Un Pregón con compromiso cofrade

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Fran Yeste y Davinia Grande
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Una vez más, el Teatro Isabel la Católica ha sido el escenario donde, en esta ocasión, Juan Jesús López-Guadalupe Muñoz, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Granada y cofrade, ha pregonado la Semana Santa 2014. Un pregón de poco más de una hora protagonizado mayoritariamente por las emociones y anécdotas vividas que concluía con la llamada a los cofrades “¡A la Gloria!”.

La Banda Municipal de Granada, dirigida por Miguel Sánchez Ruzafa, inauguraba el acto de presentación ante unas quinientas personas que tomaban asiento en las filas del antiguo Teatro. Iniciando con las notas de “Semana Santa en Granada” y, en segundo lugar, “Virgen del Valle”, de Gómez Zarzuela, la cual es bastante emotiva para López-Guadalupe por la Fe y veneración que le une a esta hermandad sevillana y por la que llegó a darle nombre a su primer hija que, recordemos, nació con problemas de salud de los que afortunadamente sanó. También concluiría el acto con la interpretación de “Plegaria a la Virgen de las Maravillas”, de Faus, y “Pasan los Campanilleros”, de Farfán.

En primer lugar, tomaba la palabra el alcalde de Granada, José Torres Hurtado, que daba la bienvenida a los asistentes, seguido por el portavoz del gobierno local, Juan García Montero, que presentaba al pregonero.

Ya de cara a los asistentes, Juan Jesús López-Guadalupe iniciaba su pregón con un paseo por su infancia cofrade, cómo aún siendo un niño de la mano de su madre visitaba un Viernes Santo al Cristo de la Expiración, por esos entonces ya se encomendaba al Padre al comprender que las imágenes le mostraban la capacidad de crear y la capacidad de amar de las que hemos sido encomendados, apenándose del mal uso que le damos a ambos privilegios.

Recibía su primera ovación al mencionar palabras de agradecimiento por su elección al cargo de pregonero “No me tienes que dar nada, porque sea tu pregonero, pero no te arrepientas luego, que tú lo quisiste, Granada”.

Con la venia, se dirige a Granada, como “la dulce niña”, pidiéndole permiso para hablar de su historia, de su tradición y de su fe. “Es difícil anunciarte la grandeza y el misterio de lo que ya conoces, lo sé”…”Cuando el corazón habla de las cosas del alma, cuando escribe versos con tinta de amor, se desangra en creencias, sentimientos y vivencias.”

Continúa en la andadura de la lectura de su pregón, con una visión histórica de las cofradías y su situación actual. Con el mensaje que la Semana Santa transmite para él “Esa es nuestra esencia: la fe, la caridad, la evangelización, y lo que nos distingue una peculiar manifestación pública de piedad popular al procesionar por las calles”. Realiza un llamamiento a la comunidad cristiana a hacer el bien, ayudar al prójimo y sensibilizarse con los pobres, ya que éstos son los “favoritos de Dios y deben ser opción preferente de su Iglesia”. Basa como pilar fundamental a la familia e invita a aquellos que han dejado su compromiso cofrade a participar en una salida procesional.

Con el arte siempre presente, analiza las imágenes de nuestra Semana Santa, a las que rezamos los cofrades destacando la grandeza de nuestra imaginería que hizo que el dolor cediera ante la belleza. Aprovecha para pedir la Coronación de la Esperanza en su “tercer centenario de historia de amor a la Madre”, recibe su segunda gran ovación por ello.

Palabras de ternura, emoción y cariño hacia sus amigos también pregoneros aunque ya fallecidos, Domingo Sánchez-Mesa Martín y Enrique Iniesta Coullaut-Valera. Con sus recuerdos se adentra en el mundo de la trabajadera y el costal enalteciendo la figura del costalero “Quien ha sentido la mordedura de la trabajadera sobre el hombro o la cerviz, ha sentido la dura prueba del amor a Cristo y a María”.

Profesor de la Universidad de Granada que adora a sus alumnos, a los que invita al mundo cofrade, describiendo los barrios, plazas y conventos de la ciudad con su ambiente en los breves días de espera hacia la Semana Santa.

No podía concluir el pregón sin una petición, al Señor Alcalde, con fundamento histórico, en la que recalca la solicitud del cambio de nombre del puente romano del Genil por el de Cristo de la Expiración que lleva solicitando durante veinticinco años sin obtener respuesta.

En la recta final, realiza una selección de pasajes en nombre de cada una de las hermandades, recitando emotivamente cada uno de ellos para terminar su larga estación describiendo nuestro destino “pregonar a Cristo en nuestras vidas y en nuestras cofradías y de ahí, ¡A la Gloria!”.

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