Un terremoto “pequeño” que muchos sintieron a lo grande

El seísmo de este pasado martes con epicentro en Santa Fe entra dentro de una magnitud moderada, aunque su poca profundidad y cercanía a los núcleos urbanos fueron clave para sentir el temblor, según el IAG

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Terremoto en Santa Fe | Foto: Archivo GD
Ángela Gómez
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Las alarmas volvieron a sonar en la provincia este pasado martes. Pasadas las 9 y 40 de la mañana, la tierra volvía a temblar con un terremoto de magnitud 4 con epicentro en Santa Fe. Las reacciones ciudadanas no tardaron en aparecer. “Qué susto”, “¿Lo habéis notado?” o “¡Qué miedo!” fueron algunos de los comentarios que se podían leer en multitud de perfiles en las redes sociales.

Este terremoto, a pesar de que ha sido uno de los seísmos que más se ha sentido en la provincia, entra dentro del catálogo de terremotos “pequeños”, según indican desde el Instituto Universitario de Investigación Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos de la Universidad de Granada.

La respuesta a la pregunta de que por qué se ha notado tanto estaría en varios factores, aunque los más determinantes son la cercanía/lejanía del hipocentro y epicentro y, por supuesto, de su magnitud.

De hecho, en 2010, Granada registró uno de 6,2 de magnitud, con epicentro en Nigüelas, que, a pesar de su magnitud, no se precibió de forma tan notoria ya que tuvo una profundidad de más de 600 kilómetros. El de este pasado martes tuvo una profundidad de doce kilómetros. Ahí la diferencia.

Uno de 4 grados de magnitud no es un gran terremoto, aunque se ha notado por ser superficial y porque su epicentro ha sido muy próximo a núcleos de población, “además de que últimamente estamos más sensibles a los terremotos y en alerta”, comenta José Morales Soto, directo del Instituto, refiriéndose a la última “oleada” de terremotos de septiembre.

No obstante, desde el propio Instituto explican que, hasta que no se estudie, no hay motivos para pensar que este movimiento sísmico pueda tener relación con el enjambre que hubo hace un mes.

Por debajo de los 3 grados se habla de “microterremotos”; entre 3 y 5,5 grados aproximadamente, de “terremotos pequeños”; de 5,5 a unos 7, de “terremotos moderados”, y ya, a partir de ahí sí se pueden definir como “grandes terremotos”.

En España, las fallas más activas se encuentran en Alicante, Murcia, Málaga y Granada; de ahí que sean las zonas en las que se suelen dar terremotos con más frecuencia.

De hecho, Granada es históricamente una de las provincias donde más terremotos se han dado. Según el Instituto Universitario de Investigación Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos de la Universidad de Granada, la provincia ha registrado 13 de los denominados terremotos históricos del sur de España, que tuvieron lugar entre el año 1880 y el 1999.

El primero de ellos, en julio de 1431, se registró en Atarfe con una magnitud de 6,5 grados, bastante superior a la del terremoto de ayer. Orce, Arenas del Rey, Santa Fe, Loja, Arenas del Rey -por partida doble, uno de ellos con magnitud 6,8, la más alta registrada-, Motril, Baza o la capital también han sido testigos de temblores históricos que, en la mayoría de ocasiones, han tenido intensidades y magnitudes mayores a las del terremoto que sacudió en la jornada de ayer la provincia.

Sin embargo, uno de los más destacados fue el terremoto de Albolote, del que hace ya 62 años, que con 5 grados de magnitud hizo temblar el municipio. Aquel día, 19 de abril de 1956, la localidad granadina vio cómo temblaban y se derrumbaban las construcciones hasta dar como resultado un pueblo "medio destruido", según cuenta una de las personas que vivieron aquel día marcado en la historia negra de los seísmos en Granada.