Un cementerio a la sombra del bosque de la Alhambra

Entre los altos árboles del bosque de la Alhambra existe una necrópolis que se remonta a la época nazarí. Un lugar que pasa inadvertido por los muros que lo rodean. Un rico patrimonio cultural ligado a la ciudad de Granada.

Ahora puede que llame más la atención, porque el Patronato ha sacado a licitación las obras para mejorar el acceso principal y el entorno del Carmen de Peñapartida, o Carmen de los Catalanes, propiedad del Conjunto Monumental desde 2002. La actuación, que cuenta con un presupuesto de 141.553,25 euros, pretende rehabilitar, además de los accesos al interior de los jardines, la antigua fachada existente en la Plaza del Arquitecto García de Paredes, “con la finalidad de poner el Carmen en las condiciones adecuadas de uso y ornato”, explica la directora del Patronato de la Alhambra y Generalife, Rocío Díaz.

Un enclave que en un tiempo no muy lejano fue dedicado al descanso final de sultanes. Las intervenciones arqueológicas en diferentes áreas señalan la existencia de gran cantidad de sepulturas, de diferentes tipologías que van desde las más simples (fosas excavadas en el terreno natural) a otras donde la complejidad constructiva hace pensar en enterramientos de personas con cierta relevancia social.

Conserva dos torreones medievales, una red hidráulica que descendía hasta el antiguo barrio de la Antequeruela, un “corral de cautivos” que consiste en silos excavados en la tierra que se usaban como cárcel de prisioneros y una parte sustancial del cementerio.

La distribución y dispersión de los complejos funerarios señalan que la práctica totalidad de la superficie actual del Carmen se encontraba dedicada, inicialmente, a este uso funerario. Además, ha podido constatarse que los restos adscritos a la necrópolis superan el ámbito territorial de estudio, dispersándose hacia la ladera, por lo que resulta difícil precisar los límites del cementerio.