Una educación en valores para niños y niñas

Gracias al avance de la tecnología lo que antes era ciencia ficción se vuelve poco a poco real, los robots, o máquinas autosuficientes que funcionan sin necesidad de apenas intervención humana son ya una realidad, asumiendo primero tareas y funciones meramente mecánicas o repetitivas para después ir abarcando otras de mayor complejidad y calado, cuya automatización supone ahorro de tiempo, dinero y esfuerzo a nivel general. Todas los grandes avances del pasado han supuesto grandes transformaciones sociales, como con la invención de la imprenta, el telar mecánico, el ferrocarril o el ordenador, de donde han surgido oportunidades para las personas para reinventarse profesionalmente o abarcar nuevos objetivos, y con la llegada de los robots la situación no es diferente.

La educación, que debe adaptarse en todo momento a los nuevos retos a los que la sociedad debe enfrentarse de cara al futuro, comienza a plantear una respuesta frente a este poderoso auge de los robots a través de la robótica, la programación y el diseño 3D, dando así oportunidad a que niños y niñas, futuros profesionales con nuevos horizontes por alcanzar, consigan las habilidades necesarias para el diseño, creación, mantenimiento y control de esas máquinas automatizadas. Es también una realidad clara que la robótica va expandiéndose por cada vez más sectores que los meramente tecnológicos, abarcando nuevos retos ya no sólo en lo industrial, sino también en sectores tan variados como la medicina, domótica, logística militar o civil, y cada vez más ramas del saber humano.

De ahí también la importancia de que las nuevas generaciones aprendan desde jóvenes las bases de la programación, algo que les permitirá en el futuro verse capacitados y capacitadas para diseñar y manejar plataformas robóticas, o incluso darles la oportunidad de trabajar en compañías que precisen integrar sistemas automatizados con que optimizar un proceso productivo, o para el desarrollo de sus tareas del día a día. Dada esa expansión de la robótica a múltiples ámbitos de la realidad, según los estudios realizados por diferentes universidades españolas, son bastantes las salidas profesionales que los jóvenes pueden encontrar alcanzando esas capacidades de programación desde momentos tempranos de sus vidas, así por ejemplo en sectores laborales como el tecnológico, alimentario, médico, industrial, comercial, militar, forestal, la minería, las telecomunicaciones o de consultoría, además de otros que progresivamente se irán incorporando en el futuro, de ahí que ya se estén creando grados especializados en robótica, como en la Universidad de Santiago de Compostela, lo que hace más importante aún que desde el colegio comiencen a enseñarse los principios de la programación y el diseño 3D.

La robótica combina diferentes disciplinas como la mecánica, la electrónica, la informática o la inteligencia artificial, con el fin último de permitir diseñar dispositivos que mejoren la calidad de vida de las personas, y con este importante desafío en mente en Escuela Junior de Ingeniería se han propuesto como objetivo acercar la ingeniería, robótica e impresión 3D a los más jóvenes y prepararlos para su futuro profesional, no sólo como grandes ingenieros e ingenieras, si no también para que puedan afrontar con éxito las exigencias de la vida real, en constante evolución gracias a los avances tecnológicos. A través de su propio método emotionlab, tratan de combinar un aprendizaje de disciplinas técnicas con otras de índole emocional, puesto que no se puede olvidar la importancia de esa vertiente de la inteligencia ni la de la cooperación con sus futuros compañeros y compañeras de trabajo, todo ello siempre de una forma muy divertida y lúdica, como forma de aproximarse a las inquietudes de los jóvenes y su forma de descubrir el mundo que les rodea.

Si quieres conocer más acerca del método emotionlab de Escuela Junior de Ingeniería visita su web: https://www.junioringenieria.es/.