Un Viernes Santo de favores y devoción (vídeos)
Un largo Viernes Santo que empezaba al mediodía en el Campo del Principe, y terminaba con la llegada de la Soledad al Monasterio de San Jerónimo
Granada no faltó a la cita con el Señor de los Favores en el Campo del Príncipe. Miles de personas asistieron a este lugar tan emblemático del Realejo, para conmemorar la muerte de Cristo. Antes de que llegase la Soledad de Nuestra Señora, el acto comenzó con rezos, oraciones, cantos y lecturas. La talla, proveniente de la Iglesia de Santo Domingo, se colocaba al lado de la escultura del Señor de los Favores sobre las 14:45. Inmediatamente después, el sonido del cornetín a las tres de la tarde, anunciaba la muerte de Cristo y el silencio se hacía presente durante tres minutos. Como es habitual, en este momento, las personas congregadas allí pedían los “Tres Favores” al Señor. Esta ceremonia tan piadosa y devocional al mismo tiempo se cerraba con las palabras de don Francisco Javier Martínez, arzobispo de Granada. Inmediatamente después, la dolorosa de Manuel González emprendía el regreso a su templo, llegando a la Iglesia de santo Domingo a las cuatro de la tarde.
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La capilla anexa a la Iglesia de San Juan de Letrán acogía la primera salida de la tarde del Viernes Santo, la Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora del Amor y del Trabajo, conocida popularmente como “Ferroviarios”. Centenares de personas esperaban a esta cofradía de origen gremial en los alrededor de su sede como en el paseo central de la Avenida de la Constitución. En esta ocasión, se estrenó la remodelación del paso de Cristo y también cambiaba de acompañamiento musical, siendo la Banda de Cornetas y Tambores “Flor entre espinas” de Loja la elegida para esta estación de penitencia. El paso de palio, llevado por costaleras, se ponía en las calle al son de la marcha “Procesión de Semana Santa en Sevilla”, interpretada por la Banda de Música Ribera del Genil, que también incluían otras marchas emblemáticas dentro de su repertorio, como “Estrella Sublime” a su paso por la calle San Matías. Como ocurre cada año, el momento que se vive con más emoción dentro de esta corporación, es la Estación que se hace delante de la Basílica de San Juan de Dios. A partir de este momento, retomaba su regreso hasta llegar a su iglesia, donde centenares de personas la esperaban en la avenida de Constitución. Sobre las doce y veinte de la noche, llegaban a su capilla, el Cristo con la marcha “Arrepentimiento” y la “Reina Ferroviaria” con ovaciones, aplausos y saetas.
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La segunda cofradía en llegar a Carrera Oficial fue la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima de Mayor Dolor, conocida popularmente como los “Escolapios”. Este año se produjo un pequeño retraso, ya que las puertas de la iglesia de San José de Calasanz se abrieron a las 19:05 horas, quince minutos más tarde del horario previsto, pero rápidamente fue recuperado, cumpliéndose así los horarios en Tribuna Oficial. En primer lugar, salía el Cristo de la Expiración, imponente talla que realizó Domingo Sánchez Mesa. Debido a sus dimensiones, este paso tiene que atravesar las puertas de su sede, con la imagen bajada para agilizar esta maniobra. Este titular salía a las calles con la marcha “Filius Dei”, interpretada por la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas. Le seguía, la bella dolorosa del Mayor Dolor, conocida como la “Madona de Roma”, que atravesaba el arco de San José de Calasanz con la popular marcha “Soleá dame la mano”, tocada por la Banda Musical San Isidro de Armilla. Esta cofradía destacó en su desfile procesional por su largo cortejo como en el orden del mismo, que pudo apreciarse a su paso por la calle Ángel Ganivet, inicio de la Carrera Oficial. El Santísimo Cristo de la Expiración atravesaba la Plaza de las Pasiegas con la marcha “Consolación y Lágrimas” en una brillante chicotá. Sobre las una de la madrugaba llegaba esta hermandad a su templo, María Santísima del Mayor Dolor bajo los sones de “Reina de San Román” buscaba las puertas de su iglesia.
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El Realejo volvió a ser protagonista de esta jornada, con la Cofradía del Santísimo Cristo de los Favores y María Santísima de la Misericordia Coronada. Cientos de personas esperaban a las puertas de las capilla anexa a la Parroquia de San Cecilio, a esta hermandad. Ambos pasos se ponían en las calles bajo las órdenes de Alberto Ortega y Enrique Muñoz, y justo en este momento se dedicaron saetas a los dos titulares de esta corporación. Ayer pudimos ver en el paso de palio, dos violeteras en la peana de la dolorosa, como apoyo a los niños de séptima planta del Hospital Materno Infantil, petición de la asociación “Sonriendo se puede ganar”, de familiares de niños enfermos de cáncer. Esta dolorosa, realizada por Francisco Morales, conocida popularmente como “La Greñúa”, bajaba el Carril de San Cecilio a los sones de “Estrella Sublime”, interpretada por la Banda de Música de los Dolores. Entraba a Carrera Oficial con “Esperanza de Triana Coronada” o ya en Plaza de Pasiegas con “Misericordia Coronada”. El Santísimo Cristo de los Favores, estuvo acompañado como ya es habitual con la Agrupación Musical “La Pasión” de Linares, que se adentraba en la Catedral con la marcha “Lloras en tu soledad”. Una gran afluencia de personas esperaban a esta cofradía en su barrio donde las petalás, saetas y magistrales chicotás no cesaron hasta que los dos titulares llegaron a las puertas de su capilla, y el paso de palio precedido por una inmensa “bulla”, como es habitual. El Cristo de los Favores realizaba su última chicotá con la marcha “Cristo de los Favores” y María Santísima de la Misericordia se aproximaba a su capilla bajo los acordes de “Coronación”, “Esperanza de Triana Coronada”, “Pasan los Campanilleros” o “Misericordia Coronada”.
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La cuarta hermandad en llegar a Carrera Oficial fue la Cofradía del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad del Calvario, que salía puntualmente de la iglesia de San Gil y Santa Ana, a las 20:30 horas de la tarde. A las órdenes de Raúl Pérez, llegaba el paso a Plaza Nueva, precedido por su propio sexteto. Esta hermandad es la oficial de nuestra Semana, y por este motivo, seguían al primer paso, representaciones de las cofradías, del Ayuntamiento o la Diputación Provincial. Sebastián Pérez, presidente de la Diputación Provincial o José Torres Hurtado, alcalde de la ciudad, son algunas de las personalidades que han participado en este cortejo. Este año, la hermandad ha recuperado la escuadra de romanos que la precedían en años anteriores. El Santo Sepulcro llegaba a Santa Ana sobre las doce y veinte, mientras que la Soledad del Calvario lo hacía minutos más tarde bajo los sones de “Mi amargura”, interpretada por la Banda Municipal de Granada. Antes de que atravesase el dintel de la puerta del Templo, un costalero invidente le dedicó una saeta, convirtiendo este instante en un broche de oro para cerrar la Estación de Penitencia de este año.
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A las 18:45, la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Descendimiento del Señor, ponía su Cruz de Guía a las puertas del Monasterio de San Jerónimo. Pero antes de iniciar su desfile procesional, en el interior del monasterio, se procedía al indulto del preso, que tradicionalmente hacen cada Viernes Santo. Mucha expectación había en torno a ella, como ocurre cada Viernes Santo, y especialmente por el público más infantil que en todo el recorrido gritaba a las famosas Chías, que tocasen sus instrumentos. Después llegaron los titulares de esta corporación. El paso del Cristo, que desde el año pasado, es portado por 14 verdugos horquilleros en alto, era precedido por el sonido del tambor que anunciaba la muerte de Cristo. Después llegaba al atrio del monasterio, la “Reina de San Jerónimo”, Nuestra Señora de la Soledad, portada por el cuerpo de costaleras de esta hermandad, bajo las órdenes de Pablo Córdoba. Esta cuadrilla tuvo que realizar una difícil maniobra para que el paso de la dolorosa consiguiese atravesar el arco del atrio que da acceso a la calle Rector López Argûeta, especialmente por la altura del mismo. En el camino hacia la calle San Jerónimo, la Banda de Música de los Ángeles, interpretaba la conocida marcha “Soleá dame la mano”. Uno de los momentos más especiales fue, cuando llegaron a la calle Santa Paula, lugar donde estaba su antigua casa y mucho público la esperaba. Con retraso de quince minutos, atravesaba Carrera Oficial, regresando a su templo sobre las una de la madrugada. Miles de personas esperaban a esta dolorosa. Bajo los sones de la conocida marcha “La madrugá” realizaba las últimas chicotá antes de atravesar la puerta del monasterio de San Jerónimo con saetas y la marcha “Hossana in Excelsis”, concluyendo así su estación de penitencia.
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