Un libro indaga en las razones de Manuel de Falla para exiliarse en Argentina
El volumen indaga en una parte de la biografía del músico gaditano "que no se encuentra en ningún otro libro"
El día 1 de abril de 1939 todas las emisoras de Radio Nacional de España difundieron el último parte de la Guerra Civil. Solo seis meses después, el 28 de septiembre, el músico Manuel de Falla se marchó de forma inesperada a la Argentina. Pese a los intentos del gobierno franquista y a las presiones de su amigo José María Pemán para que volviese a España, el músico español más universal y reconocido de la época decidió continuar en Buenos Aires hasta su muerte en 1946. Ahora, siete décadas después, un libro publicado por la Diputación de Granada intenta profundizar y analizar las razones personales de su exilio argentino.
El libro “Falla. Noche en los confines de España (1931-39)”, que se presenta mañana, a las 20 horas, en la Feria del Libro de Granada, está compuesto por cuatro ensayos escritos por Alejandro Víctor García, Manuel Titos, José Vallejo y Jorge de Persia. El volumen se completa con una selección de imágenes del material que constituyó la exposición del mismo título, que fue uno de los ejes de las II Jornadas de “Cultura y Memoria Histórica” organizadas el año pasado por la delegación de Cultura de la Diputación.
A juicio del periodista Alejandro Víctor García, coautor del libro y comisario de dicha exposición, “Manuel de Falla vivió la Guerra Civil en Granada y, como era un hombre muy católico, con unas ideas humanistas y morales profundísimas, llegó a jugarse la vida para salvar a sus amigos Lorca y Hermenegildo Lanz y, finalizada la contienda, decidió abandonar España a su propio estilo, de una forma prudente y silenciosa”. García asegura que “el libro indaga en una parte de la biografía del músico gaditano que no se encuentra en ningún otro libro“.
A través de una cuidada puesta en escena de Alejandro Gorafe, la exposición de 2017 daba a conocer los aspectos más humanos del conocido compositor y su implicación con la sociedad granadina de la época. Mostraba a un Falla esperanzado por la llegada de la República, pero también enormemente disgustado por los desmanes que se estaban cometiendo contra iglesias y conventos en los comienzos de los años 30.
