Un centro sanitario con más de cinco siglos al servicio de Guadix | Galería

El Hospital Real de la Caridad fue uno de los más importantes de la provincia y del Reino de Granada por su enclave y su actividad

SALA DE CURAS PORTADA
Antigua sala de curas del Hospital Real de la Caridad | Fotos: Remitida
José L. Moreno
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Hace más de 30 años que por sus pasillos y estancias no se ve ni a médicos ni a pacientes. A pesar de ello, es un hospital cuyo corazón aún late. Muchas accitanas trajeron a sus hijos al mundo con ayuda de sus matronas. Muchos accitanos nacieron entre sus paredes. Otros, sin la suerte de tener unos padres que le dieran una vida con futuro, cedían su futuro a los religiosos que cuidaban las instalaciones.

El Hospital Real de la Caridad de Guadix fue uno de los más importantes de la provincia por su enclave, su actividad y sus responsables. “Está ubicado en un cruce de caminos. Aquí se llegaban a atender a 2.000 personas diarias”, comenta a GranadaDigital, Encarnación Cambil, responsable y guía del lugar. Pero, no sólo a enfermos, también se atendía y se daba cobijo a viajeros y vagabundos que pasaban por allí. “Imagínate cuando se juntaban varias personas y cada uno contaba lo que le había pasado por el camino. Los jaleos que se montaban allí”, o los cotarros, porque a esta zona en la que se albergaba a transeúntes y sintecho se le denominaba cotarro, por las trifulcas y tertulias aireadas que se daban allí.

Las instalaciones de este centro sanitario, el único de la zona, se inauguraron en 1492. Formaba parte de la red sanitaria establecida por los Reyes Católicos en las principales ciudades del recién conquistado Reino de Granada. “Fue fundado a través del Cardenal Mendoza con el patrocinio de los Reyes Católicos, por ello es un hospital Real. Aunque, los verdaderos patronos siempre han sido la Diócesis de Guadix. Para su construcción, Isabel la Católica donó un edificio que correspondía a una sinagoga, en el barrio de la judería, junto al palacio episcopal”.

Por aquella época no existía la seguridad social, los seguros médicos y las comodidades de las que disfrutamos hoy en día. Además, este hospital estaba directamente destinado a los pobres. “Este gasto se mantenía a través de los diezmos. Cuando se dejaron de cobrar estos impuestos, se mantenía a través de donaciones”.

Pero, tal fue la importancia y actividad de este centro hospitalario, que su estructura se quedó pequeña. Por ello, en 1780, el servicio se traslado a su ubicación actual. “En 1590 se construye el actual edificio, para un colegio de la compañía de Jesús. Hasta que en 1767 Carlos III expulsa a los Jesuitas de España y se queda vacío. Por eso, los actuales escudos que se pueden ver en la portada del edifico son de Carlos III”, comenta Encarnación. 

Los accitanos, en deuda con el hospital
El Hospital de la Caridad de Guadix estuvo funcionando hasta 1987. Sobre 1950 se consolida como hospital maternal. A la poca actividad de sus últimos días, se suma la situación del edificio. Se declara en ruinas y las últimas monjas que había tienen que abandonar el lugar. “Los accitanos, están en deuda con estas monjas por la labor tan maravillosa que han prestados a los distintos vecinos. Por ello, recogen firmas, mandan cartas a la madre general de las Hijas de la Iglesia y la congregación le construye una casa y se quedan a vivir”, comenta Encarni con pasión, que, aunque el museo está a su cargo, hace este trabajo de forma altruista.

Y es que, muchos accitanos fueron criados aquí. “Una parte del hospital estaba dedicada a los niños expósitos. Era una casa cuna con mujeres nodrizas, que contaban en plantilla como trabajadores del hospital, para amamantar a los más pequeños”, afirma Encarnación. 

Tras varios años de mala conservación del edificio, el anterior obispo de Guadix, Ginés Ramón García Beltrán, potenció la rehabilitación de este enclave. Ahora es un museo que intenta mostrar con fidelidad cómo eran los trabajos sanitarios bajo ese techo. Vive de los donativos de los que pasan por allí, que ahora no son ni pobres ni enfermos, son turistas. Una situación que los responsables del museo quieren ver evolucionar para que sea autosuficiente, como lo fue siglos atrás.