Un documental rescata del limbo del olvido a los curas obreros de Granada y Sevilla
Plano Katharsis estrena este viernes en Granada un homenaje a los religiosos que antepusieron su vocación de ayudar a los más necesitados ante el nacionalcatolicismo en la última etapa del franquismo
Un documental, cuyo estreno en Granada tendrá lugar este viernes en el Centro Federico García Lorca, hace un guiño al movimiento de los curas obreros que, en las décadas de los 60,70 y 80 del siglo XX desempeñaron una influyente labor al lado de los más necesitados, así como emulsionantes en la lucha por las libertades democráticas motivando al pueblo, sobre todo a la clase trabajadora, a que alzase la voz y reivindicara mejoras en el empleo y en el ámbito urbano y rural.
De la cruz al martillo recoge el testimonio vivo de algunos de los 800 curas protagonistas que decidieron renunciar en España a su salario oficial para vivir con los necesitados y trabajar como el resto de la clase obrera del país.
Granada y Sevilla tuvieron un peso especial dentro de este movimiento, que ha caído en el olvido para los coprotagonistas de esta parte de la historia: la Iglesia y los partidos políticos de izquierdas.
“Eran un grano molesto para la Iglesia, y aunque participaban en protestas y encierros con partidos políticos laicos y de izquierdas, tampoco han sido recordados por estos porque no llegaron a militar. Estos curas se han quedado en el limbo del olvido, y por eso creo que este documental era necesario. Hemos recuperado esos testimonios antes de que desaparezcan porque es parte de nuestra historia, de la que poco se ha contado”, explica a GranadaDigital Rafael Guerrero, director de contenidos, guion y narración de este documental producido por Plano Katharsis, con la colaboración de Canal Sur. Guerrero tuvo la oportunidad de vivir este movimiento en primera persona en su etapa como periodista en el diario Ideal y de conocer a varios de los personajes de este movimiento, “a algunos que bien podrían ser nombrados hasta santos porque eran más que bondadosos”, apunta en la conversación.
José Antonio Torres, en la dirección, Pablo Coca, en la realización; y Pablo Peláez, que pone la música, son los otros artífices de este trabajo hecho desde el respeto y admiración hacia estos religiosos que antepusieron el bien común al nacionalcatolicismo que imperaba durante el tardofranquismo.
El documental arranca poniendo al espectador en contexto. Este movimiento surgió en Francia durante la Segunda Guerra Mundial y llegó a los curas españoles a través de seminarios a partir de los años 40. La HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) tuvo mucho que ver en este movimiento.
En Granada y Sevilla hubo dos importantes grupos de sacerdotes que participaron activamente dentro de este movimiento, y que participan con sus testimonios vivos en este documental, como Antonio Quitián, Ángel Aguado, los hermanos gemelos José y Manuel Ganivet, Elías Alcalde, Enrique Priego y Esteban Tabares, junto a la exmonja Encarnación Olmedo. En este relato visual también interviene el teólogo granadino José María Castillo, los exdirigentes del PTE (Partido del Trabajo en España) Isidoro Moreno y Francisco Casero; el presidente nacional de la HOCA, Alfonso Alcaide y la historiadora Basilia López.
EL MOVIMIENTO DE LOS CURAS OBREROS EN GRANADA
En Granada, estos curas vivían en lo que antiguamente se denominaba el barrio de La Virgencica y participaron en dos hitos muy importantes en la ciudad: en la huelga de la construcción, en 1970, y en el encierro en la Curia de Granada, en 1975. “La mayoría renunció al sueldo y se metieron en la obra a trabajar, además de acompañando a los pobres en su día a día. Concienciaban a los vecinos para que reivindicaran mejoras en servicios públicos de la ciudad, motivaron al pueblo para que protestase por las condiciones de vida que tenían, y no únicamente en el plano laboral”, explica Guerrero.
Tras la negativa de la patronal a aceptar las mejoras propuestas por los trabajadores de la construcción, el 21 de julio de 1970 se iniciaron una serie de movilizaciones. Detrás de ese movimiento estuvieron los religiosos Antonio Quitián, Pope Godoy, Antonio Ganivet o Francisco Javier Prieto. En esta huelga casi sin precedentes en la ciudad, a la que acudieron miles de personas -los medios locales de la época apuntan a 4.000 personas- la Policía cargó contra los asistentes con un trágico final: tres fallecidos. Fue tal la brutalidad de la policía que hasta el arzobispo de Granada Benavent Escuín condenó por carta los hechos y salió en defensa de los sacerdotes que habían participado y que habían sido atacados por los diarios franquistas. Los manifestantes estuvieron varios días en la Catedral refugiados del cerco policial, hasta el 29 de julio, fecha en la que se firmó el convenio colectivo con algunas concesiones de la patronal.
El encierro en la Curia de Granada también merece mención aparte en este documental. El paro azotaba Granada y sobre todo al polígono de Cartuja, uno de los barrios más deprimidos de Granada al que estaba muy ligados estos sacerdotes.
Una publicación en el diario Ideal en el que se aportaban datos sobre el paro, la pobreza y la marginación en estos barrios granadinos desencadenó la protesta el 29 de abril de 1975 secundada por parados, líderes sindicales y los curas obreros. Caso omiso les hicieron en la sede sindical y se trasladaron a los alrededores del palacio arzobispal. Del centenar que acudieron, 35 se encerraron el Curia. Los religiosos Antonio Quitián y Ángel Aguado estaban entre este grupo; José Godoy, en el exterior apoyando. Tras nueve días de reclusión y cuando empezaban a mostrar síntomas de desnutrición, la “fuerza pública” irrumpió en la Curia. Los 35 trabajadores fueron esposados y puestos a disposición judicial.
“Ellos asumieron unos riesgos importantes por su actitud de rebeldía ante la dictadura”, apunta Guerrero sobre esta parte de la historia de los curas granadinos.
El documental también relata la participación de sacerdotes en Sevilla en la creación del Sindicato de Obreros del Campo y en encierros y ocupaciones de fincas, a finales de los 70 y comienzos de los 80.
“Gracias a la visión de estos sacerdotes, la Iglesia estuvo al servicio de los más pobres, pero no pensando en la cosa divina, sino en la realidad humana”, opina Rafael Guerrero, conocedor en primera persona de la causa que ha intentado, ajustándose a las exigencias del formato audiovisual, hacerles un pequeño homenaje, usando la voz y memoria de algunos de sus protagonistas, a todos aquellos que se comprometieron con los más necesitados y para los que no ha habido apenas palabras de agradecimiento, “aunque no las reclaman”, matiza Guerrero.
“Y el documental termina con la desaparición del movimiento como tal, pero sigue existiendo una corriente en las que estos curas obreros continúan su lucha con los más pobres de ahora, que son los migrantes. La inmigración es el reto actual y del futuro de los cristianos con consciencia”, opina Guerrero.
Tras la presentación y proyección del documental previsto en el Centro Lorca a partir de las 19 horas, tendrá lugar un coloquio con los curas que participan en el documental. “Creo que lo que hemos organizado para este viernes supone, en cierta medida, un acto reivindicativo de lo que es su memoria, una manera de rendirles homenaje”, concluye Rafael Guerrero.