son 37 euros más que suponen un incremento del 16.8%.

En definitiva, el encarecimiento en la tarifa no deja a nadie excluido, afectando también a aquellos hogares que son beneficiarios del bono social. Según datos del Ministerio de Transición Ecológica, estos hogares acogidos al bono social han multiplicado por tres su número desde abril de 2018 y 2020, pasando desde alrededor de 450.000 a más de 1.300.000. Pero durante este 2021, han perdido su derecho al bono social, un 10% de los hogares (133.000), por falta de renovación, a causa de la desinformación y la falta de accesibilidad a las gestiones administrativas.

Esta subida en la tarifa va a suponer para los hogares vulnerables, el no poder afrontar el pago de los suministros energéticos, siendo una fórmula que solo beneficia a las grandes empresas eléctricas y perjudicando a r a las pequeñas empresas. Es más, como los costes de la electricidad dependen de la hora que tengamos más uso, para poder ahorrar, las personas usuarias deben adaptar sus hábitos de consumo, resultando realmente complicado adaptarse a los horarios, especialmente entre semana, y afectando de una forma más intensa a los hogares más desfavorecidos, al tener más dificultad para poder afrontar la subida de la factura, y teniendo que reducir el consumo de electricidad, como por ejemplo, renunciando a los sistemas de calefacción o de aire acondicionado.  Y repercutiendo en mayor medida, por regla general, a las mujeres, ya que siguen siendo las que más tiempo pasan realizando las tareas domésticas y quedando más expuestas a situaciones  extremas tanto de frio, como de calor, aumentando de este modo la brecha de género en cuanto a pobreza y habitabilidad.

Desde UGT Andalucía consideramos que estos bienes esenciales deben ser accesibles para todos, a un coste razonable y, por tanto, no pueden ser fruto de operaciones especulativas propias de empresas privadas, además recordamos que venimos demandando desde hace años un gran Pacto de Estado por la Energía que permita precios más asequibles y competitivos de la energía, esencial para fortalecer nuestro tejido industrial y también para las economías domésticas.

Este Pacto debe englobarse en uno más global: el necesario cambio de nuestro modelo productivo en base a más y mejor industria, la transición ecológica, la I+D+i, la formación de los trabajadores y empleos estables y de calidad.