Un Granada muy lejos de ganar
El conjunto nazarí volvió a desperdiciar una oportunidad de oro para reengancharse a la liga. A partir del gol de Aspas, los granadinos fueron un equipo sin intensidad, sin ideas y sin coraje
Trece jornadas sin ganar. Sin celebrar una victoria. Sin vivir una semana saboreando el trabajo bien hecho. Trece jornadas de desesperación, impotencia y fines de semanas agridulces. El Granada volvió a desperdiciar ayer una oportunidad de oro para iniciar la resurrección y reengancharse al tren de la salvación.
A las 18:15 del domingo, a quince minutos de comenzar el Celta-Granada, habían perdido siete de los últimos ocho clasificados de La Liga. Era una jornada perfecta para recortar. Pero todo era un espejismo iluso por parte de los granadinistas de corazón, que esperan cada fin de semana ver despertar a su equipo.
El Granada volvió a perder tras dos jornadas consecutivas sin hacerlo (empates ante Deportivo y Valencia), dando una imagen muy pobre, regalando el primer gol cuando mejor plantado estaba el equipo y, lo más preocupante, muy lejos de mostrar capacidad para ganar.
El conjunto rojiblanco aguantó los primeros veinte minutos del choque, seguro atrás, sin permitir oportunidades de peligro al Celta de Vigo, que movía la pelota de lado a lado sin saber muy bien a donde dirigirse. Sí. El Granada aguantó en estos primeros minutos, pero nunca estuvo cerca de adelantarse. Ni siquiera merodeó la portería de Rubén Blanco. En esta situación, un fallo garrafal de Vezo en un despeje puso en bandeja a Aspas cumplir con su habitual cita con el gol ante los nazaríes.
Era el primero, poco después llegaría el segundo, y el Celta no se había despeinado. A partir de aquí desapareció el Granada, que no sabe cómo resolver el entuerto de cada partido. La defensa es un flan. Carcela no estuvo fino, y esto lo notó el equipo. Samper y Uche, superados. Los demás, desaparecidos.
Kravets, como siempre, lo intentó una y otra vez, y anotó un gol, el 800 del Granada en Primera División, igual de iluso que la esperanza del granadinista de ver ganar de una vez por todas a su equipo. Entraron Atzili y Bueno, tras mucho tiempo sin jugar. Ambos, sin pena ni gloria. También entró Ponce, que recordó al incisivo delantero del principio de curso. Hubo amago de épica, pero el Celta anotó el 3 a 1. Por si acaso.